Por Esto!
Peña se añade a nuestras demandas
Laura Bolaños Cadena
¿Volver a cuál orden?
¿Al del predominio de los grupos criminales que extorsionan, secuestran y asesinan impunemente; al de los atentados constantes de las fuerzas represivas oficiales contra los derechos humanos de los mexicanos? ¿Al de las autoridades judiciales que protegen y apoyan a la delincuencia? ¿Al de la pasividad ante los atropellos? Nada más en Acapulco, Gro., han sido asesinados por los maleantes 19 maestros por resistirse a la extorsión. Actualmente les exigen a los mentores entregar su sueldo y aguinaldo con amenazas de muerte.
Unos 300 maestros desfilaron por la costera Miguel Alemán, en la zona turística, exigiendo seguridad en las escuelas. Llevaban 19 ataúdes de cartón denunciando los asesinatos mencionados ocurridos sólo en lo que va de este año. ¿El orden es silencio ante los asesinados y el desorden protestar y exigir seguridad?
El desorden y la violencia que ya existían, se vieron agravados a niveles nunca sospechados desde, hay que repetirlo, el sexenio de Felipe Calderón, y no ha cesado en éste; sólo las protestas se han levantado con inusitada fuerza y a nivel nacional para exigir el fin de la inseguridad. Las demostraciones por Ayotzinapa evidencian el hartazgo por esta situación. Antes digan que tardaron.
Ni siquiera la solución al caso reciente aplacará la protesta pacífica; tampoco que se juzgue y encarcele a unos cuantos responsables y/o chivos expiatorios, pues la culpa está repartida en todos los niveles de gobierno, del federal para abajo. ¿Se pretenderá con eso calmar los ánimos?
Paz y justicia
También se escucharon estas demandas en el discurso peñista mencionado. ¿Pero puede haber paz y justicia si continúa la inseguridad? ¿O si no se resuelve la situación de siete y pico millones de jóvenes sin acceso al estudio ni al trabajo? ¿Con salarios de hambre y condiciones injustas para los trabajadores? ¿Con desempleo? ¿Con el desastre educativo que se pretende resolver yendo contra los maestros? ¿Con la mayor entrega del país y sus riquezas a las trasnacionales petroleras? ¿Con el 60 por ciento de la fuerza laboral en el ambulantaje? ¿Con un mercado interno cada vez más deprimido? ¿Con la corrupción royéndole las entrañas a una economía declinante?
Peña Nieto recibió al país ya muy mal, pero él lo ha empeorado. Y no se empeña en cambiar de rumbo, se le llena la boca diciendo que vamos por el camino correcto, este mismo que nos ha llevado al fracaso.
México, cementerio clandestino
Cuanto más rascan la tierra en busca de los restos de los normalistas, más cadáveres encuentran en fosas clandestinas. ¿En qué va a parar este inmenso horror? Muy pocos se atreverán a aprobar los desmanes cometidos por maestros en Guerrero o la quema de la puerta del Palacio en el DF. ¿Pero quién va a justificar los crímenes y atropellos de todo tipo cometidos por delincuentes organizados y por autoridades? No falta quien magnifique los desmanes y a cambio pida que se aplaque a los “revoltosos” por la fuerza, como amenaza hacerlo Peña Nieto. Sus aliados en los medios de comunicación ayudan a preparar el terreno para cuando decida “meter en cintura” a los protestantes. El gobierno aparenta paciencia para justificar el esperado desenlace. En vez de presentar a los jóvenes desaparecidos, van a golpear y encarcelar a disidentes. Para eso presentan en televisión y cierta prensa, de forma escandalosa, los pocos disturbios habidos durante las manifestaciones, y callan que la gran mayoría son pacíficas. Confían en que las medidas de fuerza sean aprobadas por “las personas decentes” y así se reviente el conflicto. Tal esperanza es vana. Esto ya no termina aquí. “Seguiré sembrando rebeldía hasta que coseche libertad”, es el grito desde una pancarta
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