¡¡¡ Presidente!!!
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
“No les voy a fallar”, promete AMLO
Zócalo a reventar: más de
500 mil
Acudieron ciudadanos informados
Testimonios de la realidad nacional
Desconfían electores de IFE y TRIFE
Últimas declaraciones de EPN y JVM
“La democracia necesita una virtud: la confianza. Sin su construcción no puede haber una auténtica democracia”: Victoria Camps
Dicen que en la plancha del Zócalo capitalino caben aproximadamente 250
mil personas. Algunos advierten que son más y que hacen un tanto igual
las que se quedan sin ingresar a esa área y permanecen en las calles: 20
de Noviembre, Pino Suárez, 5 de Mayo, 16 de Septiembre y 5 de Febrero.
Unas cifras son las que están en el reporte de la policía, otras en las
de los organizadores, unas distintas aparecen en las agencias
informativas y otras más son las que reportan los medios de comunicación
electrónicos. Sin embargo, están las fotografías que revelan, sin
ningún truco, el lleno absoluto y lo voluminoso de un movimiento que ha
dejado sin habla a los equipos de campaña de los candidatos a la
presidencia, incluyendo a los de AMLO. Un mar de gente se arremolinó
sobre Paseo de la Reforma para iniciar, con el tabasqueño, una marcha
que culminaría en el centro mismo de la capital de la República, en el
lugar donde se establecen los Poderes de la Unión. Ellos le dieron
sentido a la expresión “con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada”.
Desde las primeras horas del miércoles, comenzaron a llegar familias
completas que pretendían apartar un lugar; también lo hicieron hombres y
mujeres de la tercera edad que, según comentaron, reciben su pensión
desde que AMLO era jefe de gobierno. Llegaron en el metro y en ese
transporte nada económico, al que todavía se le llama “pesero”. Las
estaciones de radio, sin excepción, hacían llamados para que la gente no
saliera a la calle si no tenía un quehacer determinado, para evitar
conglomerados a los que calificaron como inútiles, y con el fin de que
no se hicieran congestionamientos vehiculares en virtud de que habría un
evento en el Zócalo. Omitieron, lo más que pudieron, hablar del cierre
de campaña de López Obrador. Inició también el despliegue policíaco a
cargo de Seguridad Pública del DF y la subsecretaría de Control de
Tránsito comenzó a marcar los cortes para la circulación.
El inicio de la marcha se programó para las cuatro de la tarde y, en
efecto, comenzó unos minutos después ante el asombro de propios y
extraños que se apostaban en las áreas con cristales de los edificios
situados sobre Paseo de la Reforma. Unirse a la marcha no resultaba
difícil; caminar sí lo era porque a cada paso se sumaban más y más.
Curiosamente no hubo automovilistas irritados, aunque tampoco se
presentó el caos tantas veces anunciado por las estaciones radiofónicas y
los portales informativos. Los organizadores hablaron de la llegada de
cerca de 500 mil personas al evento y lo único cierto es que el número
es indeterminado, incalculable, y que lo más probable es que esté
totalmente superado ya que incluso, a la salida de las oficinas situadas
en el área que facilita el ingreso al Zócalo, todo tipo de empleados
comenzaron también su caminata hacia el Palacio Nacional con el fin de
alcanzar a captar información directa.
También desde el mediodía iniciaron las declaraciones. Marcelo Ebrard,
jefe de gobierno capitalino, afirmó que no iría a la marcha pero que
estaría presente y en primera fila con López Obrador. Sin embargo, a su
lado, desde la salida de la marcha en el Ángel de la Independencia,
estuvo junto a Cuauhtémoc Cárdenas, quien se vio superado y en forma
superlativa en comparación con los hechos registrados durante su campaña
en 1988. Apenas se dieron los primeros pasos y los gritos de
“¡Obrador!, ¡Obrador!” sin interrumpir y sólo cambiaron cuando, al
llegar a la avenida de los Insurgentes, el tabasqueño tomó el micrófono y
expresó gritando “¡Vamos a ganar!” y recibió como respuesta una sola
voz compuesta por un coro de miles de gargantas “¡presidente,
presidente, presidente, presidente!
Mientras esto ocurría durante la caminata, la plancha del Zócalo ya
estaba prácticamente llena. No fue posible que se dieran los datos de
quienes se hospedaron en los hoteles del centro para captar con lentes y
cámaras el mar de gente que se registraba y el lleno a reventar del
lugar. Se supo que algunos no eran habitantes de la capital de la
República sino que procedían del Estado de México, Hidalgo, Puebla y
Morelos y, como se sabe, solamente esta última, que también está en
campaña, tiene forma de pagar algún transporte. En las calles que
confluyen al Zócalo se instalaron algunas mega pantallas para que la
gente pudiera ver a López Obrador. A la llegada de éste al lugar,
desplegaron cientos de globos a manera de bienvenida.
