¿Lloriqueos, Ciro? (Segunda de dos partes)
Viernes, 19 Septiembre, 2008
Continúa la carta de Epigmenio Ibarra, en respuesta al artículo que publiqué el martes:
Viernes, 19 Septiembre, 2008
Continúa la carta de Epigmenio Ibarra, en respuesta al artículo que publiqué el martes:
Hay pues Ciro –para muchos millones de mexicanos como yo– un muy razonable margen de duda y habemos en consecuencia quienes, sin lloriquear, consideramos que entre los muchos males que nos aquejan está precisamente el de carecer, como carecemos y los hechos lo demuestran, de un gobierno con la legitimidad necesaria y suficiente para generar el consenso que México, en esta hora grave, demanda.
No te considero un “fusilero de la guerra sucia”. Cuestiono, eso sí, el análisis que haces sobre los supuestos intentos “golpistas” y sobre todo, de la viabilidad de los mismos a manos de un movimiento político al que si bien no le faltan razones le sobra –y los hechos lo demuestran– institucionalidad. Nunca he escuchado nada que vaya más allá de un programa de resistencia civil pacífica.
Entendiendo claro, de eso se trata, que resistir –un derecho ciudadano– es poner coto a la acción del gobierno.
Tanta insistencia tuya en el “cuento del derrocamiento”, puede, mucho me temo, además de representar una falla de puntería analítica y una especulación apocalíptica de esa que dices que no haces, alentar el linchamiento y la persecución de la que tu mismo te dices víctima.
Que Calderón no termine su mandato es, como en cualquier régimen democrático y más todavía en nuestras circunstancias, algo posible y quizás, incluso, algo deseable. Me pregunté, te pregunté qué pasaría si eso sucediera. El país se hunde Ciro, creo que en eso estaremos de acuerdo. Hay un pensamiento de Miguel de Unamuno, el mismo que dijo a los franquistas: “Venceréis pero no convenceréis”; que, a propósito de la magnitud de los retos que como nación enfrentamos, ronda con frecuencia en mi cabeza: “De escultores y no de sastres es la tarea”.
Lloriquear, termino con esto Ciro y perdona que insista, no es lo mío. Llorar sí; de dolor, de rabia, de impotencia como lloran hoy muchos otros mexicanos ante la patria rota.
Epigmenio Ibarra
comento:
Que orgullo ser un Mexicano que quiere a su Patria, DON EPIGMENIO IBARRA da muestras de ello a manos llenas, mis respetos Epigmenio le das una lección a este CIRO que es un mejicanito de pacotilla, GRACIAS
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