lunes, 30 de abril de 2012

No se puede seguir con tanta corrupción

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Bucareli 
Jacobo Zabludovsky   

Corrupción nacional


Donde aprietes sale pus, decía José Pagés Llergo. En un país donde la mordida es parte de su historia, la corrupción nunca había sido tan a la vista, tan evidente, tan extendida y profunda como ahora, gracias no a la providencia a la que tanto le debemos los mexicanos, sino a la denuncia publicada por el New York Times.

El caso Walmart me tiene muy indignado”, dijo el presidente Felipe Calderón cuando se dio cuenta, después de un intento de arrojar culpas a autoridades locales, de que su gobierno está metido hasta las manitas en la mugre y se apresuró a que la Secretaría de la Función Pública demostrara su existencia ordenándole investigar el asunto.

Ya se lo investigaron, don Felipe. El jueves en la primera página de EL UNIVERSAL, la reportera Lilia Saúl publica: “El gobierno federal favoreció en seis años a Walmart con más de 200 permisos, concesiones, licencias y autorizaciones, así como con dos mil contratos. En 2009, la delegación de la Semarnat en Quintana Roo autorizó el cambio de uso de suelo en terrenos forestales de Playa del Carmen, para la construcción de una tienda de la cadena de supermercados. Por la apertura de la sucursal se eliminaron 30 mil metros cuadrados de selva media. De la Comisión Reguladora de Energía, Walmart también ha recibido permisos para poder generar energía eléctrica… ha recibido 206 permisos, licencias y autorizaciones… dos mil dependencias federales le compran desde objetos de oficina hasta alimentos para empleados… Respecto al Banco Walmart, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores se ha negado a dar información… así como del acta constitutiva de Suburbia, Vips y El Portón”. Servido don Felipe.

Pero no es eso todo. Este columnista se convierte en el Marqués de Comillas y usted, don Felipe, ahorra tiempo y dinero si corre a sus detectives, miembros de su equipo, y delega el trabajo en periodistas. Juan Carlos Fonseca, reportero de Unomásuno, publica el jueves una entrevista con el doctor Enrique Bonilla, fundador del, nada menos, Frente Nacional contra Walmart, quien explica cómo además de no pagar sueldo a 27 mil empacadores, 17 mil acomodadores y franeleros pagan 50 pesos diarios de sus propinas y 22 mil lavadores de autos pagan 300 pesos diarios por el derecho a trabajar 11 horas diarias.

Walmart ha crecido 84% en este sexenio en que la tasa anual de crecimiento ha sido de 2%. Las autoridades laborales permiten estas prácticas… pagan los salarios más bajos del mundo a sus 240 mil trabajadores, el 30% no percibe sueldo ni prestaciones, no está en el Seguro Social como obliga la Ley Federal del Trabajo… no se pagan horas extras y tiene 60 mil “esclavos”, según el doctor Bonilla.

El gancho de los precios bajos desvía la atención de los procedimientos para lograrlos: “A los proveedores les exigen que la primera entrega sea gratuita… no pagan los impuestos que deben, sino los que quieren… en Alemania, el gobierno obligó a la tienda a respetar la normatividad y la tienda se retiró del país porque no alcanzó las ganancias que esperaba”.

¿Se sabía eso en México? Seguramente, pero los medios de difusión, impresos o electrónicos, están advertidos por Walmart: cualquier ataque significará la pérdida de la publicidad de uno de los más grandes anunciantes del país.

La corrupción tiene una semejanza con el narcotráfico: ha crecido en los dos últimos gobiernos. Y una diferencia: mientras la guerra contra el narcotráfico fue declarada por el señor Calderón, la lucha contra la corrupción ha sido la basura que se barre debajo del tapete. En ambos casos las consecuencias son catastróficas.

Más de 100 mil bajas, entre muertos, desaparecidos, heridos y desplazados en el derrotado combate a la delincuencia, mientras que la apatía frente a sobornos, complicidades y tráfico de influencias ha producido fortunas fantásticas cuyos dueños y magnitud empiezan a salir a la luz.

En los siete meses de vida del actual gobierno, poco se puede esperar en cuanto a la contención de esos graves males. Pero en las campañas electorales, el compromiso, no sólo la promesa, sino el compromiso garantizado de poner fin a una guerra perdida y a una delincuencia que involucra a los poderes públicos, será un argumento decisivo para orientar el voto. Ninguno en favor de quien continúe por el mismo camino o pague apoyo con impunidad.

La lucha contra la corrupción es el tema puesto sobre la mesa por la denuncia del periódico neoyorquino. Cualquier candidato que rehuya o soslaye el asunto, primero que debe ser encarado categóricamente y sin ambigüedades, se hace sospechoso y no merece nuestra confianza. En cualquier programa de gobierno debe ser el propósito inicial.

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