¡¡Exijamos lo Imposible!!
Fracasó Calderón
* Para el gobierno de Estados Unidos, la violencia no controlada de los carteles del narcotráfico representa una amenaza para su seguridad nacional, por lo que el próximo lunes visitara México Hillary Clinton con la encomienda de evaluar y fortalecer la maltrecha estrategia contra el Crimen Organizado/ A pesar de la propaganda oficial, los carteles del narcotráfico se encuentranfortalecidos, con bienes extraordinarios intocados, con armas superiores a la de las fuerzas federales y con verdaderos ejércitos de asesinos que son un reto para cualquier fuerza de seguridad
MEXICO, D.F., 21 de enero (Lilia Arellano/Estado de los Estados).- Con la consigna de que la violencia de los cárteles de la droga en México es una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, Hilary Clinton, secretaria de Estado estadounidense, viene a México el próximo lunes para, oficialmente, evaluar y fortalecer la estrategia común al crimen organizado, con fundamento en el denominado Plan Mérida, con el que presuntamente se apoyaría con 1,300 millones de dólares a la guerra calderonista contra las bandas dedicadas al tráfico de estupefacientes, que registra a la fecha un saldo de más de 34 mil muertos en los últimos cuatro años.
En los hechos, la esposa del ex presidente Bill Clinton, quien se entrevistara con Patricia Espinosa, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en Guanajuato, viene a dejar en claro a la administración calderonista el riesgo que para su país representa la actividad no controlada de los cárteles del narcotráfico, quienes a pesar de la propaganda oficial se encuentran fortalecidos, con bienes extraordinarios intocados en esta administración, con armas superiores a las de las fuerzas federales y con verdaderos ejércitos de asesinos que son un reto para cualquier fuerza de seguridad.
Clinton viene a constatar la magnitud del fracaso del Plan Mérida, implementado desde el 2007, que ha sido un chasco total para los dos gobiernos, puesto que sus cuatro pilares fundamentales no se han alcanzado a más de cuatro años de implementado: no se han logrado desmantelar las redes del narcotráfico; no se ha fortalecido la capacidad de las instituciones mexicanas para promover el Estado de Derecho; no se ha logrado crear una frontera del Siglo XXI; y tampoco se han construido comunidades fuertes para reconstruir el tejido social. En todos sus propósitos fundamentales se ha fallado hasta el momento.
El Plan Mérida fue diseñado por la administración de George Bush para, oficialmente, combatir el flagelo del narcotráfico y sus diversas ramificaciones. Su concepción se hizo en el marco del ASPAN (Alianza para Prosperidad y Seguridad de América del Norte, es decir de Estados Unidos), y fue aprovechado por Felipe Calderón con propósitos puramente legitimadores, dado el insuficiente respaldo que obtuvo en las urnas en la elección presidencial. Sin ninguna estrategia ni preparación, el michoacano se colocó el disfraz de general y se lanzó a una “guerra” contra las organizaciones criminales de tráfico de estupefacientes, en las que ilegalmente inmiscuyó al Ejército y la Marina y creó una nueva policía de élite bajo el mando del Ejecutivo. Así Calderón adoptó la agenda de seguridad de Estados Unidos para legitimar las acciones que se llevan a cabo en México, de lucha contra el narcotráfico, y sacrificó la soberanía nacional, subordinándose totalmente al gobierno norteamericano.
La oposición de izquierda ha calificado el Plan Mérida como la guerra de Estados Unidos contra el narcotráfico fuera de su territorio, donde las víctimas superan más de 34 mil mexicanos, mientras que en territorio estadounidense no ha caído ninguno. Esta guerra ha representado un gran negocio para la industria armamentista de EU, que abastece a ambos bandos, es decir, las fuerzas institucionales de México y los cárteles de la droga.
