martes, 31 de agosto de 2010

A es tal Obispo de Aguascalientes

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Carta abierta al señor obispo
Por Juan José Morales

Escrutinio

Sr. José María de la Torre Martín, obispo de Aguascalientes: Por numerosas publicaciones en periódicos y revistas de todo el país, me he enterado de sus declaraciones en el sentido de que ordenó al presidente municipal priísta de Encarnación de Díaz, Raúl Fermín Gutiérrez Pérez, destruir y cubrir con una lechada de callo cual hizo diligentemente el mural llamado “Evolución del factor femenino”, pintado en las cinco cúpulas del auditorio municipal de esa ciudad por el artista Francisco de Jesús Pérez Hernández, ya quesegún señaló usted“los habitantes vinieron a informarme que la obra mostraba imágenes obscenas y aberrantes que atentan contra la moral. Por eso le ordené al alcalde que ese mural fuera borrado. Si el pintor tiene ganas de pintar sus cosas, que las pinte en la sala de su casa, a ver quién se las compra”.

Como veo su preocupación por mantener a salvo las buenas costumbres y la moral, quiero informar a usted, para que tome las medidas pertinentes y gestione que sean destruidos, de la existencia de otros murales llenos de obscenidades y escenas aberrantes, con mujeres encueradas y hombres sin nada que oculte sus vergüenzas, o si acaso medio disimuladas. Todas esas imágenes están, además, a la vista de inocentes criaturas, de respetables caballeros y de mujeres castas y devotas que no deben ser expuestas a la visión de semejantes cochinadas.

Los murales a que me refiero son muy parecidos al que usted mandó destruir. Es más: al parecer, el pintor Pérez Hernández se inspiró en ellos para proyectar su inmoral obra. Como le decía, muestran hombres musculosos, sin ropa alguna, y mujeres desnudas, de carnes opulentas y en poses que pueden considerarse provocativas y tendientes a excitar los más bajos y sucios instintos carnales.

Lo más grave es que los murales sobre los cuales llamo a usted la atención, se encuentran en un lugar público visitado por muchísimos fervorosos católicos, para los cuales resulta ofensivo tener ante sus ojos esas figuras desnudas, que como dijo en su momento un alto dignatario de la Iglesia, parecen decoración más propia de un baño público o de una taberna.

que originalmente los murales eran peores, pues las partes pudendas de todas las figuras masculinas estaban a la vista, pero por resultar tan lascivo aquel espectáculo, se ordenó encubrirlas pintando sobre ellas pequeños trozos de tela. Esto, sin embargo, no es suficiente. Ese verdadero apiñamiento de hombres y mujeres desnudos resulta en verdad aberrante, y por eso, señor obispo, pido a usted que intervenga para lograr que los susodichos murales sean destruidos y cubiertos con pintura de cal como se hizo con el no menos repugnante de Encarnación de Díaz.

Los murales sobre los cuales estoy llamando su atención son obra de cierto pintor italiano de nombre Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni, mejor conocido como Miguel Angel, quien en lugar de pintarlos en la sala de su casa a ver quién se los compraba, los fue a pintar, nada más ni nada menos que ¡imagínese usted!, en la Capilla Sixtina de El Vaticano, el lugar más sagrado de la cristiandad.

, señor obispo De la Torre, que siendo subordinado del Papa, no puede usted ordenarlecomo ordenó al alcalde de Encarnación de Díazque destruya las impúdicas pinturas de la Capilla Sixtina. Pero pienso que sí puede sugerírselo o solicitárselo amablemente.

Ya se ha hecho usted famoso en México como defensor de la moral. Si logra que se borren del Vaticano esas obscenas pinturas que han estado ahí escandalosamente durante siglos a pesar de las protestas de mucha gente distinguida, se volverá mundialmente célebre.

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