Indice Político
Por Francisco Rodríguez
Desánimo social
Percibo
sentimientos de frustración, decepción y desánimo por todas partes. Las
caras largas, los “ya ni modo”, el “no tenemos remedio”, la ira
contenida en contra del status quo contrastan con los muy pocos —pero
muy pocos—, que se sienten satisfechos con los resultados electorales
preliminares que se anunciaron en las últimas horas del más reciente
domingo.
Veo también arrogancia en quienes se atribuyen el triunfo. Calificar de
“berrinche” –como lo hizo ayer el señoritingo Luis Videgaray— el
recurrir a los recursos legales para impugnar un proceso que fue
inequitativo y pletórico de irregularidades de principio a fin, no es
sino una muestra de lo que nos espera: imposición, autoritarismo,
represión… pese a que en el discurso se diga exactamente lo contrario.
Sin embargo, no es cierto que no haya nada qué hacer. El PRI y Enrique
Peña Nieto precisan de un mínimo de legitimidad para justificar su
arribo a Los Pinos, y no la pueden obtener de su actuación petulante.
Necesitan que Andrés Manuel López Obrador y los más de 15 millones de
ciudadanos que sufragaron por él y por su causa le transfieran su propia
legitimidad asegurando compartir los mismos fines.
No será fácil que tal suceda, porque –para empezar— los priístas manejan
la situación equivocadamente, para no variar. Antes de asumirse
humildes con su presunto triunfo –aún falta el reconteo voto por voto en
un tercio de las casillas anunciado ayer por el ¿“berrinchudo”? IFE—,
han reaccionado con la impertinencia y descaro que les caracteriza…
aunque digan que ya son un “nuevo” PRI.
También porque el movimiento social que rodea y apoya a López Obrador le
exigirá acciones cada vez más beligerantes con las cuales puedan
resarcir mínimamente la situación de frustración que se refleja, por
ejemplo, en un escrito llegado la mañana de ayer a mi buzón, con el
remitente de Carlos Miguel Parra:
“No sufras hermano porque esta vez aún no logramos sacar a los cerdos de
nuestro frondoso jardín, seguirán devorando nuestras flores y seguirán
enlodando con sus asquerosas heces nuestra hermosa patria.
“No sufras hermano, tómalo como una experiencia más, en esta larga
pesadilla logramos avanzar en medio de todo aquello que creíamos perdido
porque en nuestro pueblo se abonó aún más nuestra conciencia cívica con
los principios de la dignidad, valor y el dar amor al prójimo con la fe
de creer aún en los seres humanos, en aquellos que no se vendieron, ni
nos traicionaron, muy por encima de la prostitución económica que
calmara sólo por 2 días el hambre de aquellos que se dejaron corromper,
vendiendo su voto para 6 años de explotación, humillación e injusticia.
“No sufras hermano, porque aquellos miserables esquiroles y corruptos
parásitos del sistema que nos somete y explota contribuyeron en esta
jornada a corromper por la ignorancia y ambición la dignidad y
conciencia de muchos seres que al final son compatriotas como tú y yo.”
O este otro, de Moisés Ezequiel Zepeda Moreno
“Ahora que ya pasó la marea, entre quienes se reparten nuestras vidas
como si fuéramos monedas devaluadas, ahora que ha pasado el circo de la
compra y venta de nuestra dignidad, y ahora que nos estarán dejando de
ver como seres idiotas que vendemos nuestra patria por cualquier sobra…
“Ahora que ya se van a olvidar que nos han humillado tanto que vendemos a
nuestro padres, a nuestros hermanos a nuestro pueblo por el fantasma de
lo que ellos dicen que es lo mejor.
“Ahora que dejamos de luchar la guerra de reyes que no conocemos, y que
hemos olvidado que estamos vivos y lo peor, que se nos olvida que vamos a
morir”.
¿Y qué de nuestro desánimo? ¿Seremos víctimas resignadas a vivir sin
ilusiones, esperanzas o propósitos? Me gusta recordar un pensamiento de
Víctor Hugo: “Dios bendice al hombre, no por haber encontrado, sino por
haber buscado”.
El desánimo empieza con un sentimiento de inferioridad, un decaimiento
de la fuerza de voluntad y un espíritu silenciosamente apagado. Nos hace
creer que valemos menos de lo que realmente valemos, y nos coloca como
indefensos ante los retos de la vida.
Pero tiene remedio. Y no en sedantes que recetan los siquiatras ni en
largos tratamientos que proponen los consejeros. El desánimo es
probablemente uno de los pocos males que se curan desde adentro.
¡Ánimo!
Índice Flamígero: “La Victoria (ya no) es Nuestra”, intitula su
colaboración de este día don Alfredo Álvarez Barrón, a quien conocemos
cual El Poeta del Nopal: “Adiós a las prestaciones, / adiós derecho de
huelga, / pues con los nuevos patrones / la Corona...valió belga.” + + +
Sólo 151 días más y concluye la fallida Administración de Felipe
Calderón.
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com
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