sábado, 24 de diciembre de 2011

Accidentalmente estoy aquí de pestilente

¡¡Exijamos lo Imposible!!
El presidente accidental 

En la antesala de la elección presidencial 2012, cuando los partidos y los políticos están obligados a presentar su mejor rostro, Felipe Calderón parece empeñado en terminar de convertir al PAN en lo peor del PRI / Los casos de Manuel Clouthier y Javier Livas demuestran que los ideales del partido azul sufrieron una mutación tricolor / Y en un revelador discurso, el mandatario lo admite

MONTERREY, Nuevo León, 23 de diciembre (Ramón Alberto Garza/REPORTE INDIGO).- Dice el refrán que a confesión de parte, relevo de prueba. Y Felipe Calderón está confeso. El presidente está arrepentido de profesar sus ideales políticos de juventud y que, después de tantos años de lucha, lo instalaron en Los Pinos

Su confesión fue pública, ante los mexicanos más conspicuos de las ciencias y las artes. Lo hizo en un discurso en el que puso en evidencia que su llegada a la Presidencia fue accidental y que sofocó su espíritu opositor.

“Como yo en aquel tiempo era un furibundo opositor, antipresidente, antigobiernista (), con las canciones de Óscar Chávez me pasaba un poco como con los artículos de Lorenzo (Meyer), que me encantaban () porque satisfacían ampliamente mi espíritu opositor”, dijo Felipe Calderón.

Y ahora que Jean Meyer acaba de citar a Alejandro Rossi cuando entró al Colegio Nacional y dijo: ‘No tenía previsto estar aquí’. A mí me ocurre un poquito lo mismo. En aquel tiempo no tenía previsto estar aquí”, admitió el hombre que durante su campaña de 2006 siempre dijo que su sueño desde niño era ser presidente.

Pero su confesión fue más evidente cuando reconoció: “Y, desde luego, cuando yo cantaba apasionadamente esas canciones y cuando leía, también apasionadamente, estos artículos, nunca pensé que iba a estar del otro lado del mostrador. Así que créanme que ya he pagado suficientemente mi osadía de juventud”.

Con ese discurso, Felipe Calderón dejó en claro que su pensamiento de juventud por un México más democrático, que pusiera fin al presidencialismo, que acabara con la corrupción y con la impunidad, que dejara a un lado el amiguismo, el compadrazgo y el nepotismo, fue una “osadía de juventud”.

Y que ahora que está “del otro lado del mostrador”, que de idealista opositor pasó a ser pragmático presidente, cuando es cuestionado por no aplicar y hacer efectivos esos ideales por los que lucharon Manuel Gómez Morín, su padre Luis Calderón, su mentor Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez o Manuel Clouthier, la justificación es que nunca pensó que estaría donde está. Es decir, en Los Pinos, desde donde con un poco de voluntad y talento político, se pueden cambiar las cosas. Con esta confesión, Felipe Calderón se admite como un accidente político, como alguien que tuvo la osadía de soñar con un México más libre, más justo, más próspero y más equitativo, como aspiraba con las canciones de Oscar Chávez y los artículos de Lorenzo Meyer

Bajo esta visión del presidente accidental, puede entenderse hoy por qué su hombre de confianza, el hasta hace unos días secretario particular Roberto Gil Zuarth, salió a declarar que los precandidatos del PAN favoritos del presidente son Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero. Porque el presidente quiere imponer el candidato, y su amigo, el ex secretario de Hacienda, no da para más.

Bajo esa misma óptica, puede explicarse por qué la cúpula panista le niega a Manuel “Maquío” Clouthier, el hijo del legendario panista que le disputó la Presidencia a Carlos Salinas de Gortari, la posibilidad de ser precandidato a senador por su natal Sinaloa. Sus críticas al desempeño presidencial fueron su pecado mortal. Además, apoya al precandidato rebelde, a Santiago Creel. Bajo ese cristal de la osadía, puede evaluarse la marginación de las aspiraciones de precandidatos presidenciales albiazules como Javier Livas con el argumento de que presentó firmas que ya apoyaban a otros precandidatos. La contienda interna del PAN es cerrada.

