Indice Político
Por Francisco Rodríguez
Limpiar la elección
Desde
hace justo seis años, Felipe Calderón carga –y cargará para la
Historia— el estigma de haber ocupado la Presidencia de la República,
merced a un mayúsculo fraude electoral. Seguro habremos muchos quienes
no quisiéramos la misma suerte para el país los próximos seis años, lo
mismo que para quien las encuestas de salida y el PREP colocan, hasta
ahora, como el candidato virtualmente ganador… no obstante las
trapacerías –verdaderos delitos electorales—, mapacheo, compra de votos,
excesivo e ilegal rebase de los topes económicos de campaña, uso de las
encuestas como propaganda política, amén de carruseles, tacos, urnas
robadas y/o embarazadas, falsificación de resultados, etc., que se
reportan en no pocos puntos de la geografía nacional.
Por tal es que Enrique Peña Nieto –y con él, sus muy influyentes
asesores— debería ser el primero en exigir que se limpie la elección,
pues a todas luces fue un proceso que estuvo viciado de principio a fin.
Porque la experiencia lo dicta: sin limpieza electoral no hay gobernabilidad.
Los resultados preliminares conocidos hasta hoy mueven a la duda y a la
sospecha. El candidato presidencial del PRI jugó en su cancha –con el
IFE y Calderón como árbitros— y con sus reglas. Y aún así, aquellos 20
puntos de ventaja que le daban las encue$ta$ quedaron a lo más en sólo
ocho. Otros 15 días más de campaña, se les habría acabado el dinero, y
su delantera se habría esfumado.
Queda como recurso de limpieza el Tribunal Electoral, pero ya sabemos de qué lado ma$ca esa iguana.
La última vez que ese Tribunal anuló elecciones para gobernador fue en
los estados de Tabasco y Colima –hace poco más de seis años—, cuyos
resultados fueron igualmente estrechos. En ambos casos justificó su
fallo en el hecho de que las violaciones incurridas eran de tal manera
“graves o trascendentes”, que habían puesto en duda “la credibilidad y
la legitimidad de los comicios” y que por lo tanto esas elecciones no
eran “aptas para surtir efectos legales”.
En efecto, el Tribunal Electoral tiene la facultad de declarar la
validez de las elecciones, que hasta 1994 estaba reservada a la Cámara
de Diputados. No podría ponerse en duda que la competencia para validar
una elección supone la capacidad jurídica de invalidarla. Caso en el
cual, conforme a la ley debiera convocarse a nuevas elecciones en un
plazo de cuarenta y cinco días.
Pero en la siempre cambiante legislación mexicana la facultad concedida
al respecto a la Suprema Corte de Justicia no es vinculante. Se la
capacita no obstante para la averiguación de hechos que constituyan
“violación del voto público”, siempre que a su juicio “pudiera ponerse
en duda la legalidad de todo un proceso de elección de alguno de los
Poderes de la Unión”. En ese caso, enviará los resultados de la
investigación a los órganos competentes; esto es, ¡al propio Tribunal!
Esta última disposición corresponde al papel asignado a la Corte en los
casos de violaciones graves de los derechos humanos. Se basa en que el
derecho al sufragio es una prerrogativa ciudadana inviolable. También,
en la premisa mayor de que la potestad de elegir libremente a los
gobernantes es el fundamento mismo de la soberanía.
Sin embargo, la demanda social, en estos momentos al menos, no apunta
hacia la nulidad de la elección. Su reclamo es otro. Lo que se pide, lo
exigible, es “limpiar la elección”, reivindicación que viene desde el
histórico fraude de 1988. La gente no busca que el sufragio sea anulado,
sino que sea respetado.
De ahí la encendida popularidad del grito: “Voto por voto, casilla por
casilla”, que hizo temblar a los podero$o$ hace seis años… hasta que se
salieron con la suya e impusieron a Felipe Calderón.
Mal negocio. Pésimo no sólo para los poderes fácticos, sino para toda la Nación.
Hoy hay la sensación de haber sido víctimas de una “elección de Estado”,
a cargo de los poderes fácticos y de los gobernadores priístas. Lo que
es más grave: se está perdiendo la confianza en el funcionamiento del
sistema electoral que con tantos sacrificios fue construido para
derrocar al antiguo régimen… sólo para que volviera disfrazado de
¡antiguo régimen!
¿O no?
Índice Flamígero: “Esto apenas comienza” se denomina la nueva
convocatoria de #YoSoy132, quienes denuncian hubo “coacción del voto”.
En Jalisco, por ejemplo, esta organización juvenil fue más precisa:
“Hemos podido corroborar in situ que el proceso electoral presenta un
conjunto de graves irregularidades que ponen en tela de juicio la
transparencia de los comicios. Lo anterior lo sostenemos a partir de la
reunión de una serie de evidencias fotográficas, audiovisuales y
testimoniales sobre una diversidad de incidentes violatorios del estado
democrático, y que en su momento también haremos del conocimiento
público”. + + + Quedan 152 días para que concluya la ocupación de Los
Pinos a cargo de Felipe Calderón, ¿para que inicie otra, ahora bajo el
resguardo de Enrique Peña?
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