jueves, 19 de agosto de 2010

Pequeño ratoncito ese Carlos Marín

¡¡Exijamos lo Imposible!!
La estúpida arrogancia de Milenio
Federico Arreola
18 de August, 2010


Ya estábamos acostumbrados a la línea editorial completamente entregada a los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto que desde hace años caracteriza tanto a los diarios Milenio como a Milenio TV.

Ya estábamos acostumbrados a la línea editorial absolutamente calumniosa en contra de Andrés Manuel López Obrador que desde hace años es el rasgo que más distingue a los diarios Milenio y a Milenio TV.

Ya estábamos acostumbrados a la falta de ética de los directivos y editorialistas de los diarios Milenio y Milenio TV, a saber: Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López-Dóriga, Héctor Aguilar Camín, Román Revueltas y muchos otros.

Ya estábamos resignados a la salida del Grupo Milenio de los mejores periodistas que esta empresa tuvo, proceso que inició hace años y que culminó recientemente cuando Marcela Gómez Zalce, después de mucho tiempo de diferencias, los mandó al carajo.

Ya estábamos acostumbrados a la arrogancia de los periodistas que continúan en Milenio y que se sienten soñados porque Calderón los llama por teléfono o los invita a sus giras.

Ya estábamos acostumbrados a la estupidez analítica de los columnistas principales de los diarios del Grupo Milenio como la paradigmática de Héctor Aguilar Camín quien se ha atrevido, con singular desvergüenza, a afirmar que en México casi no hay hechos violentos, es decir, que los alrededor de 30 mil muertos en la perdida guerra de Calderón contra el narco son estadísticas irrelevantes.

Pero no estábamos acostumbrados a que todos los hechos anteriores se dieran juntos en muy pocas líneas. La columna de hoy de Carlos Marín, pequeñita como su autor, es al mismo tiempo lambiscona con Calderón (aunque no lo menciona esa es claramente su intención), antipejista en extremo, arrogante y estúpida. Claudia Sheinbaum, colaboradora de López Obrador en el Gobierno del DF, pidió derecho de réplica. El más elemental de los derechos en el periodismo. El señor Marín se lo negó. Le dijo que si quería ver publicada completa una carta que envió, que la pagara o, en el mejor de los casos, que lo solicitara no como un derecho, sino como un favor. A lo que hemos llegado.

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