jueves, 10 de noviembre de 2011

Triste final el del hijo de miGral. Cárdenas

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Fuente:
¿Una coalición por la corrupción?
Jorge Canto Alcocer 

La congruencia es quizá la virtud más escasa entre los humanos, particularmente entre los políticos. Ahora el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas nos está dando una lamentable muestra de ello al unir su voz a varios de los hombres más perversos de un pútrido sistema político que se niega a morir, y que impulsan una absurda coalición cuyo único objetivo común pareciera impedir la transformación de México y condenar a nuestro país a un futuro peor.

Es indudable que Cárdenas no ha sabido atesorar el valioso legado de su apellido, la extraordinaria, congruente y patriótica trayectoria del Gral. Lázaro Cárdenas del Río, uno de los mayores mexicanos de nuestra historia. Tras décadas de una actuación zigzagueante, Cuauhtémoc parece haberse definido ya por los antivalores de los enemigos de México, y actuar con tozudez obsesiva contra la opción que para el pueblo representa Andrés Manuel López Obrador, el líder del movimiento de resistencia popular.


Ni Beltrones ni Labastida se han distinguido nunca, en sus muchos y provechosos cargos en el poder, por apoyar el desarrollo del país ni mucho menos su necesaria transformación. Desde las muy diversas e incluso antagónicas filas del PRI, ambos han militado en el ala conservadora, aquella que ha pactado con lo más reaccionario de la oligarquía, lo más intolerante de la ultraderecha y los enemigos de México. Por eso ninguna convocatoria amparada por estos nombres puede ser benéfica para los verdaderos intereses de la Nación.


Fernández de Cevallos es otra cosa. Corrupto, inmoral, deshonesto hasta decir basta, el recientemente secuestrado y sospechosamente liberado sin el menor daño abogado de las peores causas, enloda con su presencia cualquier reunión. Independientemente de sus prácticas mafiosas en el sucio ejercicio de su profesión, su cinismo en política no tiene parangón en nuestra historia reciente. Testaferro de Salinas durante su lamentable sexenio, títere del PRI precisamente para cerrarle el paso a Cárdenas en la elección de 1994, uno de los principales complotistas contra Andrés Manuel desde principios del desgobierno foxista y, sobre todo, durante la sucia campaña que culminó en el descarado fraude electoral que entronizó al espurio Calderón en 2006.


El paso dado por el Ing. Cárdenas Solórzano es grave, y cierra un ciclo de tenebrosas revelaciones sobre su comportamiento faccioso desde las históricas jornadas de julio y agosto de 1988, cuando se negó a encabezar un movimiento popular contra el fraude que impuso a Salinas, y que incluye la traidora entrevista con funcionarios de la embajada norteamericana para apuntalar la ilegal toma de posesión de Calderón.


Muchos son, desgraciadamente, los personajes de historias parecidas. Desde el arte, el español Luis Eduardo Aute los retrató con singular realismo en su canción “La Belleza”, cuando los califica de “… mercaderes, traficantes…” y expresa el sentimiento del revolucionario comprometido ante ellos: “… más que náusea dan tristeza…”.


Triste final de la historia política del hijo de Lázaro Cárdenas, un hombre que dio innegables y múltiples muestras de su congruencia y generosidad. A contracorriente de esos nauseabundos traficantes, el movimiento popular continúa en ascenso, aunque enfrente, como ya lo esperábamos, el peor de los fantasmas: la traición.  

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