¡¡Exijamos lo Imposible!!
Para subvencionar a la empresa “el buen fin”María Teresa Jardí
Y aún debemos congratularnos de que el usurpador no haya nombrado a un marino como secretario de Gobernación. Aunque en ese caso habría quedado claro a nivel internacional que el golpe en México estaba dado. Pero igual el nombramiento del relevo del recién “muerto”, en la extraña caída de un helicóptero usado para traslados de funcionarios públicos, demuestra que al usurpador Calderón la política le tiene sin cuidado.
Autoritario y corto de miras, acabado y solo está Calderón. Pensando en la forma de salvarse del juicio de los hombres si una pizca de inteligencia le queda. Que no ya del de la historia que lo tiene catalogado como genocida.
Calderón se saca de la manga a un policía para convertirlo en secretario de Gobernación, de cara al proceso electoral en puerta. Un secretario para la represión y no para la conciliación.
Conciliación que necesita el país luego del paso terrorífico del PAN a lo largo de 12 años por el gobierno federal, destruyendo las instituciones y rasgando el tejido social, con su apuesta inaudita, los últimos seis, al derramamiento de sangre, al precio, por un entreguismo canalla, de convertirse la derecha mexicana en traidora a su propia patria.
Para el usurpador queda claro que sólo existe lo militar y paramilitar/policiaco como certeza. Suele suceder con los que usurpan. De ahí la importancia de la legitimidad como punto de llegada. Legitimidad que no garantiza que no se puedan desviar los que así, llegan enloquecidos con el poder que significa gobernar en países como el nuestro donde las leyes se cambian a modo de lo que manda la empresa. Pero legitimidad necesaria para no tener que convertir al crimen en forma de desgobernar como venganza.
Legitimidad que también sirve para, apoyados en el pueblo que los elige, oponerse al entreguismo que plantea el insaciable imperio yanqui que tenemos la desgracia de tener los mexicanos como vecino. Aunque también quede claro que de manera más veloz nos va a llegar, “made in USA”, el cambio que los indignados ocupas de Wall Street van a lograr, más temprano que tarde, sin la menor de las dudas.
Para proteger a la empresa, desplumando a los pobres “el buen fin” inventado por el usurpador Calderón. Invitación a gastar el aguinaldo no vaya a ser que se les ocurra a los mexicanos pobres pagar con eso sus deudas para dejar de ser un poco menos cautivos del sistema neoliberal con el que de una y mil maneras se nos mantiene presos de un consumismo que en México es atroz.
A devolverle todo a la empresa. No se les vaya a ocurrir, a los causantes cautivos, que a la empresa mantienen, guardar para poder llevar al médico a la mujer o al hijo. Los pobres, tienen que continuar siendo pobres, incluso porque la limpia perdería sentido. Nada más caro que la pobreza con la que en México a los ricos también se subvenciona.
A gastar mexicanos es la consigna del usurpador mexicano, a fin de cuentas, en los cementerios, debe pensar, Calderón, convertido el país en un cementerio, no se necesita el dinero que los pobres tienen la obligación de devolver a la empresa. No sea que por unos día se sientan con la tentación de comer como ricos y luego ya no quieran seguir consumiendo la comida chatarra destinada a los pobres como su alimento, incluso porque con ella se cancelan las neuronas que necesitan los pobres para decir ¡Ya Basta!
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