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Ayotzinapa y el México bronco
Ricardo Monreal Avila
Nadie en el país ni en el mundo hubiese imaginado que la noche del viernes 26 de septiembre en Iguala, con el secuestro y desaparición de 43 estudiantes normalistas de una escuela rural que muy pocos conocían de su existencia, se iba a encender la mecha de la inconformidad ciudadana que ahora cunde como reguero de pólvora por todo el país.
Si algún partido, movimiento o dirigente opositor se hubiese propuesto encender o detonar esa reacción en cadena, no lo hubiese logrado de la manera tan expansiva, creciente y contagiosa como lo está generando este incidente.
Es un caso de reacción de masas que merece ser analizado en sus causas y consecuencias. Es el despertar del México bronco que, a decir de Porfirio Díaz, víctima histórica de ese fenómeno, un día se despierta y nadie sabe cuándo volverá a su lecho de tranquilidad y reposo.
Por lo pronto, a mes y medio del suceso, lejos de descender o extinguirse en el olvido, las reacciones de la gente crecen y crecen como una ola de indignación, en México y en el exterior. A tal grado que el Departamento de Estado del gobierno norteamericano ha expresado ya su preocupación por el curso de estas protestas. Es una epidemia causada por un virus expansivo: rabia social.
Una nota de la agencia informativa de la revista Proceso, hace una reseña puntual de lo acontecido en los últimos días.
“Por cuarto día consecutivo desde que la Procuraduría General de la República (PGR) dio a conocer la versión oficial sobre el destino de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, estudiantes, maestros y ciudadanos salieron a las calles para exigir justicia.
“Las movilizaciones no estuvieron exentas de actos de violencia y de enfrentamientos con las fuerzas del orden, en particular en los estados de Guerrero y Michoacán, donde normalistas y maestros de la CNTE arremetieron contra sedes estatales de partidos políticos. También se registraron bloqueos carreteros, tomas de casetas y manifestaciones espontáneas.
“En Chihuahua, el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, fue increpado por universitarios de Parral y en la Ciudad de México la Cámara de Diputados fue desalojada, luego de surgir el rumor de que una manifestación de estudiantes iría hasta ese lugar.
“Los hechos más graves ocurrieron de nueva cuenta en Chilpancingo, Guerrero, donde unos 500 integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), acompañados por estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, prendieron fuego a la sede estatal del PRI.
“Con palos y tubos rompieron candados, vidrios y destruyeron material y mobiliario. También realizaron pintas y prendieron fuego a oficinas alternas.
“Hasta ese lugar llegaron elementos de la policía antimotines, lo que originó un enfrentamiento. Los uniformados fueron recibidos con piedras y palos por parte de los manifestantes tras una gresca en la que ambos bandos intercambiaron proyectiles. Luego los uniformados lanzaron gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes, pero éstos respondieron lanzando cohetones.
“Un mando de la policía guerrerense se acercó a los manifestantes para dialogar con ellos y negociar una tregua para que permitieran el acceso de Protección Civil y bomberos para controlar el incendio.
“Los maestros acordaron replegarse con la condición de que no se detuviera a ninguno de los manifestantes. Los policías se replegaron pero volvieron a encenderse al afirmar que los policías habían detenido a dos personas por lo que retuvieron al subsecretario de Seguridad Pública estatal, Juan José Gatica Martínez y afirmaron que lo retendrían hasta que liberaran a los dos presuntos detenidos.
“Poco más de dos horas después los maestros entregaron al mando policiaco al Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y confiaron en que al entregarlo también sean liberados sus compañeros.
“Los miembros de la CETEG afirmaron que el enfrentamiento con los policías dejó un saldo de 25 maestros heridos, 15 de los cuales requirieron hospitalización, y responsabilizaron al gobernador interino, Rogelio Ortega Martínez, por la represión que sufrieron.
“Por su parte, unos 400 alumnos adheridos a la Coordinadora Estudiantil de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), marcharon de la alameda central Francisco Granados Maldonado hacia Ciudad Universitaria (CU) Sur para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
“Durante el trayecto, estudiantes de diferentes carreras y preparatorias marcharon con fotografías de los 43 desaparecidos pegadas en sus playeras y con los números del 1 al 43.
“Iniciaron su marcha alrededor de las 9:30 horas en la alameda ubicada al Sur de Chilpancingo y la culminaron en la avenida Lázaro Cárdenas, a unos metros del Congreso del Estado, donde realizaron un mitin.
“En Morelia, Michoacán, normalistas de los ocho planteles del estado también arremetieron contra sedes de partidos políticos. Días antes lo hicieron en las del PRI y PRD y hoy ocasionaron destrozos en las del PAN y Nueva Alianza como parte de las acciones de protesta que llevan desde hace más de un mes por la desaparición de los 43 normalistas.
“Cerca de las 11:00 horas, encapuchados y a bordo de camiones, decenas de normalistas de Tiripetío llegaron a la sede del PAN ubicada en la colonia Chapultepec Sur y causaron destrozos.
“Simultáneamente, otro grupo hacía lo propio en el edificio del Partido Nueva Alianza sin que los elementos de la Fuerza Ciudadana intervinieran.
“Más tarde, se trasladaron a la sede estatal del PRD donde realizaron un mitin y pintaron grafitis en el edificio.
“Los normalistas exigieron la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto y llamaron a la comunidad para sumarse a su protesta y su lucha por una sociedad en paz y libre. Dijeron que protestar ya no sólo es un derecho, sino una obligación”. (Continuará).
ricardomonreala@yahoo.com.mx
Twitter: @ricardomonreala
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