¡¡Exijamos lo Imposible!!
Pemex, un polvorín
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Dudas sobre orígenes del gas explosivo
Negligencia y corrupción causan tragedias
IFE encubre a Peña Nieto, acusan en PRD
Investigan prácticas irregulares en el IFAI
Contra todo, PRI empuja reformas de EPN
Va reforma educativa; EEG varía postura
“La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de la salvación”.- Ramón J. Sénder
La administración de Enrique Peña Nieto no pudo disfrutar ni siquiera un
periodo mínimo de “luna de miel” con el pueblo mexicano, debido al gran
número de asuntos de carácter nacional en que el nuevo gobierno federal
ha caído en un lamentable descrédito y peligrosa desconfianza que no
abonan en nada a la gobernabilidad del país. La tragedia en las oficinas
de Pemex, cuyas dudas sobre las verdaderas causas prevalecen en la
opinión pública, se suman al descrédito inocultable en la Suprema Corte
de Justicia de la Nación tras la liberación de la francesa Florence
Cassez, y ahora al desdoro del IFE por la actuación de los consejeros
electorales en el encubrimiento de los excesivos gastos de campaña del
candidato presidencial del PRI-PVEM. Y para acabarla, el IFAI también se
encuentra en el ojo del huracán.
Si lo dicho por el procurador Jesús Murillo Karam tuviese una dosis
mínima de información real, si pese a todas las lagunas que en torno a
la mentada fuga de gas, mismas que no dieron cuenta ni del origen, ni
del nombre, ni de cómo llegaron a ese edificio y mucho menos
consideraron que habían pasado días suficientes en labor de
mantenimiento como para que se produjera semejante explosión, ni de
chiste se habrían realizado las movilizaciones de desalojo que se
vivieron la mañana de ayer en los tres edificios que componen el
corporativo administrativo de la paraestatal más importante del país.
Tan absurdo, como la fuga de gas, resultó la explicación del olor que
provenía de una bolsa con comida en proceso de descomposición. Los
olores, que podrían haber emanado de un pequeño envoltorio, no son para
originar la movilización que se vivió en los inmuebles. Incluso, la
presencia del abusivo líder petrolero y su rostro demostraban que el
peligro está latente. ¿Qué clase de peligro? Nos parece que, dado que en
nuestro territorio la inteligencia, tanto una y otra, están ausentes,
los directivos y los cuerpos policíacos e incluso los de las fuerzas
armadas, todavía no le encuentran la cuadratura al círculo y sólo falta
que escuchemos lo clásico: la delincuencia organizada, como si ésta no
ocupara ya grandes espacios entre los de cuello blanco y que cobran como
funcionarios públicos.
El antecedente de todos estos temores se presentó unas horas antes,
cuando tuvieron que desalojar el hospital de Pemex ubicado en
Azcapotzalco, ante la llamada por la supuesta colocación de una bomba en
esas instalaciones. De inmediato, se procedió a sacar a todos los
pacientes de las distintas áreas, incluso las de terapia intensiva, y no
quedó un solo ser humano dentro del inmueble. Llegaron las fuerzas
armadas, la policía y con perros recorrieron palmo a palmo el edifico,
todos los pisos, los quirófanos, las salas de consulta, las
administrativas y no encontraron absolutamente nada.
El pánico ha hecho presa no sólo a los trabajadores, sino a los
directivos que intentan de una y mil formas ocultar lo que realmente
existe detrás de estas llamadas y de las alertas que despierta,
supuestamente una bolsa con comida en proceso de descomposición y,
respecto a ese mentado gas del que ya los caricaturistas han hecho
suficiente mofa al señalar que aún no se sabe si es metano, zutano o
mengano, ya la gente en las redes sociales habla de los gases que
produce el estómago cuando se consumen habas o frijoles negros o bayos y
las explosiones que pueden resultar mortales no sólo para el que las
expulsa, sino para quienes lo rodean.
Incomprensible resulta, para muchos otros, la postura adoptada por el
rector José Narro avalando lo dicho por la PGR, sin que se conozca un
solo nombre de los supuestos expertos que han participado en la
investigación sobre la explosión en la Torre. No se concibe que pueda
encontrarse un hombre con su prestigio ya al servicio de lo que difunden
las televisoras en donde, en las últimas horas, se han dedicado a
proyectar las dizque labores de rescate en las que se percibe claramente
la falta de coordinación, de orden, de experiencia, los gritos van de
un lado a otro y los llamados al silencio para poder escuchar los
gemidos de los atrapados se repiten una y otra vez, ante los sordos
oídos de quienes nada saben de este tipo de acciones.
En lo que va del siglo, vale la pena señalar la explosión por fuga de
gasolina en la torre fraccionadora de la refinería Miguel Hidalgo, en
Tula, donde se registró un muerto y 13 heridos en diciembre del 2001; un
año después, en mayo, se incendió el complejo petroquímico de Poza
Rica, en Veracruz, causado por la fuga de combustible. Hubo otro muerto y
dos lesionados; al año siguiente, en junio, explotaron dos ductos, uno
de gas natural y otro de gasolina en Ciudad Mendoza, también en
Veracruz, con un saldo de 5 muertos y 80 heridos.
