¡¡Exijamos lo Imposible!!
SSPF vs. PGR: Las diferencias en el pleito
• Un patiño y dos jefes
• Un patiño y dos jefes
• El vacíooooooo…
El poder sin límites, mi estimado, es un arrebato que desmantela su propia autoridad.
Sin duda que la temporada del juego de las simulaciones en este último trimestre de este accidentado año, donde el titular de Hacienda muuuuy atinadamente diagnosticó un catarrito para nuestra economía que hoy ya es una delicada pulmonía, reafirma que eso de andar retozando al esparcimiento de hacerle al doctor no es uno de los atributos de estos improvisados en el poder… del no poder.
Y con ese tan distintivo tino para las declaraciones oficiales, my friend, la escupida por el tesorín de Mouriño sencillamente no tiene desperdicio. Sobre todo porque justo cuando este (des)gobierno cacarea su campaña contra la organizada delincuencia, uno de los responsables del desmadre (en auspiciar casas de juego irregulares en donde aparece un personaje con antecedentes penales) avienta la bolita de que en el gabinete de seguridad no hay pleitos sino... diferencias normales (¡¿?!)
Chingón.
O sea, según el divertido diccionario de sinónimos, el tesorito inservible de Gobernación admite que hay discrepancias, desacuerdos, contrastes, contradicciones, oposiciones e incompatibilidades entre dos titulares de las dependencias más simpáticas del gobierno.
Y coreando la excelsa incontinencia verbal de Bucareli, el ingeniero García Luna reconoció ayer el frankenstein de que tal vez haya una falta de definición de la estructura policiaca, y el sonriente respetable terminaría esa ilustre frase argumentando que, aunque no lo parezca, mi Genaro, por eso están las cosas como están: porque las diversas actividades y responsabilidades que llevas a cabo son, de facto. Porque lo que sabes hacer no es lo que se … debe hacer, ni es lo que necesita el país.
El divertido acuerdo expedido por la SSPF el año pasado –en una decisión de su titular absolutamente unilateral– y publicado en el DO creando una instancia federal de coordinación de las policías federales, mi estimado, no es suficiente como para darle el sustento legal a su (wet dream) policía federal aunque en la práctica sí fue suficiente como para darle atole, no, no perdón, papilla con el dedo a Felipe, a su tesorito Juan Camilo & their toddler squad. Y ahora al honorable (con minúsculas) Congreso.
De ahí Genaro se pasó de lanza continuando con el sello de la casa presidencial de nombrar a sus cuates y parientes en cargos estratégicos… relacionados con la seguridad pública cuando en estricto sentido y apego a la… ley (ya sabe, palabreja desconocida) esos nombramientos no son legales sino de facto porque cómo explicar que su Policía Federal es virtual y la PFP está, eso sí, muy a la moda porque está descabezada… y ni hablar de su patiño de Patricio quien es subsecretario del Sistema Penitenciario Federal dependiendo de la SSPF y al mismo tiempo director de los mAFIosos que aún dependen de la PGR con quien no hay pleitos sino diferencias normales por lo que la primera pregunta ingenua sería ¿a cuál de sus simpáticos jefes —Medina Mora o García Luna— le responde Patricio? ¿Cobra en ambas (dos)…?
Porque no se necesita ser una lumbrera para dilucidar que si hay confusión en las atribuciones y responsabilidades de las dos policías más importantes del país (PFP y AFI) con el agravante de que García Luna concentra hoy todo el poder por encima de las instituciones, pues no wonder the bloody shit is hiting the fan.
Y todo porque Genaro, haiga sido como haiga sido, es el secretario y el único que lo renuncia es Felipe y al diablo con el reclamo del si no pueden, váyanse, mientras nadie, my friend, acusa recibo de la gravedad en las fallas jurídicas dentro del (des)gobierno de Felipe Calderón, que está disociado de la legalidad en uno de los rubros más delicados y en donde converge, gracias al descontrolado tsunami de violencia nacional, la exigencia de sus otrora aliados poderosos que ya le pusieron cascabel revocatorio en sus discursos de la encerrona del CNSP y en la marcha que iluminó México el pasado sábado.
Y como parte del anecdotario de increíbles barbaridades y atrocidades, García Luna en su comparecencia ayer ante la Comisión de Seguridad Pública en San Lázaro regaló la joya de que la idea de las diferencias en el gabinete de seguridad responden (sic) a una estrategia de aparentar un vacío.
¡¿Aparentar, o sea fingir, simular y/o disfrazar un queeeeeeeeeé?!
No… no, my friend,… Lo único vacío que tienen todos estos es… el cerebro.
Next!
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