¡¡Exijamos lo Imposible!!
EDITORIAL
De la narco-insurgencia.
Como cada cual ve lo que quiere ver, y entiende lo que quiere entender (generalmente se ve y se escucha solo lo que se quiere ver y escuchar; aunque también es cierto que algunos ni ven ni oyen)
Y prueba de ello es, que si un mismo libro se les diera a leer a cien, mil o un millón de personas, y se les pidiera marcaran lo que ellos consideraran más importante, todos, invariablemente todos los libros serían marcados de diferente manera.
Como consecuencia de ello, nuestras Autoridades no quieren ver la realidad. A tal grado que hay quienes siguen esperando el tan añorado levantamiento armado que debiese recibir al Bicentenario, y hay quienes, como don Genaro García Luna, que declaran a voz en cuello que no hay narco-guerrilla en nuestro México.
Y seguramente, conociendo las debilidades histriónicas del michoacano, no tarda don Felipe en declarar ufanamente que se termina el 2010 en paz, sin los esperados levantamientos armados.
Pero lo cierto es que cuando en alguna región del mundo, en donde sea, los civiles atacan deliberadamente a las Fuerzas del Gobierno y de la Nación, es que ahí se vive un levantamiento armado.
Una revuelta, una guerrilla, sí; pero narco-guerrilla, no queda muy claro. Finalmente los narcotraficantes no salen beneficiados con las matanzas. Ellos no ganan nada con que la gente viva aterrorizada; antes al contrario, les perjudica que la gente no salga a las calles, que no se divierta.
Pero hay otros a los que sí les conviene que los ciudadanos vivan atemorizados, que tengan miedo hasta de levantar la voz. De esa manera justifican la presencia en las calles de las Fuerzas Armadas, que debiendo defender a la Patria, defienden a quienes ilegalmente la representan y oprimen al Pueblo.
Que son los mismos a los que les interesa que no exista el Estado de Derecho (e imponen un Estado de Excepción); que no haya Justicia (la pequeña Paulette, la Guardería ABC, Coopel); que no haya Democracia (1988 y 2006) quieren que “solo sus chicharrones truenen”. Por ello vivimos ya un levantamiento armado.
Pero como en todos los levantamientos, en todas las revoluciones que le han precedido a estas matanzas que vivimos, en lugar de que los gobiernos vean hacia adentro y analicen que es lo que se han hecho mal, le echan la culpa a los rebeldes, a los insurgentes (en este caso los narcotraficantes, hoy culpables de todo lo malo que sucede) que curiosamente no ambicionan el Poder, lo que quieren es vivir en paz.
En lo dicho, tras el homicidio, nuevas y enérgicas denuncias y reproches y condolencias; muchas condolencias. Pero aunque ya las Autoridades aceptan la posibilidad de escuchar opiniones y cambiar estrategias, en tratándose de don Felipe, se ve difícil que lo hagan.
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