¡¡Exijamos lo Imposible!!
El peligro real es el fraude
María Teresa Jardí
Alguien toca. Me asomo por la ventana que está ubicada al lado de la puerta de entrada y veo a un hombre con canas, vestido con vaqueros y una camiseta. Una persona mayor común y corriente, al estilo de los vecinos de la colonia Roma. Le preguntó qué se le ofrece y me pregunta, amablemente, si me puede entregar el diario Milenio de ese día y algunas revistas. Le digo que sí y por la reja me entrega “el regalo”. Y me explica, que me lo van a traer un mes, “para ver si luego quiero suscribirme”. De la misma manera amable, con la que él hasta ese momento se dirige a mí, le digo que para que eso suceda el dueño de Milenio tendría que correr a Carlos Marín y algunos de sus otros colaboradores y que más le valdría hacerlo antes de que ese diario desapareciera del todo como referencia noticiosa. Monta en cólera y me exige que le regrese “el regalo”. Lo que hago de inmediato, muerta de risa. Y llego a la conclusión de que cuando se elige bajar en la escalera de la traición, a lo que alguna vez se fue, llega siempre el momento en que no se tiene ya ninguna posibilidad de reversa.
Al PRI le ocurre lo mismo. Mientras Fox tomaba posesión de la Presidencia. La jerarquía priísta debería haberse encontrado reunida analizando, de entrada, el mensaje ciudadano. Y, asumiendo errores tendría que haber recapacitado e iniciar de inmediato el camino de regreso. Pero el PRI había sido tomado por la derecha tecnócrata y prefirió seguir el camino de bajar la escalera de las traiciones hasta llegar al punto de ya no tener posibilidad de reversa. Lo mismo que le ha ocurrido al PAN que prefirió verse reflejado en el PRI neoliberal e imitar su único interés de hacerse de dinero para convertirse sus exponentes, de primer nivel, en los más ricos del planeta, renunciado a los principios democráticos y de búsqueda del bien común que, como exponentes del PAN, promovían los panistas y hoy PRI y PAN son lo mismo.
La corrupción obliga al entreguismo y la degradación incluso personal como ocurrió con Fox, como ocurre con Calderón y con la candidata panista que sólo garantiza más de lo mismo y sesenta mil muertos son muchos muertos para seguir por ese camino. Lo que no da más de sí es el sistema que se aplica y menos aún como se ha aplicado aquí por priístas y panistas.
Lejos de pensar, el hombre enviado a regalar los ejemplares del diario Milenio en que por más que no estuviera de acuerdo en lo que yo, amablemente, repito, le decía, se enojó. Lejos de analizar el PRI el mensaje ciudadano, hasta se creyó que podía imponer a un candidato chatarra vendido por Televisa.
Va a perder el PRI. Que no lo duden ni las televisoras ni los priístas. Como van a tener que correr las televisoras a los conductores de noticias ejemplificados en los López Dóriga. Las crónicas anunciadas siempre se cumplen.
Es diáfano que se está instaurando una campaña total en contra de AMLO y ante la imposibilidad de seguir usando, del todo, a la telebasura, se está impulsando la misma por la prensa escrita y se está retomando por la radio incluso por la boca de Carmen Aristegui. Usando al que se deja, como ha sucedido con Javier Sicilia, por los que a su alrededor no han recibido una invitación que les garantice el ser funcionarios, con AMLO, bien pagados. Se ejecutaron los valores y los vacíos fueron llenados por antivalores y los principios se encuentran enterrados.
El verdadero riesgo está en el fraude para imponer a la panista que convertiría a Hitler en una blanca paloma. Y más vale que los estudiantes se enteren antes de que sea demasiado tarde. AMLO es nuestra única esperanza y posibilidad de no continuar viviendo, como en una pesallida recurrente en el futuro, el mismo lamentable presente teñido de sangre y desapariciones forzadas de personas.
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