Muertos de hambre y sin futuro

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Jóvenes miserables

Estado de los ESTADOS
Lilia Arellano

8 millones sin oportunidades
Coparmex: hay desesperanza
Disyuntiva: ¿legalizar o no?
PF: corrupción e impunidad
Suben robos y falsificaciones

“La burocracia es una máquina gigantesca manejada por pigmeos”.- Balzac

Una de las más dolorosas muestras de la incapacidad del gobierno de Felipe Calderón en materia económica la encontramos en los datos proporcionados por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), los que revelan que 8 millones de jóvenes ni trabajan ni estudian. Es aquí donde hallamos total comprensión al ejército de narcotraficantes que se ha formado. Es claro que para la gran mayoría de ellos llega el tiempo de la desesperación y, por ende, de la aceptación de cualquier trabajo o encargo que les genere ingresos económicos.

Es prácticamente imposible de explicar que por un lado el michoacano hable, declare, asegure, prometa, que mantiene una lucha abierta, a la que antes llamó “guerra” en contra de la delincuencia organizada, cuanto todo este desempleo y falta de posibilidades de desarrollo provoca, precisamente, engrosar sus filas. Nada optimista puede ser el futuro de un país cuando su fuerza laboral joven se encuentra en la situación referida. Es también esto una respuesta al porqué de que en Estados Unidos existan millones y millones de mexicanos que salieron del país ante sus muy lastimosas situaciones económicas. Sin embargo, hoy esa posibilidad de llevar una vida digna y honesta, aunque sea en otro país, les ha sido cancelada ante el cierre de fronteras del vecino del norte y su propia crisis económica.

Una tercera vía podría haber sido la economía informal, pero ya también esa posibilidad se viene cancelando a cada presión que dan empresarios y comerciantes y que se sustenta en que tal economía no paga impuestos, no mantiene compromisos con el gobierno y suponen que sus utilidades son infinitamente mayores que las que ellos perciben. Y es aquí donde nos preguntamos: ¿alguien conoce a ambulantes que vivan en zonas residenciales, que manejen Ferraris o BMW, que vacacionen en el extranjero, que tengan a sus hijos en escuelas privadas carísimas, ya sea en el país o en el exterior?

Parecería que no. En cambio, comerciantes que se den esa vida si se conocen algunos. La economía informal significó, en muchos momentos, un freno para evitar engrosar al ejército de maleantes pero en el presente ya no queda ni esa alternativa. Así pues, y paso a paso, vamos siendo testigos del hundimiento del país, de la cancelación del futuro no sólo por la mediocre educación y competitividad con la que egresan de las universidades públicas y de muchas otras escuelas, incluyendo hasta las primarias, niños, adolescentes y jóvenes, sino porque ya en edad productiva Calderón les ha cerrado definitivamente las puertas.

México es uno de los tres países con el mayor número de jóvenes que ni trabajan ni estudian. Gran parte de esta población de esa edad está en la informalidad o recurre a la delincuencia. Gerardo Gutiérrez Candini, presidente de la Coparmex, advierte que “hoy México tiene más jóvenes que nunca, más de 34 millones de personas de entre 12 y 29 años de edad. Estamos en el pico del llamado bono democrático, que en breve empezará a decrecer, hasta que nos convirtamos en una nación de adultos y adultos mayores, en un futuro cada vez más próximo. Desafortunadamente, no contamos con la previsión social necesaria para afrontar este desafío”.

El dirigente empresarial advirtió que se está dejando solos a millones de adolescentes ante un presente sumamente difícil y un escenario futuro de incertidumbre y desesperanza. Para el grueso de la generación de mexicanos nacidos desde principios de los años 80, la movilidad social es inaccesible. Aproximadamente 55 por ciento de nuestros jóvenes padece condiciones de pobreza y más de 50 por ciento no estudia. México desperdicia su bono demográfico, cuya energía y creatividad se desaprovecha, y se está convirtiendo rápidamente en un país de adultos y muertos de hambre sin prestaciones.

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