domingo, 24 de junio de 2012

Ya está la elección a la vuelta de la esquina

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Diez días para transformar a México 
Epigmenio Ibarra

Si un segundo basta para morir debe también bastar para cambiar. Eliseo Alberto de Diego, Lichi

Ya está el 1 de julio a la vuelta de la esquina. Se acaban las campañas y nos toca reflexionar, más allá de la estridencia de los spots, de los miedos sembrados por la guerra sucia, de la ofensiva omnipresencia de la propaganda política, por quien habremos de votar.

Ya llega la hora en que millones de mexicanas y mexicanos, en la soledad de la casilla, habremos de decidir, cruzando en un sentido o en otro la boleta electoral, el rumbo que ha de tomar el país.

Muchos hay que quieren intervenir en esa decisión individual y soberana. Que quieren robarnos ese derecho y esa obligación que le dan sentido al hecho de decirse, de sentirse, de saberse “ciudadano”.

Muchos hay que quieren comprar nuestro voto, torcer, de nuevo, la voluntad popular.

No saben ganar por las buenas. La democracia les pesa. Solo hablan de ella de dientes para afuera. En el poder se mantuvieron a punta de trampas y fraudes; al poder quieren volver de la misma manera.

Mentira que en esta elección presidencial esté en juego, solamente, saber quién habrá de sentarse en la silla por los próximos seis años.

En diez días nos jugamos el todo por el todo.

El país no aguanta más por la ruta que hasta ahora se ha seguido. La viabilidad de la nación está en la balanza y nos toca a nosotros decidir en qué sentido habrá ésta de inclinarse.

En vilo están nuestra dignidad, nuestros sueños, nuestras esperanzas y las de nuestros hijos. Nuestro legítimo derecho a gozar de una vida más plena en una patria digna, justa y en paz.

Dejar que en estas elecciones nos hagan trampa; que nuestro voto se vuelva mercancía es tanto como darnos un tiro en la sien.

No hay paz sin democracia y no hay democracia si no se respeta, escrupulosamente, el sufragio efectivo.

Nuestra primera tarea en los próximos diez días es asegurarnos de que esos que pretenden robarnos nuestros votos fracasen. Cerrarle el paso al fraude. Generar las condiciones personales y sociales para votar en libertad.

En poco más de una semana sabremos si le damos entrada, de nuevo y con nuestros propios votos, a quienes por décadas nos han saqueado, nos han oprimido, nos han humillado o si, por el contrario, somos capaces de transformar a este nuestro México herido.

En poco más de una semana sabremos si los señores del fraude y la corrupción, de la guerra sucia y las viejas mañas, de la violencia y la impunidad tuvieron éxito o si, por el contrario, les ganamos la partida vigilando el proceso; manteniendo nuestra independencia.

Diez días solamente. 240 horas nos quedan para derrotar al inmenso poder del dinero, para vencer el miedo, para superar la inercia, para dar, promoviendo y defendiendo el valor del sufragio, un salto histórico y abrir, ahora sí, el camino de la verdadera alternancia.

Mentira también que tengamos los mexicanos tres opciones frente a nosotros.

Más allá de la esperada caída de Josefina Vázquez Mota en las preferencias electorales está el hecho de que ella y su partido representan, solo con una mínima diferencia de matices, el mismo proyecto político económico del PRI.

Este 1 de julio tenemos que decidir las mexicanas y los mexicanos entre dos alternativas: o el retorno al pasado autoritario con Enrique Peña Nieto, o la apertura de un nuevo camino para la nación con Andrés Manuel López Obrador.

Con base en las encuestas, muchos creen que la victoria de Peña Nieto es ya un hecho consumado. Creen que el PRI, respaldado por la televisión y por el poder del dinero, es un adversario imbatible.

Alegan que, pese al impulso ascendente de López Obrador, ya no le alcanzará el tiempo y se preparan para recibir al PRI en Los Pinos y para emplear, otra vez, los ya conocidos métodos de presión, concertación y sumisión frente al poder.

Otrosy también somos legiónno nos resignamos ni damos, todavía, nada por hecho. Hemos visto, de la mano de los estudiantes, resurgir la esperanza; hemos sentido soplar con fuerza, por nuestras calles, un vendaval soberano.

Ahí donde, hasta hace poco más de un mes, no había nada ni nadie, surge de nuevo la multitud; una multitud informada y decidida, consciente y clara de lo que está en juego y que espera acudir a las urnas para decidir, con el futuro del país, su propio futuro.

Una multitud que reclama, con firmeza inusual, No a la imposición” y que su voto sea respetado.

Hoy somos muchos los que tenemos confianza en que la memoria, la dignidad, la capacidad de articulación y lucha de millones de ciudadanas y ciudadanos puede cambiar el rumbo de esta elección.

En solo diez días, en solo 240 horas debemos, millones de mexicanas y mexicanos, de transformar este país.

Solo de eso se trata; de lograr esta hazaña. De reconquistar la esperanza. Tenemos la capacidad, nos asisten la razón y el derecho para hacerlo.

Diez días, 240 horas. Está en mis manos y en las tuyas. Está en nuestras manos lograrlo.

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