lunes, 21 de noviembre de 2011

No que no se vaya Moreira q' acabe al PRI

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Moreira se va o ya se fue… ¿quién para coordinar al PRI?
Álvaro Cepeda Neri
Conjeturas


El socio de Elba Esther Gordillo, peón de Peña y cuña del priísmo antiguo que bloquea la opción renovadora del PRI que tiene en Beltrones su salida a la modernización política: el “bailarín” Humberto Moreira (le dan cuerda para bailar)… se va o ya se fue. En sínodo nocturno los peñistas decidieron deshacerse del ex desgobernador de Coahuila, donde estableció un cacicazgo familiar dejando a su hermano como nuevo desgobernador (y del que esperan ver de qué es capaz, ya que supera a su antecesor); se opuso a desenterrar a los 66 mineros sepultados y cuyos restos reclaman sus familias, en complicidad con el Grupo México de Germán Larrea (Slim, ya también se metió a la explotación minera); y la deuda pública que recibió de 300 millones de pesos del gobierno de la entidad, la dejó… ¡con 32 mil millones de pesos!

Peña y su pandilla se apropiaron del PRI y sus posiciones, al grado de imponerlo como su presidente. Pero, provocador, sólo atrajo animadversiones sobre el tricolor y Peña perdió puntos en las encuestas que se manda hacer a través de su empleado Liébano Sáenz. Moreira se resiste a que lo echen al agua (sin salvavidas), como un fardo del que deben deshacerse para impedir el hundimiento de la barca, pero tiene las horas contadas. Estorba en la causa electorera de Peña donde cunde el pánico, y éste, reunido con Salinas, Elba, Montiel, Chuayffet, Paco Rojas, Liébano en representación de Zedillo y otros del Grupo cerrado de Atlacomulco, acordaron que se vaya antes que siga minando las ambiciones presidenciales del candidato de Televisa.


Debieron esperar la elección de Michoacán y el 20 de noviembre, y para designar a otro presidente del PRI, han de llegar a un acuerdo con el ala beltronista. Los peñistas quieren a Murillo Káram, quien no pudo resolver la crisis de dirigencia en la ciudad de México, donde Beatriz Paredes se “destapa” este noviembre, para pelear la jefatura. O al ex desgobernador de Hidalgo, Osorio Chong, tan depredador como Moreira. Y los enloquecidos quieren a Chuayffet. Empero los priístas que buscan el cambio tienen una carta intachable: Pedro Joaquín Coldwell, quien con sus cualidades, coordinará al priísmo para reencauzar sus posibilidades de triunfo electoral sólo si el candidato es Manlio Fabio Beltrones, pues con Peña ya está escrito que ese PRI se estancó porque a diario los ciudadanos se enteran más de sus antecedentes.


Como diría el brillante e inteligente político ya fallecido Manuel Moreno Sánchez, militante del PRI hasta su renuncia, Moreira es “un presidente aparente”. Nunca fue de ayuda al peñismo. Y hoy estorba. Es necesario bajarlo del triunfalismo y hacerlo a un lado. Pero, si se equivocan al designar un sucesor que no sea Pedro Joaquín Coldwell, que el PRI, en la versión conservadora-reaccionaria de Peña y la renovadora de Beltrones, se despida de su regreso y haga su testamento porque habrán acabado sus días. Peña teme cambiar de caballo a la mitad del río, pero Moreira es un caballo enmulado. Y las mulas cuando se encaprichan no las mueven ni los latigazos ni Dios padre. No hay más que deshacerse de ellas… y de él.

cepedaneri@prodigy.net.mx 

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