miércoles, 3 de septiembre de 2008

NO LE MUEVAN PORQUE ES PEOR

¡¡Exijamos lo Imposible!!
El día sin presidente
03 September 2008

Isabel Arvide
Sin Gafete

Triste papel de todos, comenzando por Mouriño…

Esta jornada, primera vez de la nueva liturgia, pasará a la historia por su inmensa grisura y, se vale agregar, todavía mayor tristeza. O, lo que es peor, por el caos inexplicable en que todavía más inentendibles manifestaciones sumieron a la capital del país.

Será, también, establecido como el día que el joven Juan Camilo Mouriño se asumió, con la cara lavada y el cabello peinado como Peña Nieto, como mandadero presidencial que también cobra en la Secretaría de Gobernación.

Más allá del ridículo habría que analizar a fondo qué quiso “informar” el primer mandatario a través de Televisa, donde Joaquín López Dóriga asumió su papel, también histórico, de juez-congreso-pueblo-interlocutor.

Nadie, absolutamente nadie, pero sobre todo la ciudadanía menos que nadie ganó nada al cancelar “El Día del Presidente”. Ni siquiera Mouriño que se veía fatal, fuera de foco, y todavía más desfasado con la realidad de su puesto.

En su afán de despojar de faustos y ceremoniales los diputados (también el primer mandatario al aceptarlo con humildad bastante torpe) consiguieron ridiculizar hasta casi desaparecer el poder emanado de la voluntad popular. Porque, no olvidar, quien quiera que sea el primer mandatario viene de una elección así sea con sus asegunes.

Todos jugaron del lado de López Obrador, o de quien corresponda, olvidando que el pueblo quiere saber, quiere conocer en verdad de qué lado está la realidad política nacional. Y el Informe, así fuese en un ceremonial complicado y anquilosado, servía para eso. Para confrontar así fuese las mentiras, la ineptitud oficial, la ingobernabilidad del país.

Este, además, fue el peor momento para callarse. Quienes lo aconsejaron así a Felipe Calderón se equivocaron.

Primero porque la atención pública todavía estaba cimbrada por una “marcha” contra la inseguridad que fue “comprada”, manipulada diríase por grupos de extrema derecha que hoy pretenden erigirse en los “salvadores de la sociedad” para su propio beneficio. Pobre país, en verdad pobre, que está en “manos” de quienes no tienen autoridad moral alguna para hablar a nombre de mayorías que sí están, estamos, asustadas y muy preocupadas por la violencia que pervive alrededor de la complicidad oficial.

Y luego porque lo que el pueblo, esa entelequia que sí existe, necesitaba era un mensaje que lo hiciera imaginar que en Los Pinos hay un líder que sabe cómo hacer y qué hacer para cambiar esta realidad.

A todo esto, tema aparte, habría que agregar ese discurso fatalista, como de suicidio colectivo, de Felipe Calderón frente a Joaquín López Dóriga precisamente en este tema. De donde habría que decirles que si no sabían qué hacer ni cómo mejorar las cosas, bastaba con dejarlas como eran…

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