AMLO VS MEC, KRAMER VS KRAMER
Lilia Arellano
Si la memoria no nos falla estamos en una situación similar a la vivida a
mediados de la década de los ochenta, sólo que en circunstancias mucho
más adversas y que, por ende, exigen una mayor definición y mucha pero
mucha responsabilidad para ejercer los cargos públicos, sobre todo los
que asumen producto de una decisión popular. En 1988 vimos una lucha muy
significativa en las urnas. Un priísta que no era tan priísta y cuya
derechización aún padecemos, contra un hombre que representaba a la
izquierda de la cual sólo conocía la teoría, lo que se encuentra en los
libros y se memoriza en las frases. Entonces se habló, dado el inicio de
ambos personajes considerados también cachorros de las revolución, de
un “Kramer vs Kramer” y no por padre e hijo sino entre “hermanos”, entre
contendientes que militaron bajo una misma bandera.
Cuauhtémoc Cárdenas y Carlos Salinas de Gortari vivieron entre lujos, se
mecieron en la cuna del poder, vivieron junto a él la infancia, la
adolescencia, su formación completa. Lo vieron en la mesa, en los
juegos, se recrearon en los jardines presidenciales, nada de lo que
puede hacerse y lograrse con su ejercicio les era o les es ajeno. Son,
aunque parezca increíble, más los antecedentes que los unen que lo que
en verdad los hace distintos, de ahí que, finalmente, pudieran
arreglarse tan bien y uno reconociera en el otro el triunfo y ahora
hasta apoye posiciones como la que se refiere al futuro de Pemex.
En el presente y en circunstancias mucho más alarmantes para el país que
las que se vivieron en esos tiempos, la historia vuelve a repetirse.
Dos contrincantes con antecedentes que no revelan su formación en
cuadros de izquierda, nuevamente surgidos del tricolor, podrían mirarse
enfrentados en una boleta electoral y de manera sorprendente, ya que de
resultar cierta la versión que revela que Marcelo Ebrard habló muy largo
y profundo con Felipe Calderón y ambos vislumbraron la posibilidad de
que el ahijado de Manuel Camacho fuera la figura de la alianza del PAN
con el PRD o más bien con “los chuchos” –que de siempre han acariciado
esa posibilidad-, uno representaría una corriente y el otro las migajas
de una izquierda con una derecha rebasada por el propio priísmo.
No deja de existir la gran duda sobre si en el momento de conocerse el
resultado de las dos encuestadoras y si en ellos se revela el nombre de
Marcelo Ebrard como ganador, sea de buena voluntad que Andrés Manuel
López Obrador le entregue su capital político, que no es nada
despreciable, ya que alcanza los 4 millones de ciudadanos con una
credencial extendida por el tabasqueño y respaldada ahora por el MORENA.
Y es que se dice fácil 4 millones pero fueron ganados a pulso, en
recorridos por todo el país, en foros en los pueblos y poblados más
recónditos. Así fue armando una estructura que mínimo multiplican por
cuatro y que aseguran les permitirá contar con vigilantes del voto en la
mayoría de las casillas que habrán de instalarse.
Don Marcelo sólo tiene el presumir del ejercicio de gobierno de la
capital de la República, el cual recibió ya con honores que le fueron
rendidos a López Obrador. Ahora bien, de no ganarle la ambición por el
poder tanto a Marcelo como a Manuel, así como pudo continuar un
ejercicio de gobierno exitoso al término de la gestión de Alejandro
Encinas, sucesor de Andrés Manuel, de la misma forma puede irse
fogueando para el siguiente sexenio y por ahora el apoyo para lograr un
verdadero cambio, una transformación nacional sería de excelente final.
Para referirse a aquel 1988, Salinas dio una referencia simplista al
diario español “El País”, el último día de octubre: “Claro que crujió el
sistema político en México con la elección de 1988, no fue capaz de dar
resultados el mismo día de la elección y permitió que hubiera una
comprensible incredulidad en amplios grupos de la población sobre el
resultado final. Lo que digo es que hubo una respuesta constructiva
frente a eso, que no buscó ampliar los poderes presidenciales, sino al
contrario, fortalecer las instituciones”.
Falta ya poco, muy poco tiempo para que se definan las alianzas y se
conozcan los nombres de quienes resultarán abanderados y se verá si
tendremos otro “Kramer vs Kramer”, versión para adultos con metralleta
de por medio y sangre por todos lados, o si sólo habrá un desquiciado a
quien poco le importe lo que suceda, con tal de no entregar el poder a
quien puede llevarlo a perder todo y todo es todo. Como se sucederán los
acontecimientos, las operaciones cicatriz estarán nuevamente de moda
tanto en los pasillos como dentro de las oficinas y ni qué decir de los
hospitales.
1 comentario:
Queremos una izquierda unidad que garantice beneficios sociales y desarrollo económico para todos. http://fundacionequipo.org/w/
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