¡¡Exijamos lo Imposible!!
El otro rostro de López Obrador
MEXICO, DF, 9 de agosto (Reporte Indigo- Ramón Alberto Garza).- “Para sacar adelante al país, ya no basta nada más con el crecimiento económico y el empleo…
“Hay que cambiar el estilo de vida, hay que cambiar la corriente de pensamiento por una nueva, en donde el hombre y la mujer valgan por su trabajo, su generosidad, por sus buenas acciones…
“En donde se entienda que la felicidad es estar bien con uno mismo, con nuestras conciencias. Estar bien con el prójimo. O sea, ya no va a ser suficiente lo material. Hace falta recuperar la espiritualidad.
“¿A qué me refiero con espiritualidad?... Pues al amor”.
El que habla no es un psicólogo, un gurú espiritual, un clérigo o un hippie de los 60.
Las palabras salen de la boca de Andrés Manuel López Obrador, el más célebre político de la izquierda mexicana, que tiene fama de fajador, de confrontador, de buscapleitos.
Vienen del político tabasqueño que, sin elecciones en puerta, volvió a abarrotar hace unos días el Zócalo de la Ciudad de México para anunciar que volverá a buscar la silla presidencial en 2012.
Pero el rostro que muestra a lo largo de la entrevista exclusiva con Reporte Indigo, a la luz del lanzamiento de su libro “La Mafia que se Adueñó de México… y el 2012” (Grijalbo), dista mucho de ser el de ese político amargo, tortuoso y resentido.
Y cuando se le cuestiona su cambio de actitud, el nuevo rostro de su discurso pacificador y espiritual, López Obrador advierte: “Yo no he sido distinto. Lo que pasa es que no soy como me pintan”.
A lo largo de la entrevista, López Obrador no pierde la compostura. Más bien se muestra tranquilo y conciliador. Sus palabras fluyen como parábolas o reflexiones de quien predica la venida de nuevos y mejores tiempos.
Advierte que los resentimientos y los odios sobre sus enemigos o adversarios no existen. “Mira, yo no odio. Es justicia, no venganza, lo que se necesita en el país”.
SU LIBRO Y “LA MAFIA”.
Cuando se le cuestiona si su nuevo libro, en el que denuncia a los 30 personajes que detentan el control político y económico de México, no es un acto de resentimiento contra quienes frenaron su triunfo en la elección presidencial de 2006, el tabasqueño advierte:
“Yo estoy en contra de la riqueza mal habida, que creo que es la que ha generado el problema en el país, la corrupción que ha imperado en México…“(…) pero yo no tengo como objetivo en mi vida tener bienes materiales. En ese sentido soy idealista, y creo yo que el mexicano en general, por nuestra cultura, no es ambicioso.
“Creo que abajo, en las familias, en el México profundo, hay muchos valores, y la gente no está enferma ni de codicia ni de odio, que eso tiene que ver con lo que se ha venido imponiendo: de que vale el que tiene.
“Y me encontré, pues, que el problema es un grupo dominado por la codicia, que no quieren cambiar y que están arruinando al país y nos están desgraciando a todos”, puntualiza.
López Obrador lamenta el autoritarismo en el que se insertó México. “Una máxima del autoritarismo es que no se puede tocar al intocable”. Y en nuestro país los hay.
Dice que el crecimiento de uno a 22 mexicanos multimillonarios en las listas de Forbes entre 1988 y 1994 obedece a un reparto desigual de la riqueza que permeó al control de la política y de los medios de comunicación. Sobre todo en el sexenio de Carlos Salinas.
López Obrador señala que esa “mafia” que denuncia, esos 30, dominan también a los dos principales partidos. Al PRI y al PAN.“Lo que yo compruebo aquí es que ellos son los que mandan, tienen secuestradas las instituciones. El Senado, la Cámara de Diputados, el Poder Judicial, la Suprema Corte, desde luego Hacienda, la Procuraduría, el IFE, el TRIFE y los medios de comunicación”.
El tabasqueño advierte que esos 30 llevan 27 años aplicando una política de élite que dejó de lado a la mayoría de los mexicanos, a los que se les canceló el futuro.
Dice que el presidente Felipe Calderón está comprometido, muy amarrado, “atado de pies y manos”, por los que lo impusieron, y lo tienen sometido completamente.
Pero, al mismo tiempo, intenta bajar el nivel de confrontación cuando habla de la intranquilidad de ese grupo sobre su futuro político.
“Que se tranquilicen, que se serenen. Que no me vean como un peligro. Soy un ser humano que actúa de buena fe, que quiere contribuir para que vivamos en una sociedad mejor. Que no odio, que no tengo enemigos, tengo adversarios”.
López Obrador rechaza estar en contra de la clase empresarial. “¿Cómo vamos a estar en contra de los empresarios, si el país no podría salir adelante si no concertamos acciones entre el sector público, el sector social y el sector empresarial?
Pero acota: “Yo estoy en contra de este grupo, que en sentido estricto, ni siquiera son empresarios, son traficantes de influencias”.
EL DOMINIO DEL CRIMEN
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