domingo, 21 de agosto de 2011

Ya no se puede remediar el desastre total

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso:
Intentar lo imposible

21 de agosto de 2011

Falta menos de un año para las elecciones del 2012 y las encuestas marcan la caída libre del PAN en las preferencias electorales, así como la desaprobación creciente a la gestión presidencial. Más allá de la respuesta a los cuestionarios aplicados a una muestra, es evidente la molestia ciudadana por el desempleo, carestía, pobreza extrema, guerra inútil y costosa en vidas y dinero, atropello a derechos humanos y a las garantías individuales, insuficientes lugares en bachilleratos y universidades públicas, entre otras calamidades. Los ciudadanos no se expresan únicamente en encuestas, lo están haciendo también mediante la organización de movimientos sociales de distinto alcance.

Tal contexto desastroso quiere ser remediado mediante la publicidad política y la propaganda. El derroche de recursos en la televisión privada no les es suficiente, ahora despliegan profusión de spots y emisiones en las pantallas públicas. Al espacio que Canal Once ofrece desde hace años a los panegiristas del régimen en su calidad de conductores de mesas redondas o analistas, se suma Canal 22: el domingo 14, a las 20 horas difundió un programa especial, grabado, que se denominó Diálogo ciudadano. Su realización muestra la carencia de talentos en las filas del poder así como la desesperación por retenerlo.

Diálogo ciudadano es un montaje elemental: al centro Felipe Calderón, de pie con un micrófono en la mano para responder a las demandas que le hacen los asistentes al foro. Los participantes han sido escogidos de entre habitantes del país, incluyendo indígenas con trajes típicos. El conductor, Leonardo Curzio, da la palabra a personas entrenadas en plantear cuestiones que sirvan de base al despliegue de una demagogia sin ambages. El jefe del ejecutivo federal responde con giros coloquiales, frases hechas, explicaciones simplistas y escasa elocuencia. Su imagen, en lugar de mejorar se demerita. El formato es antiguo, pobre, sin atractivo visual. Ningún cuestionamiento o petición se sale de tono, es evidente que fue planeado y se ensayó antes de divulgarlo masivamente. La consecuencia es un programa plano, sin credibilidad.

Este tipo de emisiones son contraproducentes para el personaje que quiere obtener relieve o busca atraer simpatías, y también da al traste con la emisora que lo difunde. Canal 22 había mantenido hasta ahora cierta dignidad como canal cultural, pese a que se comercializó e incluye gran cantidad de mensajes del gobierno, pero éstos eran inserciones y no programas completos que alteran la carta programática, tanto en tiempo como en contenidos.

¿Tratarán ahora de doblegar a Canal 22 para hacerlo un canal electorero, igual que pretenden hacer con Canal Once? ¿No habrá quién lo defienda como una entidad autónoma, con calidad informativa y estética, audaz en la exploración de temáticas controversiales? ¿En dónde quedó “el defensor del televidente”, el código de ética, el perfil cultural?

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