En esta sola calle se contaro 60 espetaculares en fila india
¡¡Exijamos lo Imposible!!Contralínea
Solamente a Peña Nieto le venden espectaculares de 5 mil pesos
Netzaí Sandoval Ballesteros*
En cualquier organismo mexicano que
examinemos, encontraremos a una persona que funge como rey y que ejerce
poder ilimitado (dentro de sus posibilidades) por derecho divino; un
administrador incompetente, y uno o muchos esclavos.
Jorge Ibargüengoitia
El Instituto Federal Electoral (IFE) decidió el pasado miércoles 23 de enero, en una votación de cinco contra cuatro, exonerar a los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista de México (PVEM) y a su candidato Enrique Peña Nieto por el famoso caso Monex.
La mayoría de los medios de
comunicación y de los opinadores seguramente tratarán el tema en sus
respectivos espacios. Lo burdo de la decisión me impide por ahora emitir
una opinión que no esté nublada por la indignación y la rabia
como ciudadano. Baste decir que el voto decisivo fue emitido por un
abogado que antes de ser consejero electoral fue secretario del Trabajo
en el gobierno de José López Portillo, procurador General de la
República en el gobierno del ya fallecido Miguel de la Madrid y
secretario general del PRI.
Pero además, el Consejo General del IFE tomó otras decisiones dignas de analizarse.
Resolvió parcialmente un recurso de
queja promovido por una organización ciudadana, el Q-UFRPP 275/12. El
hecho es de por sí interesante, pues se trata probablemente de la
primera queja en la historia del IFE, presentada por ciudadanos, que se
considera fundada (es decir, en el que los ciudadanos “vencieron”
procesalmente a un partido político).
La organización Todos Contamos, que
realizó un monitoreo imparcial sobre el proceso electoral de 2012,
presentó, por conducto de su coordinador Pablo Amílcar Sandoval, una
serie de pruebas –fotografías y videos recabados por ciudadanos– que
documentan múltiples irregularidades.
Casi la totalidad de las
irregularidades que detectaron se relacionaban con el candidato del PRI y
del PVEM. En su escrito, solicitaron a la autoridad electoral que
complementara las pruebas que ellos ofrecían con otras diligencias y
documentos que permitirían acreditar completamente las denuncias
consistentes en compra del voto, compra de credenciales, datos y claves
de elector; condicionamiento de programas de gobierno; violación de la
secrecía del voto; utilización de recursos públicos con fines
electorales; interferencia de sectores religiosos en el proceso
electoral; irregularidades en boletas, materiales y credenciales para
votar; y gastos de campaña presumiblemente no reportados.
A pesar de que la organización Todos
Contamos evidenció cientos de casos, el IFE únicamente retomó ocho de
sus denuncias para resolverlas en el citado expediente. Solamente en
estos pocos casos decidió complementar la denuncia que hacían los
ciudadanos con la información que la autoridad electoral tenía a su
disposición.
Al hacerlo, advirtió que Enrique Peña
Nieto y los partidos que lo presentaron como candidato a la Presidencia
de la República habían omitido reportar las bardas y espectaculares
dentro de sus gastos de campaña. Esto resulta grave no solamente porque
se oculta información y se realizan gastos sin supervisión de la
autoridad electoral, sino porque además se impide la adecuada
fiscalización del financiamiento del PRI.
Es decir, ocultar gastos de campaña
hace que la competencia sea desleal, pero además, permite al PRI manejar
recursos cuya procedencia (posiblemente ilícita) desconoce tanto el IFE
como la ciudadanía. Todos Contamos evidenció así que la elección de
2012 no fue equitativa, pero además, que en la campaña de Peña Nieto
existieron recursos cuya procedencia es desconocida.
El IFE debió ante esto realizar una
profunda investigación y exigirle al PRI que acreditara el origen lícito
de esos recursos. Permitir que dinero ilícito se infiltre en la
política nacional acabará por destruir la de por sí ya endeble y
maltrecha democracia mexicana.
En lugar de ello, el Instituto toma
por buenas las afirmaciones del PRI y del Partido Verde Ecologista de
México que, como deja patente el expediente de la queja, se limitaron a
afirmar una y otra vez que ellos no sabían nada de esos espectaculares
en los que aparecían sus logotipos y el rostro de su candidato. Además
sostienen que no pueden ser sancionados por la aparición espontánea de
propaganda de su candidato, cuyo origen ellos desconocen.
El IFE acepta las afirmaciones del PRI sin realizar mayor investigación, con lo que convalida la teoría de la generación espontánea de espectaculares.
Esta teoría –que concluye que los espectaculares fueron aportaciones
“en especie” por parte de personas no identificadas– es digna de una
jurisprudencia del “imparcial” Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación mexicano, que puede ser discutida en la próxima cena que
mantengan con los esbirros de Enrique Peña Nieto para discutir los
términos en los que habrán de resolver, en última instancia, el asunto
que comentamos. Evidentemente no puedo probar que ocurrirá una cena que
todavía no tiene lugar, pero recordemos que es práctica del Tribunal
Electoral reunirse con emisarios de Peña para discutir los asuntos en
los que se ve involucrado (ver http://bit.ly/geCRLU).
Pero la belleza y generosidad del IFE
no paran aquí. Además de creer todo lo que el PRI dice, lograron hacerle
un “descuentito” al momento de cuantificar la multa. Resulta que al
tiempo de considerar la gravedad de la infracción (pues incluso recibir
aportaciones en especie de personas no identificadas es ilegal) la
autoridad electoral realizó un estudio de mercado para saber el precio
de los espectaculares y sancionar en consecuencia.
Pues resulta que el estudio de mercado
del IFE les permitió concluir que los espectaculares de Peña Nieto son
más baratos que las pintas en las bardas.
¡Sí, señor lector! ¡Sí, querida
lectora! Solamente en el caso de la campaña priísta a la Presidencia es
más barato poner espectaculares que pintar bardas.
El truco está en los servicios que
cotizó el IFE. Solamente preguntó a algunos proveedores cuánto costaba
fabricar los espectaculares. Y eso es lo que tomó en cuenta para
sancionar al PRI, es decir, el costo del plástico de las dimensiones de
un espectacular. Sin embargo, no cotizó el precio de la renta de los
espectaculares. Por eso el IFE concluye que es más barato pintar bardas
que los espectaculares, pues no toma en cuenta el costo de la renta de
los espacios que en el caso de los espectaculares es, evidentemente, lo
más caro.
La última bofetada a la
ciudadanía es el precio que utilizan en el IFE para sancionar al PRI: 5
mil 742 pesos en el Distrito Federal. Si el IFE tuviera razón, los
espectaculares serían el medio de publicidad más barato del mundo.
Es posible que alguien en el Instituto
Federal Electoral, en la Unidad de Fiscalización, cometiera un error al
hacer su trabajo. También puede ser que todo haya sido a propósito. Lo
negativo es que los consejeros en el IFE se creen a sí mismos reyes
que ejercen un poder ilimitado (como diría Ibargüengoitia) y son
renuentes a reconocer sus errores. Si los ciudadanos nos quedamos
callados, podría ser que un día nos demos cuenta de que nosotros somos
sus esclavos.
*Abogado por la Universidad Nacional Autónoma de México; posgraduado en administración de justicia
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