Masacre en Arizona, la comunicación del odio
Jenaro Villamil
www.jenarovillamil.wordpress.com
MÉXICO, D.F., 11 de enero (apro).- “Todas las sociedades tienen sus locos. Pero nosotros les damos las mejores armas”, afirmó en su blog el esposo de una de las 6 víctimas mortales del tiroteo protagonizado el sábado pasado por Jared Lee Loughner, un joven de 22 años que decidió aplicar de manera literal la recomendación de Sarah Palin, la reina del Tea Party, quien, en su página de Facebook, le puso precio a la cabeza de 19 congresistas demócratas, entre ellos Gabrielle Giffords, quien se encuentra gravemente herida.
Después de conocer las dimensiones de la masacre de Tucson, los padrinos intelectuales de esta ola de xenofobia, racismo y resentimiento social que precedieron a los acontecimientos de esa ciudad de Arizona, decidieron lavarse las manos.
Sarah Palin retiró de su página el polémico mapa donde pedía “recargar” el arma contra los congresistas enemigos. El republicano Rick Barber también quitó de su blog la referencia “Preparen sus armas” contra los enemigos de la ola neoconservadora del Tea Party. El canal Fox de televisión, firme aliado del Tea Party, insiste que Loughner no tiene ninguna relación con el movimiento iniciado en 2009.
Sin embargo, en la mayoría de los medios de Estados Unidos y en amplios círculos de las propias redes cibernéticas se ha generado un debate inevitable: ¿los blogs y mensajes de odio no tienen ninguna relación con los crímenes de odio como los cometidos por Lee Loughner? ¿Quién es más peligroso para Estados Unidos: un sitio como Wikileaks y su creador, Julian Assange, acusado de promotor de terrorismo, o los auténticos sembradores del terror y del estigma social?
A nadie ha pasado desapercibido que Arizona se ha convertido en el epicentro de una ola de polarización y de odio, a raíz de las medidas legales aprobadas por la gobernadora republicana Jan Brewer para detener a los inmigrantes indocumentados –la gran mayoría mexicanos-- por su simple apariencia física. Y que Giffords fue una firme opositora a estas medidas y por esta razón recibió muchas amenazas previas.
Tampoco es accidental que uno de los think tanks del pensamiento neoconservador que alimenta el Tea Party y otros movimientos es el Phoenix Institute de Arizona. En un extenso reportaje, publicado en El País el pasado 2 de enero, el reportero José Luis Barbería, advirtió que existe una mezcla de “masonería blanca” al estilo del Yunque mexicano y el extremismo ideológico del Phoenix Institute de Arizona en el surgimiento de distintos movimientos españoles de extrema derecha.
“En sus folletos propagandísticos, el Phoenix Institute pone el acento en que sus alumnos ‘suelen participar activamente en la vida política, económica, académica y social’. Como prueba, señalan que entre sus egresados mexicanos se contabilizan, al día de hoy, dirigentes de grandes partidos políticos, varios diputados federales, el representante de México ante el Consejo de Europa, prestigiosos profesores universitarios, importantes directivos del ámbito bancario y empresarial… Sus fundadores becan a adolescentes para que hagan determinados cursos en Estados Unidos y ya hay casos en que los padres muy conservadores se escandalizan a la vista de las ideas con que vuelven sus hijos”, escribe Barbería en su extenso reportaje.
El texto de El País revela que existe una misma línea ideológica entre el Phoenix Institute, defensor del modelo wasp (blanco, anglosajón y protestante) más conservador, con el rechazo de grupos de extremismo católico en España y México que rechazan el evolucionismo y tienen una amplia capacidad para utilizar las nuevas tecnologías digitales y los blogs para expresar sus ideas.
El “disparador solitario” de Tucson, Jared Lee Loughner, presumió en su propia página de Youtube su paso por varios institutos de Arizona, vinculados a ese movimiento neoconservador y presume así su condición de vengador blanco:
“Si me llamas terrorista, entonces el argumento para llamarme terrorista es ad hominem.” Y en el mismo tono del analfabetismo cívico que caracteriza a amplios grupos que forman parte del Tea Party, afirmó:
“La mayoría de los ciudadanos no leyó nunca la Constitución. NO tienes que aceptar las leyes federalistas. Pero lee la Constitución para saber todo de las actuales leyes traidoras. ¿Eres instruido oyente?”
La delgada frontera entre la tontería neoconservadora expresada en los blogs y el activismo de tintes cada vez más intolerantes de Sarah Palin, y sus seguidores y apoyos mediáticos, encontraron en la masacre de Tucson su punto de encuentro y la demostración más clara de hasta dónde pueden llegar.
“El odio, el rencor y la intolerancia se han vuelto ultrajantes. Creo que Arizona se ha convertido en una especie de capital: nos hemos convertido en la Meca del prejuicio y la intolerancia”, se quejó Clarence Dupnik, el comisario de Pima, al conocerse la masacre.
Desgraciadamente, Arizona y su clima de intolerancia no está muy lejos de México y de los movimientos semejantes que se aglutinan en nuestro país.
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