¡¡Exijamos lo Imposible!!
Las inútiles mentiras de las encuestas
Jorge Canto Alcocer
Cierto que ya estamos hasta el gorro de las encuestas, que en los últimos días se han desgranado con ansia demencial, y ahora sí todas unánimes proclaman anticipadamente el amplio triunfo del copetudo. Y aunque los ciudadanos informados sabemos a qué atenernos al respecto, me parece pertinente insistir nuevamente sobre el particular, a fin de despejar dudas de quienes aún pudieran tenerlas a pesar de estar probado hasta la saciedad la total falta de ética y certeza de estos ejercicios, procedentes de fuentes interesadas, compradas y manipuladas.
Repasemos nuevamente algunos ejemplos de los “aciertos” más recientes de las muy “respetables” casas encuestadoras de nuestro país. En las elecciones estatales de Hidalgo, celebradas en julio de 2010, las casas encuestadoras de mayor prestigio vaticinaban un amplísimo triunfo del candidato priísta Francisco Olvera, a quien se atribuía el 51% de las intenciones, frente al 31% de la opositora Xóchitl Gálvez. La realidad fue muy distinta: Xóchitl obtuvo el 45% de los sufragios, es decir, 16% más de lo medido por las encuestadoras. Las elecciones de Oaxaca, realizadas también en julio, probaron otro error monumental de las “purísimas fuentes del conocimiento electoral”, que veían como ganador al priísta Eviel Pérez Magaña, con cinco puntos de ventaja sobre el opositor Gabino Cué, quien hoy gobierna en la cuna del juarismo tras haber triunfado con una ventaja de 10 puntos sobre su contrincante priísta. El error, entonces, fue de 15%. También en julio hubo elecciones en Puebla, Estado que según las encuestas conservaría el PRI con una ventaja de 10 puntos, pero que en realidad se convirtió en un nuevo fracaso del tricolor, que perdió PRECISAMENTE por 10 puntos, por lo que el yerro de las “prestigiadas”, “científicas” y “desinteresadas” empresas fue de ¡20 PUNTOS!
El mismo cuatro de julio se efectuaron las elecciones estatales de Veracruz, en las que, para variar, las encuestas preveían un holgado triunfo del PRI, con una clara y contundente ventaja de 22%. Las urnas hablaron un lenguaje muy distinto, y si bien finalmente triunfó el priísta Javier Duarte, lo hizo por apenas ¡DOS PUNTOS! y no por los 22 anunciados. La “equivocación” en este caso fue en total de 23 puntos, pues el candidato del PAN obtuvo 19 por ciento más de lo previsto, y el representante de la izquierda cuatro puntos más de lo que las encuestas le adjudicaban.
La cereza del pastel son las ya muy citadas elecciones estatales de Michoacán, en las que las “inmaculadas” empresas pronosticaron el triunfo de la panista Luisa Calderón con 38%, superando al priísta Fausto Vallejo por 10 puntos y al perredista Silvano Auroles por 21 puntos. Aquí llegamos a los límites de lo increíble: Vallejo ganó la contienda, obteniendo 7 por ciento más de lo previsto, la “Cocoa” recibió 6 puntos menos, y el candidato de la izquierda logró en las urnas once por ciento más de lo que manifestaron las encuestadoras. Sumando los errores, nos encontramos una disparidad de ¡25 PUNTOS!
Me parece pertinente comentar un último dato: en las elecciones de 2000, en las que funcionó el voto útil, las encuestas le daban al priísta Francisco Labastida Ochoa ventajas de entre 20 y 10 puntos sobre Vicente Fox ¡JUSTAMENTE LA MISMA VENTAJA QUE LE PRONOSTICAN AHORA A PEÑA NIETO SOBRE LÓPEZ OBRADOR! Dadas las consideraciones anteriormente hechas, y lo “confiables” y “ciertas” que han resultado las encuestas ¡Qué alivio que traigan sus datos como los traen! Preocupante sería otra cosa. Allí ellos con sus números, que bien caro seguramente los van cobrar. El primero de julio, en la noche, celebraremos la realidad.
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