Empiezo, y tomo prestado el titulo de mi colaboración de hoy, con otro comentario de mi amigo Jesús, a quien algunos de ustedes conocen, pero otros no, por lo que añado, en el entendido de que los que nada debemos nunca actuamos en el anonimato, que se apellida Michel Cuen, defensor de Derechos Humanos desde siempre, excelente padre, gran amigo, hombre bueno y con un talento especial para analizar lo que ya está y también lo que vendrá y quien por azares de la vida acaba de cambiar su residencia de Jalapa a Morelia.
Por María Teresa Jardí
“Hola Tere, recibí tu mensaje y con él el ánimo que me comunicas y que te agradezco. No sabes cómo le llega a uno y lo impacta un fenómeno así, la guerra ejercida sin declaración contra cualquiera. También creo que es del tamaño de la perversión de agencias como la CIA, pero no creo que sólo se trate de someter sino de fragmentar y mutilar, eso que hacen los instrumentos empleados. Un abrazote, Jesús”.
Y, sí, estoy de acuerdo, como lo estarán ustedes, con él. En un país donde no cabe esperar que los asesinados a granadazos merezcan algo más que fabricados culpables a modo del deshumanizado sistema que cada día cobra vidas a cargo de los empleadores y protectores de los AFIS, ejemplificadas hoy, por Lorena González, la secuestradora, empleada y protegida, por Genaro García Luna.
En un país donde se llega —a pesar de ser pública la contaminación de la policía, que no se tiene, porque fungen sus elementos como parte destacada del hampa— a la brutalidad esbozada, en las cabezas cortadas, sin que caiga una cabeza, de la cabeza encargada de la “seguridad” nacional, pública y jurídica. Digo, para fingir, al menos ¿no?
Sí, con los fragmentados cuerpos del pueblo michoacano busca la usurpación mutilar también el alma de cada mexicano. Se trata de desgarrar, a punta de granadazos, el tejido social. Se trata de lograr que ya ni con el mejor de los telares se pueda nunca reparar el de suyo maltrecho tejido social.
Se busca que los que insistimos en oponernos al agravio, que no merece la Patria, entendamos de una buena vez que el petróleo se entrega a quien se haya decidido que se le va a entregar y también todo lo demás.
En los que impulsan a los otros a asesinar a sangre fría a una multitud desprevenida y desprotegida. En los equipados por la CIA como kaibiles para que se conviertan en Zetas ya entrenados. En los que asesinan perros y gatos para que no afeen el paisaje prestado por Roberto Hernández, para la reunión de Bush con el usurpador Calderón, para afinar detalles para la aplicación del PLAN MEXICO, están los que son capaces, lo mismo de cortar cabezas, que de ejecutar albañiles, para imponer el terrorismo de Estado, que es el peor de todos los terrorismos porque es el que se ejerce desde el Poder, a nombre del Poder, utilizando la fuerza del Estado.
¡Por Dios! revisemos la historia de América Latina. En la silla usurpada del Poder Ejecutivo federal están los asesinos intelectuales de las multitudes desprevenidas y desprotegidas, que se suman lo mismo en La Marquesa que en Morelia que en otros lugares. No cualquiera mata a sangre fría y menos aún a personas inocentes elegidas al azar para tirarlas en un parque recreativo o en medio de una fiesta cívica.
Lo que ocurre en México tiene la firma de la CIA. Ahí está también el 68 para probarlo. En los que pueden impulsar el terrorismo de Estado están los asesinos. En la derecha fascista que usurpa el poder en México, con el PAN a la cabeza, están ubicados los que son capaces de atacar a una multitud indefensa a sangre fría.
Y, por si fueran pocos a los muchos datos que saltan a la vista, como el haber dejado ir a los sospechosos que la policía entregó a la Procuraduría moreliana, ya se suman otros, como el atentado de la ETA, desde ya demasiado tiempo atrás abiertamente al servicio de la derecha española, que comanda Aznar, amigo y mentor del usurpador mexicano, derecha interesada en los bienes también que le quedan a la nación mexicana y que pertenecen al pueblo mexicano y sin los cuales la república deja de ser y el país pasa a ser el patio trasero del país, cabeza de la misma derecha, que busca aniquilar a los pueblos lo mismo en Estados Unidos, que en México, que Argentina, que en Bolivia…
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