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Francisco Rodríguez
Grito o silencio
Lunes, 15 de Septiembre de 2008
Dice mi amigo José de la Luz que existe un gran divorcio entre el Distrito Federal y lo que él llama "la provincia". Tal es cierto en muchos sentidos. Aunque cada vez menos en el aspecto seguridad.
No sé cuál sea ahora mismo el ánimo septembrino en "la hermosa República Mexicana", pero por lo que hace a la capital nacional, éste prácticamente es inexistente. No se ven banderas tricolores en los vehículos. Muy pocos son los vecinos del DF que, cual sucedía no ha mucho, han colocado lábaros patrios en las fachadas de sus casas. Los vendedores ambulantes de rehiletes, espanta-suegras y confeti que dan colorido a ciertas esquinas, sólo cabecean su modorra ante las nulas ventas.
Hay desánimo. No hay ambiente festivo.
Peor todavía, en la red circula una invitación a no "gritar", a darles plantón a los dizque gobernantes, a dejarlos con sus plazas vacías:
"Hagamos algo con verdadero valor para México, algo que de verdad demuestre que estamos unidos, y en desacuerdo con la manera de combatir la inseguridad.
"Este 15 y 16 de septiembre démosle la espalda a nuestros gobernantes. "Dejemos que ellos solos celebren las fiestas patrias. Que por primera vez en la historia de este país, El Grito de Independencia y libertad sea un gran silencio de inconformidad y disgusto.
"Que sientan los principales líderes y mandatarios de este país que nosotros también podemos darles la espalda. Esto es lo que mueve, esto es lo que hace reaccionar, esto es saber que es tener a un país secuestrado.
"No estamos en tiempos de decir ¡Viva México!, ni de festejar nada, ni de ir a aplaudirle al Ejército ni a un mandatario, gobernante, que no ha podido controlar nada ni darnos bienestar. Ni mucho menos seguridad.
"Así que propongo que este 15 de Septiembre no haya grito sino un gran silencio de enojo y reclamo. Dejemos solos a los gobernadores, al mandatario federal, en sus respectivas plazas, que le den su grito al aire y se lo crean ellos…
"Pocas veces en los tiempos recientes en México había campeado tal desánimo, pero a fin de cuentas, un desánimo productivo.
Porque todo indica que estamos avanzando del patrioterismo al patriotismo.
El primero, el patrioterismo, dicen los sociólogos, es siempre una desviación, un atajo, una operación de enmascaramiento de la verdad que, en definitiva, no representa los verdaderos intereses de la mayoría sino sólo los de los grupos dirigentes que dicen ser los representantes de la Patria.
El patriotismo, en cambio, "es un pensamiento que vincula a un ser humano con su Patria. Es el sentimiento que tiene un ser humano por la tierra natal o adoptiva a la que se siente ligado por unos determinados valores, cultura, historia y afectos. Es el equivalente colectivo al orgullo que siente una persona por pertenecer a una familia o cofradía (Wikipedia)".
La disyuntiva está planteada: ¿Grito patriotero? ¿Silencio patriota?
Usted elija.
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