EDITORIAL
Miércoles 18, marzo del año 2009
Miércoles 18, marzo del año 2009
De las armas y las cajetas.
Tomando en cuenta que quien responsabiliza a los demás por los males que a él le atañen, necesariamente tendrá que esperar que la solución a sus problemas venga de parte de quienes él considera los culpables.
Y si los de fuera no pueden o han podido solucionar sus problemas, en este específico caso, de narcotráfico, pues sabido es que en los EEUU están la mitad de los dependientes que pululan por el mundo.
Acudiendo al axioma que dice que nadie puede dar lo que no tiene, se puede asegurar que difícilmente podrán ayudarnos a solucionar nuestros problemas con los barones de las drogas.
Por lo tanto, el que los congresistas norteamericanos oficialmente le hayan solicitado a Washington que deje de vender armas, pues los sicarios mexicanos las usan para delinquir; es un disparate tan grande, como si los legisladores mexicanos le pidieran a nuestro Gobierno, que Celaya dejara de vender cajetas. Esgrimiendo el sólido y real pretexto de que les causa diabetes a los norteamericanos.
El problema del narcotráfico en México es de los mexicanos; que ya estamos contemplando la posibilidad de despenalizar el uso de las drogas. Y el problema de narcotráfico que tienen los EEUU dependerá de ellos solucionarlo.
El querer que todos se unan para solucionar un problema que no es común a todos, ni de igual manera, es seguirse haciendo tonto alrededor de una cuestión que más pareciera que no se quiere solucionar.
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