Caminar entre tanta gente no era algo fácil. Se pudieron distinguir
algunos rostros conocidos, de cercanos a AMLO como Lázaro Cárdenas,
Graco Ramírez, integrantes propuestos para formar el gabinete; algunos
actores como Héctor Bonilla, Julieta Egurrola, Alejandro Encinas, Hugo
Romo, candidato a la delegación Miguel Hidalgo, líderes sindicales,
etcétera. Sin embargo, lo interesante es lo que la gente que respalda al
tabasqueño piensa y no se trata de esa masa que se empeñan en denigrar
sino en mexicanos conscientes, informados de lo que acontece en el país,
con un criterio propio, ciertos de la necesidad de cambio; muchos de
los que establecieron contacto nos expresaron que solicitaron permiso
sin goce de sueldo en sus empresas para estar en un momento clave porque
es el que impedirá que lleven a cabo un fraude electoral de manera
impune. “Hoy la prensa internacional está pendiente de lo que sucede en
el país y después de una demostración, en la que estamos comprometidos,
no será tan fácil hacer el trabajo sucio del 2006”.
Mostraron, una y otra vez, su desconfianza en las autoridades
electorales de las que dijeron son demasiado caras para ser tan
ineficientes. Algunos se atrevieron a señalar que se trata de un grupo
de corruptos que están contra la voluntad popular. Las interrogantes
brotaron por doquier: “¿Cómo explica el IFE lo de los lápices para votar
que pueden borrarse? ¿Tienen explicación para ello cuando después de
ser denunciada esta falla debieron retirarlos, solicitar una disculpa,
enseñar que el pedido lo hicieron especificando que tenían que ser
indelebles y, por lo tanto, multar a la empresa y cancelarle el pedido
además de solicitarle lo pagado? Nada de eso han hecho, ni siquiera
hacer la declaración de que no se usen y se vote con el plumón, la
pluma, el marcador que cada ciudadano lleve”.
Se preguntaron o nos preguntaron: ¿Usted sabe qué ha pasado con las
investigaciones de las denuncias que han presentado los ciudadanos en la
FEPADE? ¿Ha servido de algo denunciar? ¿Esperan a tener un ganador y
después decir que ya nada se puede hacer? Algunos más abundaron en los
gastos de campaña escandalosos que dicen ha realizado el PRI y sobre los
que no hay ninguna amonestación: “Es una camarilla que se protege. Todo
lo que ha gastado Peña Nieto en aviones, en espectaculares, ahora con
las tarjetas esas para cobrar el voto, con lo que les pagan a los
operadores, lo que han escrito los periódicos de todo eso no tiene
ningún valor para ese señor ¿Valdés? Entonces que nos digan que sí se
vale, que sí toman en cuenta y si al final y supuestamente con reglas
marcadas cada candidato puede hacer lo que le venga en gana, ya que al
final son ellos y los del mentado Tribunal los que van a decidir”.
Una sociedad que en su mayoría está informada por lo que pudimos
observar al platicar con quienes lo mismo traían un reloj de fantasía,
otro de marca regular y muchos, muchísimos más sin tener que les marque
la hora, se dio cita para apoyar a su candidato y para demostrar que no
se rendirán hasta en tanto el IFE no aclare una a una las denuncias
sobre irregularidades detectadas durante todo el proceso, y le dé una
respuesta congruente a las interrogantes que han surgido y que también
mencionan la entrada de los teléfonos celulares como medio para
demostrar que votaron por el candidato que compró el sufragio y que, a
la vez, demuestra que tal hecho no es producto de la imaginación ni de
fantasías, sino la triste verdad que rodea a los que quieren manejar una
democracia a su modo, para su beneficio que no es ni siquiera como le
llamarían peyorativamente “a la mexicana”.
Dijeron que no aprobaban que AMLO fuera a firmar ningún compromiso
–porque ese sí que los cumple— de respetar sin protestar el resultado
que el IFE diera sobre la elección, no mientras este instituto no diera
fe de que estaba actuando con absoluta imparcialidad y que demostrará
que, en efecto, es la autoridad electoral que tiene bajo su cargo la
vigilancia de que se cumplan por unos y por otros todas las reglas
marcadas para el proceso. “Como eso no lo está haciendo, ¿por qué
tenemos que aceptar sin decir ni pío lo que ellos quieran imponer?” Pero
también refieren que si tiene quejas el PRI o el PAN sobre sus
adversarios, también deberían exigir que se las aclaren y si no lo hacen
es porque saben que lo peor lo tienen ellos que son los que poseen el
dinero suficiente para llevar a cabo todo tipo de acciones y pretender
comprar las conciencias.
