Dice el fecal:
-Ya me duele la cabeza
de oír tanta pendejada,
si a mí ni me importa nada,
quiero un trago de cerveza.
-Yo ya estoy hasta la madre
ni que fueran mis hermanos
estos nacos mexicanos,
se la pasan ladre y ladre-.
-Chingao, y faltan 3 años
de aguantar los golpeteos
de mentadas y abucheos,
¿quién me va a pagar los daños?
Así pensaba el pelele
con su cara de pujido,
aguantándose un quejido
casi a punto del telele.
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