EDITORIAL
Jugando con fuego.
Siempre se ha dicho que a los traidores ni dios los quiere. Aunque desde tiempos inmemorables la Historia esté llena de ejemplos (el inmortal Leónidas es uno de ellos)
En el específico caso del señor Felipe Calderón, quien en un principio se apoyó en las Fuerzas Armadas de la Patria para no ser derrocado de la Presidencia a la que, tras sucias componendas, arribó literalmente por la puerta de atrás.
El que haya dejado con un palmo de narices al General Galván y al Almirante Saynez, y todo porque ahora se siente apoyado por los yanquis, es literalmente una traición; y está jugando con fuego.
Porque si bien es cierto que el sentir internacional es que los mexicanos no tenemos las agallas suficientes y necesarias para iniciar un cambio derrocando al usurpador dictadorzuelo.
Como dolorosamente nos lo hicieron ver desde la hermana República DEMOCRÁTICA de Bolivia, donde el alza de las gasolinas hizo que el Pueblo marchara por las calles con pancartas que le decía a Evo que no estaba en México (lo que fue sumamente penoso)
Es de recordarse que los Golpes de Estado generalmente los dan los militares; o con el apoyo de los mismos. Y ambos Secretarios (el del Ejército y el de la Marina) deben de estar muy molestos con las actitudes del michoacano.
Quien después de iniciar la insensata y no bien calculada guerra que ha costado decenas de miles de muertos, ahora los quiere dejar embarcados con la posibilidad, nada remota, de que la próxima administración los responsabilice de delitos de lesa humanidad; o algo por el estilo. Cuando lo único que hicieron es obedecer ordenes.
Cabiendo recordar las palabras de Erasmo de Róterdam, quien nos dijo claramente que “La guerra solo es dulce para quienes no la conocen”. Y visto está que ninguno de los citados participantes, sabía nada de ella.
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