Así, pues, queda demostrado que es de sabios caminar entre el pueblo y
escucharlo. No hubo quien hablara de que habrá seguridad, empleo,
garantías, libertad, etcétera, esos temas los dejaron para aplaudir al
momento en el que de ello se habló en el discurso que ofreció López
Obrador. Los ojos, los oídos, los sentidos y el mismo corazón están
puestos en el 1 de julio. “Por fortuna, ya no habrá ese permanente
recuento de porcentajes de las encuestadoras que siempre manipulan las
cifras. No es posible que con tantos errores que ha cometido la pobre
mujer, la Vázquez Mota, hasta le digan que va en ascenso cuando las
propias mujeres están en su contra por eso del “cuchi, cuchi”, porque
unas se sienten ofendidas por la vulgaridad y otras se enojaron porque
las arremedaron y dicen que las tilda de “nacas”.
“El único que ya usted lo está viendo “seño” llena las plazas a reventar
con gente que viene aquí de puro corazón, mire, yo saqué los únicos
zapatos buenos que me quedan y con los que voy a buscar trabajo, me
peiné lo mejor que pude, allá atrás viene mi vieja y dos de mis hijos,
ella los cuida mientras yo aquí voy con la esperanza en alto que es lo
único que nos queda para poder dormir; vea cuántos somos, unos más
jodidos que otros y los hay que no están así y que tienen estudios, que
saben y que también están hartos de que los del gobierno estén hinchados
de lana y bien comidos mientras hay un chingo de muertos de hambre. No,
esto ya no aguanta más y si quieren pelea la vamos a dar pero esto no
puede seguir en las mismas ¿qué va a pasar con mis hijos? No van a poder
ni conseguir empleo porque no tengo para la primaria, menos para la
preparatoria”.
Es por todo lo expresado que se volcaron en aplausos sin fin cuando
López Obrador pronunció: “Sería una canallada fallarles, no voy a
hacerlo nunca. Ustedes me han dado su apoyo y respaldo en los momentos
difíciles, así como me quieren así los quiero yo, no es una relación
fría, de conveniencia, así que no les voy a fallar, no voy a traicionar
al pueblo de México, soy muy consciente de mi responsabilidad histórica,
no es sólo un asunto político, tiene también mucho que ver con los
afectos”. Así las cosas si al inicio, desde la marcha, se sentía un
ambiente que contenía una gran dosis de tensión, de incertidumbre, la
culminación fue convertida en una gran fiesta en la que los asistentes
recobraron la seguridad, se supieron dueños del peso de su voto y se
mostraron dispuestos a defenderlo si la autoridad electoral no cumple.
“No se trata de enfrentarnos entre hermanos, pero tampoco de creer a pie
juntillas en el tal Sicilia que va de un bando a otro con la bandera
del dolor y que da besos a los responsables de la situación de violencia
en el país, en esa bondad sí que no creemos, menos si los del IFE lo
quieren como testigo de honor de la firma de un documento que compromete
a todos, a priístas, a panistas, a perredistas, a aliancistas a
permanecer callados ante su ineptitud e irresponsabilidad”. La violencia
sólo puede llegar provocada y orquestada y en las izquierdas no es esta
su característica. Búsquenla por otro lado, donde años de historia
revelan este tipo de acciones”.
El final de esta conversación tuvo como fondo las palabras del
tabasqueño, en las que aseguró que tiene el apoyo de panistas y priístas
que están hartos de la mezquindad de sus partidos y sostuvo que también
cuenta con el apoyo de miles y miles de ciudadanos independientes que
en las últimas horas han decidido emitir el sufragio por su persona.
“¿Ya ve usted cómo no me equivoco? Por acá todo será tranquilidad y
sujeción a la ley hasta que todo esté lo suficientemente claro. Si no
hay dinero para comer menos para otras cosas y, por cierto, ¿quién es
ahora el chino que tiene el guardadito, usted sabe?
Ahí mismo, se dijo que el candidato a jefe de gobierno del DF, Miguel
Ángel Mancera Espinosa, se mantuvo lejano a López Obrador y que sólo se
vieron cuando hubo necesidad para discutir dos o tres puntos
relacionados con la campaña, una sola ocasión, aunque sí establecían
contacto telefónico, pero que el candidato capitalino no respondía ni
hacía caso de ninguna de las sugerencias del tabasqueño. Esa “sana
distancia”, nos platicaron, se debe a que Mancera ha pensado que si gana
AMLO, él, que si tiene seguro el triunfo, no quiere llegar con
predisposiciones contra quien gobierne al país. Sin embargo, este
miércoles y ante la multitud que llenó todo lo que a la vista se
ofrecía, manifestó un apoyo sin restricciones al tabasqueño y lo hizo
con sus hijos Miguel y Leonardo, como testigos de que habrá de cumplir.
Mientras, en el Zócalo la fiesta concluía sin incidentes, sin quejas,
sin bocinazos de automovilistas, en otros lugares el dolor de cabeza
inició y los cuartos de guerra se declararon en sesión permanente de 24
horas, en Los Pinos los teléfonos llaman incesantemente y en el IFE se
mueven tratando de sacudirse algunos temas como el de Monex, en tanto
que el TRIFE se apresta a defenderse por el señalamiento duro y crítico
por los cambios de sistema a unos días del proceso.
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