¡¡Exijamos lo Imposible!!
El cardenal en su laberinto
Rolando Cordera Campos
Los malquerientes del Estado laico, como los llamara Carlos Monsiváis, se abocan ahora a la industria del bumerán y montan un espectáculo grotesco de procacidad y desafío a las leyes mexicanas fundamentales. El cardenal Sandoval se revela homófobo instantáneo y pone al 130 constitucional y sus guardianes contra la pared, tal vez con la intención de probar su fe y disposición a luchar en defensa de sus príncipes. Y, por su parte, el director general del IMSS se inaugura como aprendiz de brujo y sin sacar las conclusiones correctas de lo acaecido hace unas semanas con la investigación de la Suprema Corte sobre la guardería ABC, se declara en rebeldía contra lo resuelto por ella sobre los matrimonios de personas de un mismo sexo y su capacidad para adoptar, y adopta como escudo sacro la ley del IMSS para negar el acceso a los derechos consagrados por dicha ley a quienes contraen nupcias con alguien del mismo sexo.
De malquerientes, los funcionarios pasan a incendiarios, pero lo más probable es que de nuevo se pruebe acertado el juicio de nuestro intelectual público por excelencia y asistamos una vez más a una quema de judas pero no a una cristiada rediviva, porque la sociedad actual, sin desmedro de su diversidad de creencias y religiones, simplemente no lo permitirá. Si de cruzadas hablamos, el presidente Calderón no se queda atrás y cual Ricardo Corazón de León advierte al Congreso: o reasignan para la guerra o guerra…de impuestos.
El cardenal Sandoval se ha mostrado como un enemigo de la religión y la Iglesia católica y ha puesto en entredicho el buen juicio del papado al designarlo. Quizás lo que corresponda es que Su Santidad lo llame a retiro y le prepare una buena celda con vista al jardín en el Vaticano.
Por lo que toca al señor Karam, el consejo del instituto que mantiene su calidad de tripartita debería tomar cartas en el asunto cuanto antes, antes de verse envuelto en costosas tormentas judiciales de las que nuestra de por sí escorada institución principal de la seguridad social no podrá sino salir más abollada. Karam no debió, por elemental prudencia, darse al festival de autocomplacencia al que se dio su compañero de juerga en el asunto de las guarderías, porque aquel decir de la Suprema no es, ni podrá ser, la última palabra sobre la cuestión.
Se habrá llenado de vergüenza la justicia mayor mexicana al fallar como lo hizo, pero el juicio superior viene de abajo y se ubica en la memoria mexicana de la infamia, de la que ahora forman parte Karam y Molinar; además, el tema de la subrogación de estos y otros servicios fundamentales no es cosa juzgada. Su responsabilidad como funcionarios no quedó resuelta con la lamentable resolución de la Corte.
La jugada audaz del presidente Salinas y su asesor estrella José Córdoba para “modernizar” la cuestión religiosa se ha mostrado fallida. Su empeño por dar una salida airosa a un supuesto anacronismo de la relación entre el Estado y las iglesias no pudo volverse cauce propicio para un tranquilo transcurrir de dichas relaciones; tampoco puede decirse que las que se tejen entre las distintas feligresías y sus respectivas jerarquías sean las más propias para un devenir constructivo en la materia. Como fuere, es claro que un cambio en la relación no implica, automáticamente, la reconversión de las partes.
sigue la nota:
http://www.jornada.unam.mx/2010/08/22/index.php?section=opinion&article=016a1pol
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