lunes, 26 de diciembre de 2011

Y dice fecal que vamos ganando la guerra

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Fuente
Esas historias de guerra…
Juan Pablo Becerra-Acosta M.

Doble Fondo
Este intenso año que concluye tuve oportunidad de reportear varias historias que retratan, con nitidez, la crueldad de la guerra entre narcos y contra el crimen organizado. Historias de muerte, terror e impunidad. Aquí un par…

-En el pequeño pueblo sin luz de indígenas tepehuanos llamado Tierras Coloradas, localizado en el municipio El Mezquital, en la sierra duranguense, un comando de narcos incendió 27 casas, 40 chozas de madera y láminas, una escuela, mató dos burros e incendió varios vehículos de 137 personas. Los pobladores, cuando se percataron que se acercaban los sicarios, huyeron al monte, a las barrancas, a las laderas. Algunos se ocultaron en pequeñas cuevas, como animales asustados. “Sólo quemaron las casas, pero tenemos miedo de que regresen y nos maten a todos”, me dijo, atemorizado, Ponciano, uno de los sobrevivientes

-En Fort Hancock, Estados Unidos, viven cientos de exiliados que huyeron de El Porvenir, Chihuahua, población perteneciente al municipio de Praxedis G. Guerrero, ubicada a 60 kilómetros al suroeste de Ciudad Juárez, a lo largo de la línea fronteriza con Texas. En el Censo de 2005, El Porvenir tenía 2 mil 740 personas. En el de 2010, sólo mil 253: el 55 % menos. Ahora le quedarán, como máximo, 500 personas, según el sheriff Arvin West, del condado de Hudspeth, al otro lado de la frontera. Las calles lucen abandonadas, muchas viviendas quemadas y balaceadas. Niños de siete u ocho años, oriundos de El Porvenir, relatan en dibujos y en breves textos, realizados en las escuelas del lado estadounidense, sus traumatizantes vivencias: “A mí me da mucho miedo ir a México porque los sicarios están matando mucho (dibujo de una balacera)”, plasmó uno. “Yo les tengo miedo a los que mataron a mi primo. Le mocharon la cabeza, las manos, los dedos, los pies y todo (dibujo con cuatro cubetas con manchas rojas al pie de las cuales se lee: “cabezas”, “pies”, “dedos”, “cuerpo”)”, relató otro. “Yo tengo miedo porque cuando abrí la hielera había una nota que decía que nos iban a sacar los ojos a viva sangre y que no nos la vamos a acabar si hablamos (dibujo de un refrigerador lleno de manchas de sangre dentro de una casa)”, contó uno más. Los niños de la guerra de El Porvenir, exiliados en Fort Hancock…

Ciudades
y pueblos de Baja California, Chihuahua, Durango, Morelos, Nuevo León, Michoacán, Guerrero, Coahuila… Historias de guerra y dolor. Historias de sangre y terror. Tantos hijos muertos. Tantos padres y madres ejecutados. Tantos huérfanos. Tantas lágrimas. Son historias que hay que contar para que, quizá, se detengan; para que, tal vez, no se repitan. Aunque, por ahora… siguen ocurriendo.

jpbecerracostam@prodigy.net.mx
twitter.com/@jpbecerraacosta

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