domingo, 14 de noviembre de 2010

Todo México un peligroso polvorín

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Ciudad Juárez es ya nuestro Irak y Afganistán
Por Alvaro Cepeda Neri
cepedaneri@prodigy.net.mx

Prólogo Político

Las invasiones estadounidenses y europeas en Irak y Afganistán, provocaron un genocidio masivo adicionado por la violencia, también a muerte y por tanto sangrienta, de los patriotas de esos países donde diariamente se llevan a cabo homicidios que privan de la vida a ciudadanos que nada tienen que ver con las sangrientas represiones y revueltas. Por eso Irán, ante este drama está acelerando la utilización de uranio para hacerse de bombas, ante una eventual invasión europea y estadounidense. Aquella zona es un polvorín estallando todos los días, con el sufrimiento de sus pueblos que ven morir a los suyos y extranjeros, en una guerra que parece no tener final.

Igual pasa en casi todo el territorio mexicano, donde sobre todo la criminalidad y su combate por soldados y policías provoca cientos de homicidios de civiles y algunos militares y policías, en una guerra intestina que los mexicanos sabemos, por las informaciones y consecuencias, carece de estrategia eficaz para impedir las matazones e imponer la paz pública, pues el calderonismo sólo metió el pánico en el “avispero” y los delincuentes han respondido al “diente por diente y ojo por ojo”.

Así, la población civil se lleva la mayor parte de bajas en ese baño de sangre que, desde la cabecera del municipio de Juárez, allá en Chihuahua, tierra de los narcotraficantes (con Nuevo León, Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, el Distrito Federal, etc.).

Para impugnar la ola criminal: homicidios y “daños colaterales” (éstos, también homicidios; pero, la jerga de Calderón nos quiere engañar), los estudiantes de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, salieron a las calles, como antes los ciudadanos: sobre todo madres, para ejercer su derecho consignado en el Art. 9 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos a protestar contra el calderonismo que no resuelve el problema juarense (ni del resto del país) y, en cambio, aumentan esos crímenes (van más de 10 mil en diez meses a lo largo y ancho del territorio).


Pero los estudiantes fueron baleados por la policía de García Luna, el todavía secretario de la Inseguridad Pública Federal. Uno por la espalda y a muy duras penas se repone de la estúpida agresión. Si en Mazatlán los campesinos afectados, sin ser consultados ni menos indemnizados, por la construcción de una presa, ocuparon la pista de aterrizaje para que el panista desistiera de su viaje, en Ciudad Juárez de viva voz los estudiantes demandaron la renuncia de Calderón y, además, que se abstenga de ir por allá, ya que sus visitas han sido inútiles. Por todo el país hay repudio a los delincuentes (elevados a “empresarios del crimen” por el vocero Poiré) y rechazo a militares y policías, ya que unos y otros han convertido al municipio en un campo de batalla donde disparan a matar indiscriminadamente a niños, ancianos, padres, estudiantes… que nada tienen que ver en ese conflicto donde el poder institucional y el de los narcos es el poder para matar.

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