El Despertar
Morena, una realidad aparte
En los comederos y bebederos capitalinos lo que cuenta son las especulaciones: ¿se dividirá el PRD? ¿Resistirá el PRI los misiles de Calderón? ¿Habrá un candidato presentable del PAN? Puros temas que pertenecen más bien al arte adivinatorio que a la política.
Mientras tanto, miles de grupos obradorista se articulan en todo el país sin que en los círculos de los expertos
surja no digamos la intención de investigar, ni siquiera curiosidad. Entre todas las variables
no parece importante el surgimiento de una poderosa organización, aunque en las cúpulas del PRI y del PAN sí hay preocupación. Espían obsesivamente cómo crece. La negación de Morena se debe al infinito desprecio de la gente ilustrada
y/o politizada
por los grupos de ciudadanos que alimentan a la nueva organización.
Un plan maestro decidido desde arriba y cumplido por los medios de masas, sobre todo la televisión, impone una versión en la que Morena aparece marginal, insignificante. México no será verdadera democracia hasta que los medios dejen de decir mentiras y calumnias.
A contrapelo de las manipulaciones una terrible realidad se impone: México se hunde en su decadencia y millones perciben instintivamente las tragedias que se aproximan. Incluso miles de los más favorecidos quisieran dejar el país.
En este escenario siniestro está surgiendo Morena. Me asombra su vitalidad. Asisto a los mítines cada vez más entusiastas y concurridos; acompaño a los brigadistas, constato la incorporación diaria de los ciudadanos y la organización de comités. Luego regreso a la capital y vuelvo al ambiente de los corrillos y los artículos de opinión: a las interminables especulaciones. No sé cuál de las dos realidades es la más real. ¿Cuál de ellas es una alucinación? Cuando veo que la gente empieza a despertar me pregunto si esta realidad no es demasiado buena para ser cierta. Cuando compruebo la superficialidad, la irresponsabilidad cortesana de las élites que toleran todo sin dejar de parlotear, me pregunto si no será demasiado malo para ser cierto.
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