Diciembre del 2004 supo de la explosión e incendio de una estación de
bombeo de Mazurniapan, en Santiago Tuxtla, Veracruz. Hubo 7 heridos y un
derrame de 10 mil litros de combustible en el río Coatzacoalcos; Julio
del 2005, en la autopista Reforma-Dos Bocas, en Veracruz, explotó un
gasoducto de 48 pulgadas de diámetro dejando como saldo dos muertos, 13
heridos y 8 casas destrozadas.
En el 2006, en octubre, explotó y se incendió el buque tanque
Quetzalcóatl, anclado en la terminal Marítima de Pajaritos, con un saldo
de 8 muertos, un desaparecido y 14 lesionados. Ya con Calderón en la
presidencia, pero con la misma cadena de complicidades con el Sindicato
petrolero que nada ha hecho por buscar el óptimo mantenimiento de las
instalaciones petroleras, se presentó una fuga de aceite y gas en el
pozo Kab 101, en la sonda de Campeche, que dejó 20 muertos y dos
desaparecidos.
Julio del 2009 registró otra explosión, ésta en el tramo Trampas-Samaría
II-Nudo Cárdenas, en Tabasco, luego de que los trabajadores de Tajín
Construcciones y MS de México realizaban trabajos de limpieza. En el
2010, en septiembre, una fuga de gas en un compresor de la refinería
Cadereyta dejó un muerto y dos heridos; en noviembre del 2011, una
explosión en los ductos de San Martín Texmelucan dejó 30 muertos, 53
heridos, 80 casas afectadas y un cálculo muy por encima de daños por 329
millones de pesos.
Casi al término del mandato calderonista, en septiembre del año pasado,
murieron 30 personas en explosión de planta de gas en el centro receptor
de gas y condensados en Tamaulipas. En esa ocasión, el cínico dirigente
petrolero, Carlos Romero Deschamps, pidió a los reporteros no exagerar
la nota porque la explosión de esa planta de gas no fue la peor tragedia
de Pemex, sino la ocurrida hace 20 años en Guadalajara, Jalisco, cuando
derrames de gasolina en el sistema de alcantarillado destruyó, mediante
explosiones, 17 kilómetros de calle, matando al menos a 209 personas
(cifra oficial no creíble) y causando pérdidas económicas incalculables.
Hubo otro incendio en el mismo mes de noviembre de 2011, en la refinería
Francisco I. Madero, también en Tamaulipas, con un saldo de muerte y la
ruptura de un ducto en el complejo petroquímico Morelos, donde también
hubo un fallecido.
También aparece el encontronazo de dos helicópteros que transportaban
personal de Pemex a las plataformas petroleras en las costas de
Campeche. Murieron 22 el 18 de noviembre de 1998. El 22 de abril de
1992, en Guadalajara, se produjo una fuga de gasolina de un ducto de
Pemex, lo que causó una explosión que dejó aproximadamente 210 muertos.
Es difícil olvidar el accidente de octubre de 2007, cuando 22
trabajadores murieron y decenas resultaron heridos en un accidente en la
plataforma Usumacinta, en la Sonda de Campeche. Al parecer, fuertes
vientos y altas olas en el Golfo desencadenaron el accidente. En 1984,
también en noviembre, más de 500 personas murieron mientras dormían, en
su mayoría calcinadas o envenenadas por gas propano, y más de dos mil
resultaron heridas en las violentas explosiones ocurridas en una planta
de gas licuado de petróleo en San Juan Ixhuatepec.
Visto así, es natural que nadie crea lo del mentado gas que ha reportado
Murillo Karam, que estén a la vista sobre lo que puede acontecer en un
número mayor de instalaciones petroleras, y no es necesario salir a
buscar terroristas, dados los antecedentes, el número de accidentes, lo
que los ha provocado esta actividad, la desempeñan los mismos
funcionarios y líderes petroleros de la empresa. Dentro del gobierno, de
las malas administraciones, de la corrupción, de las complicidad es
desde donde se encuentran los culpables de los ya cientos de muertos que
tiene como saldo la actividad de Pemex. No hay que ir muy lejos por los
culpables, el procurador, las autoridades, los tienen frente a sí.
Lástima que la mayoría sean cómplices.
La desconfianza es de tal magnitud, que se agendó una comparecencia para
el próximo lunes, de los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong; de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y de los titulares de
la Procuraduría General de la República, Jesús Murillo Karam, y de
Pemex, Emilio Lozoya, quienes se reunirán a puerta cerrada con los
senadores en la Cámara alta, Manuel Camacho, del PRD; Ismael Hernández,
del PRI; y Fernando Yunes del PAN, así como los diputados Lízbeth Rosas
Montero, del PRD; Raúl Macías Sandoval, del PRI, y Adrián González, del
PAN, que seguramente se convertirá en otro montaje más para dar
carpetazo al asunto.
Ya de entrada, la diputada Rosas Moreno destacó: “Debemos saber
totalmente qué fue lo que pasó y qué es lo que se está haciendo en el
gobierno para que este tipo de tragedias no se vuelva a repetir nunca
más”. La legisladora confirmó que por tratarse de un asunto de seguridad
nacional, la reunión de la comisión bicameral con los funcionarios será
de carácter privado. No habrá límite de tiempo ni de preguntas, y se
pretende que en esa reunión se desahoguen todos los temas y dudas de los
legisladores.
SEGÚN EL SAPO ES LA…
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