martes, 30 de agosto de 2011

Peleando guerras que ni nos corresponden

¡¡Exijamos lo Imposible!!EnlaceCalderón y su narcoguerra

Escrutinio
Juan José Morales

En 2006, cuando Felipe Calderón ocupó la presidencia de la República, Estados Unidos tenía un problemaque no quería o no podía resolverde consumo de estupefacientes. Era un problema muy grande, pues grande era el consumo y grande en consecuencia la demanda, parte de la cual se satisfacía con mariguana cultivada en MéxicoEstados Unidos es ya desde hace tiempo gran productor de la hierba y con cocaína sudamericana que pasaba por territorio mexicano.

Era un problema ajeno a nuestro país, y a quien correspondía resolverlo era al gobierno de Washington, ya fuera combatiendo el narcotráfico en su territorio, ya fuera mediante campañas educativas para evitar el consumo de drogas, ya fuera legalizándolas como sugieren algunos. Al gobierno mexicano, en todo caso, tocaba impedir que de ser país de paso, nos convirtiéramos en país consumidor de narcóticos, como ya empezaba a ocurrir, y a ello debió concentrar esfuerzos y recursos.

Sin embargo, Calderónpor razones que sólo él sabe pero sobre las cuales puede especularse muchodecidió ser el adalid, el campeón justiciero que resolviera el problema a nuestros vecinos. ¿Cómo? Cortando los suministros. Así fue como, para impedir que la droga llegara al ávido mercado norteamericano, se embarcó en lo que primero llamó guerra y después lucha contra el narcotráfico, que terminó siendo tardía y modestamente rebautizada lucha por la seguridad.

Los resultados están a la vista, y no es necesario mencionarlos, pues son de todos conocidos y pan de todos los días. El traje de héroe le quedó grande a Calderón. No sólo en sentido literalrecuérdese aquella foto en que aparece, con facha de espantapájaros, ridículamente enfundado en un traje militar una o dos tallas más grande que la suya—, sino también en sentido figurado. Ni logró derrotar a los malos en México, ni detuvo el flujo de drogas hacia Estados Unidos, ni logró reducir un ápice el consumo en ese país. La cocaína, la mariguana y las drogas sintéticas siguen circulando a raudales en las ciudades norteamericanas, mientras en México lo único que circula a raudales son sangre, miedo y terror.

Me preguntoy creo que no es muy difícil imaginarlo cuál sería la situación sicomo diría mi tía Euforiaen vez de andar de acomedido ofreciéndose a resolverle el problema de la drogadicción al gobierno del país más poderoso de la Tierra, hubiera dejado que él lo resolvieradespués de todo, medios y recursos no le faltany en vez de derrochar estérilmente dinero, esfuerzos y vidas humanas en esa guerra contra el narcotráfico que ha ensangrentado y llenado de luto a México, se hubiera concentrado en evitar la proliferación del consumo en nuestro país. Por ejemplo, creando oportunidades de estudio o de trabajo para los cientos de miles de jóvenes desempleados que hoy nutren las filas de los sicarios.

Ahoraya muy tardíamente Calderón pontifica con una verdad de Perogrullo: que el problema del narcotráfico lo creó Estados Unidos con su insaciable demanda de estupefacientes y que la ola de violencia que nos ahoga es posible porque los norteamericanos venden a los criminales las armas que utilizan. Pero sigue empecinado en esa guerra que responde a los intereses de Estados Unidos pero se libra en suelo mexicano.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx

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