Por eso el PAN está sumido hoy en una severa crisis de identidad. Porque la osadía juvenil del segundo presidente que emana de sus filas se convirtió en un pragmatismo que devora los ideales fundacionales y convierte al partido en el poder en lo peor de un PRI al que siempre criticó. Analicemos.

EL MENSAJERO DE LOS PINOS

Felipe Calderón es un hombre de obsesiones. Y eso, en política, pocas veces opera a favor, muchas otras en contra.

La obsesión política obliga a aferrarse a una idea, limita la capacidad negociadora con las contrapartes y termina por obligar no sólo al uso, sino al abuso del poder.

En la elección interna del PAN en 2006, Santiago Creel era el candidato favorito de Vicente Fox. Al entonces presidente le disgustaba la rebeldía que significaba el rival, Felipe Calderón.

Es cierto que Fox maniobró de la mano del entonces presidente del PAN, Manuel Espino, para que Santiago Creel fuera el candidato. Fallaron.

Los panistas decidieron votar por el cambio del cambio y eligieron al crítico de Vicente Fox como su candidato. Eran claras las preferencias, pero no había obsesiones.

Seis años después, el entonces candidato de Los Pinos, Santiago Creel, se pasó “del otro lado del mostrador”. Es el candidato rebelde. Y el aparato calderonista está obsesionado con impedir que se convierta en el candidato para 2012. Por eso desde Los Pinos se impulsó la candidatura de Ernesto Cordero. Por eso se le pulió el vestir, se le “perfeccionó” la dentadura, se le doblaron las mangas de la camisa y se le presenta en sus spots como el más cercano a los jóvenes, como un aspirante a dirigir la planilla de la prepa.

El contraste con Josefina Vázquez Mota es abismal. Más hecha, más articulada, más candidata, más apoyada por las cúpulas tradicionales del panismo, la ex secretaria de Desarrollo Social y ex jefa de la bancada albiazul en el Congreso, avanza en las preferencias. Y se perfila.

Quizá por eso el ex secretario particular del presidente, Roberto Gil Zuarth, sale “oportunamente” a declarar que en la sucesión presidencial 2012, el calderonismo no está dividido.

Que tanto Ernesto Cordero como Josefina Vázquez Mota son calderonistas, buscando desechar la idea de que la casi segura candidata panista está más cercana a los afectos de Vicente Fox que a los de Felipe Calderón.

“Yo estoy convencido que los dos, Josefina y Ernesto, son calderonistas, están en el aprecio del presidente, ambos admiran al presidente, y el calderonismo no está en una división, el calderonismo está en una definición por una candidatura”, dice el ahora aspirante a una senaduría por su natal Chiapas.

Pero eso , después de descalificar con sus declaraciones a Santiago Creel, Gil Zuarth rechaza definir a quién apoya en la contienda interna. Dice que será “prudente y cuidadoso” con su participación y con la integridad del partido.

“Yo estoy del lado de Acción Nacional, estoy del lado del presidente de la República, estoy del lado del proyecto de transformación y del cambio que implica Acción Nacional, afortunadamente tenemos buenos cuadros que están compitiendo por la Presidencia”, advierte el ex secretario presidencial.

Para la mayoría de los panistas, la lectura es clara. Roberto Gil Zuarth se convierte en el emisario de las obsesiones calderonistas que, conforme se acerca la interna, define que “cualquiera, menos Creel”.

Y deja en claro lo que siempre fue evidente. Que ante su falta de solidez como candidato, Ernesto Cordero terminará convertido en el “fiel de la balanza” al apoyar a Josefina Vázquez Mota.

EL OTRO HIJO DESOBEDIENTE

1 comentario:

EDDIE dijo...

No me gusta eso de que cualquiera menos Creel, si en realidad les preocupa regresar a los pinos ese 2012 deberian mandar al candidato más preparado, con mas experiencia, con mejores propuestas, ese es Santiago Creel, y no poner a Josefina o a Cordero que no saben nada.