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El que encabeza responde
Laura Bolaños Cadena¿A quién se reconoce como autor de las leyes de Reforma del siglo XIX? Hasta el más ignorante de los mexicanos responderá que a Benito Juárez. Hay quien precisa: Fue Miguel Lerdo de Tejada, y esa ley era conocida como Ley Lerdo. Pero quien la puso en práctica hasta sus últimas consecuencias fue Benito Juárez. No faltan quienes intentan restar méritos al prócer. Si realizó algunas acciones brillantes que redundaron en beneficio de México, fue gracias al equipo del que se rodeó. Él no era ni con mucho el más inteligente.
Supongamos que tuvieran razón. La mayor inteligencia de un gobernante estriba en rodearse de colaboradores inteligentes. Si son más inteligentes que él, mejor. Pero quien rinde cuentas ante el país y ante la historia es el que encabeza. De lo bueno y de lo malo que hagan sus ministros o secretarios, el jefe del equipo es el responsable.
Si se pierde o gana una batalla, no imputamos mérito o demérito a la tropa sino al general al mando. Y éste responde también de la conducta de sus hombres. Si cometen tropelías contra la población civil, no en unos pocos casos aislados sino como algo frecuente o generalizado, es el mando supremo quien asume la culpa. Lo mismo si fuera el caso de una conducta ejemplar de los vencedores hacia los vencidos: el mérito sería de los jefes. En un terreno personal, si a usted lo muerde un perro, no va a reclamarle al perro, sino a su dueño.
De la conducción de un país responde quien está al mando. De los resultados de un plan de supuesto combate a la delincuencia organizada, no vamos a pedirles cuentas a los delincuentes sino a las autoridades. Y sobre todo a quien está al frente del equipo. Con mayor razón le demandamos a éste la responsabilidad por los agravios que sufrimos por parte de entidades públicas bajo sus órdenes, que en lugar de vigilar nuestra seguridad constituyen factores de atropellos constantes a los ciudadanos: amenazas, detenciones injustas y arbitrarias, torturas, secuestros, desapariciones, asesinatos cometidos con la mayor impunidad. Y con justicia señalamos a la máxima autoridad como responsable de los hechos, puesto que a nuestras múltiples quejas y denuncias, frente a la demostración de los crímenes, nos responde con el desdén, la negación de los hechos y hasta con la criminalización de las víctimas.
El plan es suyo, la estrategia y la táctica son suyas, señor Calderón
Usted es el responsable total. No venga ahora a echarnos la culpa saliendo con la embajada al estilo gringo de que nosotros fuimos quienes le pedimos que metiera al país en su guerrita. Nadie se lo pidió, fue su iniciativa personal. Y aun si lo hubiéramos pedido, usted tendría que responder por los excesos. Pero en el presente caso le corresponde la totalidad de los derechos de autor respecto a la mencionada guerrita.
Su respuesta a la denuncia que un grupo de mexicanos presentó ante la Corte Penal Internacional (CPI) por la violencia brutal y desmedida en la que ha metido al país con las consecuencias visibles, evidencia una vez más su estatura como estadista. Voces cuerdas le piden tranquilizarse. No se responde con berrinches a la denuncia ciudadana. Su quehacer es público, señor, está sujeto a críticas. Los 23 mil firmantes de dicha denuncia hacen uso de su derecho en vista de la sordera manifestada reiteradamente por usted ante reclamaciones pacíficas acompañadas de toda clase de pruebas.
Nadie le pidió que nos metiera en esto, y en vista de los nefastos resultados, usted insiste en continuar con las mismas acciones a pesar de su fracaso. Es natural y perfectamente legal que tras casi cinco años de acudir a las autoridades mexicanas y a usted en persona sin conseguir que se haga justicia y cesen las agresiones a la población, los ciudadanos acudan a instancias internacionales para que se detenga la violencia. Usted no ha asesinado y torturado personalmente, lo ha hecho la gente bajo su mando. Pero además de cobijarlos bajo la impunidad, los crímenes y delitos contra personas inocentes continúan porque usted lo avala. Suya es la cuenta, señor Calderón. Usted es el responsable.
Para remachar
Y todavía pretende apretarnos más las tuercas equiparando la protesta cívica con el terrorismo. La conserjería jurídica de la Presidencia de la República metió mano en la reforma que se hizo en 2007 al Código Penal Federal para tipificar como actividad terrorista la presión a una autoridad para que obre en determinada forma. Y ahora busca ampliar en la criminalización de las protestas hasta cuando las presiones se hagan contra un particular (¡!). Más aún: la tipificación como acto terrorista incluye “algún acto contra la integridad física o la libertad de una persona internacionalmente protegida”. Léase agente gringo. Los amigous también merecen protección. El castigo por dicho delito va de seis a 40 años de prisión, y con la nueva propuesta sería de 15 a 40 años. Por fortuna los legisladores del PRD y del PRI se oponen a esta legislación fascistoide.
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