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Editorial
Mientras a través de las imágenes que nos llegan con relación a los verdaderamente impresionantes funerales, que no exequias, de Kim Jong-il, nos damos cuenta de que mucho de lo que nos habían contado las Agencias Noticiosas Internacionales (hoy sabemos tendenciosas, si no es que compradas) dista mucho de lo que palmariamente se observa.
Ya que a ojos vistas se percibe a un Pueblo ordenado, profundamente dolido (los funerales son dolor, las exequias son vanidad) por la muerte de quien nos hicieron aparecer como un verdadero monstruo, al que la mayoría de las Delegaciones de la ONU no quisieron rendir ni un minuto de silencio en su memoria.
Y en cuanto a la pobreza en la que el indiscutible Líder coreano supuestamente tenía a su Pueblo, ciertamente que no ve por ningún lado.
Pues las decenas, o quizá centenares de miles de ciudadanos que se formaron al paso del cortejo (y no se hace referencia a los militares, sino a los civiles) de ninguna manera se veían mal o pobremente vestidos, a pesar de la inclemencia del tiempo, cuya nieve contribuyó como glamoroso marco a las sorprendentes escenas.
Por otro lado, las amenazantes declaraciones proferidas por los gobiernos de EEUU (que para no variar, sintiéndose el paladín de la libertad y la democracia se mete en todo lo que no le incumbe) y la Antigua Persia, hoy Irán, hacen que cerremos el año con el amargo sabor que da la zozobra.
Pues si bien es sabido que desde hace ya tiempo el imperio de los asesinos tiene la mira puesta en el petróleo iraní (ya controlan el de Arabia Saudita, el de Kwait y el de Irak) y que las advertencias del teocrático gobierno de los ayatolas, de que cerrarán el paso de petróleo por el Estrecho de Ormuz si los norteamericanos continúan imponiéndoles sanciones, pueden ser tan baladíes como en su momento lo fueron las de Saddam Hussein y las de Muammar Kadafi, quienes terminaron derrotadas por los cobardes invasores, y además asesinados.
La verdad, es que a ciencia cierta nadie sabe si China seguirá respaldando a la milenaria Nación de Medio Oriente; y ni siquiera si ésta verdaderamente posee o no armas atómicas con las que pueda defenderse.
Pero de seguir así las cosas; y ante la imperiosa necesidad que tienen los norteamericanos de otra guerra que nivele (con el saqueo y el petróleo) su extremadamente difícil economía, lo mismo e iniciamos un año que, si de por sí ya presagia pocas cosas buenas, una nueva conflagración acabaría por confirmarlas.
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