El PAN es ya un perdedor pertinaz
Álvaro Cepeda Neri
El expresidente Vicente Fox, el actual Felipe Calderón y el resto de los panistas son un estorbo nacional. Son rateros en serio, al superar a sus adversarios priístas que avanzan incontenibles para un regreso al pasado con Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México, o la oportunidad de renovarse si el candidato es el senador Manlio Fabio Beltrones. Ejercieron un mal gobierno con ineficacia, corrupción y, como no estaban preparados para gobernar, cabezas duras, nada aprendieron en las dos oportunidades que la coyuntura de la alternancia les ofreció en bandeja de oro.
Y por querer hacerse del poder presidencial a cualquier precio, retenerlo y prolongarlo sin un programa político, económico, social ni cultural, el país acusa daños irreversibles, al creer (¡creyentes!) que con padrenuestros y al dejar sin controles ni intervenciones conforme a las necesidades democráticas y republicanas, que el mercado libre decidiera, resolverían los problemas. Esto genera muchísima más pobreza, millones de jóvenes a las calles, aumento y consolidación del narcotráfico y las delincuencias que se apoderan de enclaves geopolíticos y la descomposición de militares, policía y funcionarios de todo nivel.
El gobierno que a duras penas y con ayuda del expresidente Ernesto Zedillo (que no era priísta) ganaron, en dos sexenios Fox, Calderón y sus cárteles políticos de Iglesia, con sus respectivas adicciones (idiotismo y alcoholismo), lo perdieron, como también el partido que, por lo pronto, perderá las elecciones presidenciales. No tienen un candidato capaz de cruzar el rubicán. Ni el senador, Santiago Creel, ni Josefina Vázquez Mota, presidenta de la Junta de Coordinación Política en la Cámara de Diputados (quien parece el doble de Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, con sus múltiples cirugías plásticas en la cara: dos momias); ni Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública, ni mucho menos el enloquecido Ernesto Cordero, secretario de Hacienda y Crédito Público,[] como tampoco el “periodista” y expulsado, seudosonorense Manuel Espino, que anda con el petate del muerto de “volver a empezar”.
El Partido Acción Nacional (PAN) no tiene siquiera alguien medianamente capaz. Las mediocridades de Fox y Calderón (uno alto y demasiado tonto; el otro; “chaparrito, pelón y de lentes”, como lo definió Espino ganándose con esto y posteriores actos, el odio de Calderón y quien ordenó al desgobernador de Sonora, Guillermo Padrés, expulsar a Espino del PAN), no dejaron espacios para la formación de cuando menos uno para salir al frente. Y a última hora, Calderón carga el cadáver de Juan Camilo Mouriño, exsecretario de Gobernación (su “accidente” es una muerte parecida a la del político Luis Donaldo Colosio, para quitarlo de en medio), se decidió por Cordero… o el loquito de Javier Lozano, secretario del Trabajo y Previsión Social, por Juan Francisco Molinar Horcasitas, secretario de Comunicaciones y Transportes, y dejaron por la libre a Vázquez Mota y a lo lejos Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco… ninguno tiene tamaños.
Son enanos de la grilla con sólo interés por figurar. Con cualquiera de ellos el PAN tiene asegurada la derrota, y en una de esas se va al sótano de las votaciones, para quedar atrás del Partido Revolucionario Institucional, el Partido de la Revolución Democrática si no se autodestruye al postular a Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal. Y hasta por debajo del Partido del Trabajo, al acompañar el PAN a Nueva Alianza. Así que éste está fuera de la jugada electoral, con todo y que de aquí a las elecciones Calderón, atrapado en sus perversidades, se decida a favor de Vázquez Mota para impedir que sea Creel el abanderado y el único que impediría que el PAN se quede al último de la fila.
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