miércoles, 3 de septiembre de 2008

LA IMPUNIDAD....VA

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Retratada en Ana Rosa Payán tendrá que verse Ivonne Ortega
María Teresa Jardí

Lo moderno es el respeto a los derechos humanos.
Lo moderno es la construcción del Estado de Derecho.

En casi cualquier lugar de Europa, antes de la construcción de las democracias occidentales se vivieron siglos de guerras, de invasiones, de conquistas, de terribles imposiciones en aras de bastardos, también, intereses. Pero al final se dieron cuenta de que en el respeto a los derechos humanos está la conquista moderna de la humanidad. Los gobiernos sólo tienen sentido si propician a los gobernados una vida digna. Y no quiero decir con esto que no se encuentren entrampados también los países europeos entre el propiciar la felicidad a los pueblos lo que consigna, como mandato, muchas de sus constituciones y el mandato del capitalismo salvaje que afecta al mundo entero, ordenando la cancelación, por ejemplo, de la seguridad social, que es la que propicia la felicidad que da la vida digna. Sobre historias de crímenes terribles se escribe la historia moderna de Europa.

El desarme de la estructura ética de las instituciones en México se fue escribiendo a base de crónicas anunciadas y en la encrucijada de continuar el camino por el precipicio o dar marcha atrás, aunque sea de manera local, transita México.

Estoy convencida de que en Yucatán todavía se podría. Pero no es largo el tiempo de gracia para lograrlo.

A la prohibición de fumar en lugares públicos, que nada tiene que ver con que el usurpador busque proteger el que no mueran de cáncer los destinados a morir con un corte de cabeza, se apuntan ya otras prohibiciones por los a modo --esbirros que son-- de la derecha corruptísima que hoy impone en México un sistema agotado y a su manera. Se apunta, por periodistas, lo que lo hace aún más grave, la necesidad de encarcelar a los dueños de los diarios que “filtren” información “que ponga en peligro la vida de la víctima” usando para ello el caso de la hija de Nelson Vargas porque un diario dijo “que pidieron el dinero en dólares sus secuestradores y que los padres le ofrecieron pagar a los secuestradores en pesos”.

Se trata de parar investigaciones como las realizadas por el POR ESTO! Y en esa misma tónica se ubica la lógica del cateo a la casa de Blancornelas, ya muerto. No hay otra explicación que la de buscar las pruebas que pudieran quedar de las denuncias que hacía el semanario Zeta cuando él lo dirigía.

La impunidad va. Es el pago por usurpar el poder. Y van a por el dueño del diario que investigue y por ende ponga por escrito en negritas los elementos que pudieran empezar a poner fin a la impunidad.

En la denuncia está la única posibilidad de que se revierta la situación de toma y reparto del poder por unas cuantas familias mafiosas.

Las investigaciones periodísticas exhiben hoy lo que las procuradurías callan: la impunidad que cobija la corrupción como el único pilar del sistema, impuesto por el usurpador emanado del PAN, al servicio de la iluminada derecha empresarial.

En Monterrey exigen la desaparición de la Policía Municipal. Ana Rosa Payán se la impuso a Mérida desoyendo los argumentos de la crónica en contra que anunciaba su creación. La que saltaba a la vista con solamente aplicarse a entender que en un país sin policía, porque la policía, toda, está infiltrada por la delincuencia, crear una nueva policía es propiciar más inseguridad de la que hasta antes de su creación existía.

Como alcaldesa no podía destituir a los esbirros que controlaban desde las policías estatales el negocio de la venta de la droga al menudeo, lo que denunció mil veces el POR ESTO! Pero como panista Ana Rosa Payán podía, y no quiso, enfrentarse a Patricio Patrón Laviada exigiendo poner fin a la crónica anunciada que hoy deja en la esquina de Mérida, como quien dice, doce cadáveres de seres humanos asesinados, torturados y a los que estando vivos les cortaron la cabeza. Brutalidad inaudita. Perversidad absoluta. Locura irredenta…

Como alcaldesa no podía dar la orden pero sí exigir que se pusiera fin a la venta de droga al menudeo en Mérida. Como parte de la sociedad también pudo hacerlo y como persona debió hacerlo. La palabra la tiene Ivonne Ortega. En la consignación de la investigación sobre los responsables intelectuales de la masacre se puede escribir un futuro promisorio para Yucatán, todavía.

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