¡¡Exijamos lo Imposible!!
Descomposición, común denominador
PRD, PAN, PRI...
PRD, PAN, PRI...
El chuchinero amarillo
Miguel Ángel Velázquez
Las elecciones internas
del PRD no sólo demostraron que ese partido, infiltrado de ambiciosos
sin ideología, está podrido y no sirve para la trasformación del país
que se propusieron los más importantes líderes que lo fundaron, sino que
el sistema de partidos que vivimos sólo da pie a la corrupción, y en
consecuencia, a una representación social esclavizada a los intereses
económicos que les permiten arribar al poder.
Hace algunos años, no muchos, aunque no se crea, cuando el debate se instalaba en la idea de hacer que el contribuyente mantuviera la vida de los partidos políticos, el argumento a favor esgrimía como fundamento que el dinero que se diera a los organismos políticos sería una
inversión en la democracia.
Quienes se manifestaban en contra consideraban que proporcionar fondos a los partidos políticos era abrir la puerta a la corrupción, que si en aquel momento ya existía, la medida terminaría por dar vida a un Leviatán que más tarde o temprano se revelaría en contra de la política. Tenían razón.
Lo que sucedió en el PRD no es cosa sólo del PRD. En mayor o menor medida pasa en todos los partidos. La elección interna en el Distrito Federal mostró que no hay nada qué ofrecer, en cuanto ideas, a la población o a la militancia, sino quién tiene más dinero para repartirlo en despensas, en materiales para la construcción, en becas o en cualquier otro beneficio que requiere el votante, cada vez más en la ruina por los gobiernos que ya una vez compraron su voto.
La elección en el Distrito Federal fue un chuchinero, que si se piensa bien hasta pudo haberse pactado entre las fuerzas en pugna. Manos libres para hacer cualquier tropelía podría haber sido el primer acuerdo; el segundo, no denunciar, oficialmente, ninguna de las trampas que ocurrieron. Con ese esquema, todo se vale. El triunfo será para el más tramposo, el que más dinero invierta en su negocio. Lo que no está permitido es hacer escándalo por el chuchinero. Silencio, fue el pacto para no dañar la imagen del partido. ¡Qué tal!
¿Quién ganó? No importa. El producto de todo esto es la
creciente crisis interna que vive cada instituto político. Si el triunfo
da la mano a los chuchos y bejaranos aliados en una perversa
convergencia, o si se declara ganador al bando que está del lado de
Marcelo Ebrard, es lo de menos; ninguno tiene como propuesta establecer
la diferencia.
Frente a ello, cada vez es mayor el número de personas que declaran no pertenecer a ningún partido, y lo peor, agregan que no votarían por ninguno de los organismos que estarán en las boletas el año próximo, y se tendría que hacer la reflexión, para estar seguros de qué se trata ese deslinde, si la organización construida por Andrés Manuel López Obrador, Morena, que no aparece en las encuestas, forma parte de ese grupo que se declara fuera de los partidos conocidos.
Tal vez nos llevemos una sorpresa.
Frente a ello, cada vez es mayor el número de personas que declaran no pertenecer a ningún partido, y lo peor, agregan que no votarían por ninguno de los organismos que estarán en las boletas el año próximo, y se tendría que hacer la reflexión, para estar seguros de qué se trata ese deslinde, si la organización construida por Andrés Manuel López Obrador, Morena, que no aparece en las encuestas, forma parte de ese grupo que se declara fuera de los partidos conocidos.
Tal vez nos llevemos una sorpresa.
De pasadita
La conversación se dio entre gente adulta, de más de 60 años, creemos. Era temprano y tenían los hilos en la mano.
No vaya a resultar ahora que en Michoacán suceda lo mismo que en Guatemala, decía uno, y el otro le respondía con cierta malicia:
Mira, allá votaron por un militar para tratar de protegerse de la delincuencia, sin darse cuenta de que el remedio seguramente será peor que la enfermedad. Aquí ya sabemos de qué tamaño es el mal, pero a lo mejor ni cuenta se dan. ¡Alabao!
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