Las ultimas noticias que la opinión pública de México tiene registradas sobre la actividad de Hillary Clinton en relación a nuestro país, no fue cuando se reunió en el pasado diciembre con Patricia Espinosa y el canciller de Canadá, en esta última nación, sino cuando señaló que los cárteles de la droga se comportaban cada vez más como una “insurgencia” en México, país que empezaba a parecerse a la Colombia de hace 20 años, declaraciones que tuvieron que ser matizadas por el propio presidente Barack Obama y otros funcionarios de su administración.
Sin embargo, ese propósito se había trazado desde varios años atrás. Para garantizar su amplio cinturón de seguridad, la administración de George Bush determinó que México se convirtiera en su policía “cazaterroristas”. En octubre de 2007, la propia Patricia Espinosa aceptó, ante el Senado de la República, que con el Plan Mérida “se trata de fortalecer nuestra capacidad para detectar terroristas”, que pretenden ingresar al país “para atacar a nuestros vecinos. Sería irresponsable no tomar eso en cuenta”.
Clinton, oficialmente según el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, revisará con Espinosa “todos los temas” de la agenda bilateral, entre los cuales la prioridad es fortalecer la “estrategia común” para combatir al crimen organizado, sin dejar de lado los asuntos económicos relacionados con la competitividad de Estados Unidos y México, la cooperación bilateral, y el seguimiento a los acuerdos alcanzados en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se realizó en Cancún en diciembre pasado, en materia de eficiencia energética y energía renovables.
De acuerdo con el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, en la entrevista del próximo lunes “no creo que el tema acá sea si la estabilidad de nuestra sociedad está en riesgo, pero ciertamente es una amenaza a la seguridad nacional”. En rueda de prensa, dijo que será “una oportunidad para evaluar en dónde estamos y continuar trabajando en nuestra estrategia común” para combatir al crimen organizado, sustentada en el “Plan Mérida”, a través del cual se llegó a un “nivel sin precedente de cooperación y colaboración”, pero también, sin duda, de un gran fracaso bilateral.
Así como para los mexicanos es un hecho irrebatible el fracaso de la “guerra” de Felipe Calderón contra los cárteles de la droga, o contra algunos de ellos, en Estados Unidos tampoco es una novedad el fracaso del Plan Mérida. Desde el año pasado, el subcomité de asuntos hemisféricos de la Cámara de Representantes evaluó la “dura y prolongada lucha“ contra los narcotraficantes, aunque no se atrevió a calificarla en ese momento como un “fracaso” de su estrategia, pero sí recomendó evaluarla y corregirla, lo que se hizo en los meses siguientes con tan mal tino que los resultados siguen siendo los mismos.
Y todos los días los hechos hablan de ese estrepitoso fracaso, materializado en primer lugar en un interminable baño de sangre: la Fiscalía General del Estado de Coahuila informó que localizó cinco fosas clandestinas sobre la carretera Torreón-Saltillo, en una finca conocida como “Rancho Las Marraneras”, así como la detención de cuatro sujetos y la liberación de seis personas… En Durango, un grupo de pistoleros asesinó al jefe de la policía del poblado de Canatlán… En Ciudad Juárez, Chihuahua, un enfrentamiento a balazos entre grupos rivales de delincuencia organizada concluyó con dos lesionados de gravedad y siete detenidos, entre ellos dos mujeres… En Monterrey, Nuevo León, un grupo de gatilleros disparó armas de grueso calibre contra el hotel donde se hospedan policías federales… La Procuraduría General de Justicia de San Luis Potosí reportó que cinco presuntos delincuentes murieron tras un enfrentamiento contra militares y policías federales, en la carretera 57 México-Laredo, a la altura del poblado El Huizache… En el municipio de Nezahualcóyotl, a pesar de que es patrullado por el Ejército mexicano, dos jóvenes fueron ejecutados a balazos en la colonia México… Y la cuenta sigue… ¿Hasta cuándo?
MIGRANTES INERMES
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