Jacobo Zabludovsky
Bucareli
15 de septiembre de 2008
Adiós al ‘grito’
México es el único país donde el caos respeta los semáforos.
Ningún otro estado, nación, pueblo o ranchería ha logrado como el nuestro organizar la anarquía y convertirla en una manera de vivir. Esta noche, cuando las campanadas caigan como centavos sobre la suave patria, tres gritos saldrán del Zócalo para registrar en el Guinnes a esta ciudad como la que más gritos pega lo quinces de septiembre. Todo en el mayor orden, absoluto respeto a las tradiciones y a la coexistencia. El Zócalo es desde el jueves una red de alambradas, entre laberinto y almadraba, que mantendrá cerca pero separados a los concurrentes para ir y venir cada quien con su cada cual según sus aficiones y gustos.
En esta esquina, frente a las ventanillas de empeño del Nacional Monte de Piedad, se agrupará hoy su clientela populachera no para dejar el collar de la vieja, sino para gritar con Andrés Manuel López Obrador. En otra esquina, la de Moneda, estarán quienes siempre han querido no que se la den, sino que los pongan cerca de ella, para aplaudir al presidente Felipe Calderón y calmar su angustia de saber cómo, si tiene la mano izquierda en cabestrillo, hará sonar la campana al mismo tiempo que ondea la bandera. Y en una tercera esquina, protegidos de la acostumbrada lluvia dentro de los salones de su gobierno, los familiares, amigos, colaboradores y partidarios de Marcelo Ebrard soplarán con él los espantasuegras y las cornetas, con el ojo atento a calificar si es apto para seguir dando gritos los próximos años desde el edificio de la derecha.
Lo que yo digo es para qué tanto rollo, tanto gasto en corralitos, desplazamiento de soldados a los que se distrae de su labor antidrogas, duplicación de aparatos de sonido, perjuicios a las tamaleras que no saben de qué lado poner su bote si las dejan, uso de toda clase de transportes para recoger mañana toneladas de propaganda de partidos políticos y molestias a los ciudadanos comunes.
Muera el culto a la personalidad y las ofrendas al ego. Propongo, por lo tanto, cancelar la fiesta. No me califiquen de antipatriota, peguen pero escuchen.
El espectacular éxito histórico de la nueva modalidad de informar que se estableció hace 15 días y estremeció al pueblo de México, aconseja, qué digo aconseja, obliga a usar un procedimiento similar para dar el grito.
Corrijo: no se trata de cancelar, sino de cambiar la liturgia cumpliendo, como en el caso del inolvidable informe, con todos los requisitos que la ley y la tradición imponen. Agrego a mi propuesta un proyecto elemental de manual de procedimientos.
El presidente entregará el grito por escrito. Lo hará en la oficialía de partes de la Presidencia, con copias a los poderes Legislativo y Judicial y al Archivo General de la Nación. Grabará en un estudio el grito completo, con vivas y aplausos mezclados por un profesional que acredite su experiencia en el uso de estos efectos. El grito será cortado en segmentos y distribuido para su difusión entre los 12 noticiarios del carrusel, en la siguiente forma equitativa: noticiario 1: Compatriotas. 2: Viva el Cura Hidalgo. 3: Viva Morelos. 4: Viva Allende. 5: Viva la Corregidora de Querétaro. 6: Vivan los héroes que nos dieron patria. 7: Viva México. 8: Viva México. 9: Viva México. 10, 11 y 12, repeticiones de 7, 8 y 9, para ser usadas en los mismos noticiarios o en spots dentro de las telenovelas.
Somos animales de costumbres. Todo lo que las altere nos molesta. Pero pronto se habitúa uno a la nueva realidad. No sería esta la primera modificación al grito. Para empezar, el cura Hidalgo lo dio en la madrugada del 16 en un atrio de iglesia y desde entonces se han registrado cambios de horario, lugar y formas. Fue Santa Ana, enemigo de madrugar, quien inventó gritar a las 11 de la noche.
Las ventajas son obvias: los interesados de verdad podrán escuchar y ver el informe completo sintonizando los 12 noticiarios de radio y tv, podrán recibirlo en partes a la hora que quieran en la comodidad de su hogar, como dicen los locutores, no saldrán a la calle de noche exponiéndose a policías y ladrones, los spots podrán tener patrocinio para subvencionar a las televisoras que tanto lo necesitan y, sobre todo, no se violará ninguna ley, al contrario, el espíritu del homenaje será fortalecido por los reglamentos que se expidan con ese objeto.
El cura Hidalgo no usó micrófonos ni cámaras ni reflectores. El acto se ha adaptado a las herramientas que ha creado el ingenio humano. Pongámonos al día, acabemos con lo anacrónico. Y si hay alguien que quiera conservar copia escrita del grito, podrá solicitarla por e-mail. La internet no es desechable. Podría amacizar el impacto.
Y bai bai, grito.
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