domingo, 15 de julio de 2012

Ese impresentable juez Luna Ramos

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
“Somos la memoria que tenemos... 
María Teresa Jardí

Como bien señala José Saramago “somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos...”

La inmensa mayoría de los que defienden “su confort” por encima incluso de la razón. Los que se ofenden cuando les haces ver que también son proletarios porque reciben un salario a cambio de la fuerza de trabajo que realizan, aunque realicen el trabajo usando la mente. Los que no son dueños de los medios de producción. Los que saltan diciendo, indignados, que no, que ellos, en todo caso, son pequeños burgueses, aunque en el fondo se sueñen burgueses. Los que no quieren entender, porque han perdido la memoria, que ser proletario es un honor y no una vergüenza; hasta que no les toca, no se dan cuenta de que primero van por unos y luego van por los otros en las dictaduras “perfectas” y en las imperfectas.

Fui vecina a lo largo de varios años del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hoy en retiro, Juan Díaz Romero. No tengo nada de sociable y nunca fuimos amigos. Pero me consta que es un hombre decente y sé de cierto que fue uno de los buenos ministros que hemos tenido.

Lo que no quita que lo haya sido de una Corte, producto del golpe de Estado dado por Ernesto Zedillo, como antecedente necesario, ordenado por los gringos, ahora queda claro, para hacer llegar a los mexicanos a la construcción de tribunales como el TRIFE capaces de legalizar el fraude imponiendo a quien sabían que llegaba “haiga sido como haiga sido”, usurpando el lugar que mayoritariamente fue ganado por AMLO, para llegar a esa institución desarmada del todo en su estructura ética e imponer a Felipe Calderón, quien además resultó ser el entreguista a modo del imperio yanqui, que se prestó a hacer la limpia de pobres, que amenaza Peña con continuar de manera aún más intensa, poniéndola en manos de un general asesino, colombiano.

Tribunales con impresentables impuestos al frente de los mismos como es Luna Ramos, capaces de “legalizar” el golpe de Estado dado en vivo y directo por la telecracia el 1 de julio para imponer a Peña como cabeza idiota al frente de la Presidencia.

Ante el escándalo desatado por la evidencia de “la ordeña” de los ductos de Pemex”, un grupo de funcionarios de esa institución, horrorizados, supongo, con lo que pasa en nuestro país, como lo están también muchos integrantes del Poder Judicial, lo que también me consta, intentaron aprovechar para lograr un cambio.

Y uno de esos funcionarios era, por lo visto, el ingeniero Alvaro Díaz Muñoz, hijo del ministro y vecino también él, supongo, yo entonces viajaba mucho por razones de trabajo y no tenía tiempo de enterarme de la vida de los vecinos. Pero al menos hijo de quienes fueron mis vecinos. A los que envío mis más sinceras condolencias, ante el dolor intenso --al que se debe sumar, como es evidente, el horror inmenso-- por la pérdida del hijo asesinado hace unos cuantos días en Irapuato, Guanajuato.

Que primero van por unos y luego por los otros y al final llegan a todos se podría incluso decir que casi es matemático. Amén de que la historia de la humanidad se ha encargado de documentar el hecho y de ahí la importancia de no olvidar la memoria. Lo que entendió el Juez Baltazar Garzón, aunque la falange haya aprovechado su intento de rescate de la memoria a manera de cerrar heridas, con la explicación certera de lo ocurrido bajo el horror vivido por los españoles durante la guerra y a lo largo de cuarenta años de dictadura franquista. Y también habría documentado los excesos de los republicanos. A final de cuentas Garzón, en ese sentido, era obvio que iba a ser imparcial porque es un hombre con una muy clara ideología de derecha. Pero lo que usó la falange, vía sus propios compañeros de judicatura, como pretexto para inhabilitarlo, debido a otro expediente, abierto por ese juez admirable, que evidenciaba que la corrupción de la clase política española llegaba al consorte de una “infanta” contando con la complicidad del impresentable, asesino de elefantes, que se reivindica como Rey de un país que vuelve a demostrar, con los indignados y en el apoyo a sus mineros, reprimidos por Rajoy, que su corazón está con la República. Lo mismo que ha entendido el pueblo argentino

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