lunes, 23 de marzo de 2009

La Igle$ia $iempre la Igle$ia

¡¡Exijamos lo Imposible!!
EDITORIAL
Lunes 23, marzo del año 2009

No podía ser de otra manera.

Quizá suponiendo el Papa que la flaqueza de memoria que desde siempre ha demostrado la humanidad, razón por la cual nos tropezamos con la misma piedra, en especial los mexicanos, no se ha despejado con tecnología como la Internet.

Desde Luanda, capital de una Nación rica en diamantes y petróleo. Con lo que el siempre acucioso lector ya se puede dar una idea de la clase de disparidad social que viven en Angola.

Ante un millón de feligreses, que a pleno rayo de Sol africano asistieron a misa para ver a Benedictus XVI; éste, soslayando que desde 1491 en que los portugueses arribaron a esas tierras con los misioneros católicos, hombres y mujeres fueron sometidos y vendidos como esclavos, entre otros lugares, a Brasil.

Y que la igle$ia que representa, para no variar, estuvo del lado de los portugueses hasta que en 1975 los angoleños lograron independizarse.

El Jefe del Estado Vaticano, durante su homilía lamentó asimismo las “nubes del mal” que siempre han azotado Angola y causado las guerras en África.

Y lo dijo como si la propia iglesia romana y su sabida intransigencia no hubieran tenido nada que ver en las matanzas que desde siempre han vivido por aquellos lugares y de las que la historia ha dado cuenta.

Y que están a punto de volver a vivir. Toda vez que las elecciones del año pasado, plagadas de chanchullos, tienen al pueblo sumamente inconforme y en contra. Por lo que el Gobierno, de corte dictatorial (todo lo quiere arreglar con el Ejército) contrató al Papa (cualquiera puede contratar los servicios del Papa siempre y cuando tenga el dinero suficiente para hacerlo; ahí está Fox) para de alguna manera con su presencia legitimar a quienes detentan el Poder.

No podía ser de otra manera; ni tratándose del Vaticano podía esperarse otra cosa. Solo que aquí en nuestro México todavía no nos acabamos de dar cuenta quienes son nuestros verdaderos enemigos, a pesar de que la Historia se ha puntualmente encargado de registrarlo.

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