¡¡Exijamos lo Imposible!!
Los hijos de puta de Juárez...
Juan Pablo Becerra Acosta
25 octubre 2010
jpbecerracostam@prodigy.net.mx
Cuando fui enviado a reportear a Ciudad Juárez, en febrero pasado, luego de la matanza de 15 jóvenes en Villas de Salvarcar, llegué al domicilio donde ocurrió la masacre, empujé la puerta, ésta cedió, y entré. Los sicarios literalmente se habían metido hasta la cocina de la casa donde varios lepes tenían una fiestecita: los muros ensangrentados de una especie de desayunador estaban perforados por proyectiles de balas. Incluso hallé una botella de licor en el suelo con manchas hemáticas. Los asesinos no habían tenido piedad: habían acorralado a los chavos y los habían ejecutado. “Hijos de puta”, pensé…
Ocho meses después observo las fotografías de una nueva matanza, ahora ocurrida la noche de viernes a sábado en la colonia Horizontes del Sur, sitio cercano a Salvarcar, zona igualmente de casas modestas, de gente humilde. Y otra vez hallo el terror: manchas de sangre joven en el piso del patio de una casa, en paredes, en sillas. Perforaciones producidas por balas (70 casquillos) de R-15 y AK-47. Observo fotos y videos de los amigos y familiares de los menores y jóvenes adultos acribillados, y veo lo mismo que encontré en el novenario de uno de aquellos menores de Salvarcar: desesperación, pánico. Examino el rostro tumefacto de un ejecutado, una cara muy joven, de un ser que no tendría por qué yacer ahí, en un ataúd, y escucho los llantos de sus amigos igualmente jovencitos, que tampoco deberían estar en el funeral de un adolescente masacrado.
Luego leo: Claudia, 13 años; Daniela, 16; Daniel, 17; Luis Alberto, 17; Óscar, 18; Gabriela, 19; Sotero, 19; Luis, 20; Ismael, 22; Marina, 30… Son los nombre de los ejecutados (cuatro más, dos mujeres y dos varones, no han sido identificados). Nombres de luto. Nombres de muertos que avergüenzan. Que indignan. Nombres que ilustran la ignominia.
Todo esto no tendría por qué suceder así allá, pero en Juárez ocurre de esa manera: los sicarios se aferran a esa ciudad, tal como la ineficacia para brindar seguridad es ya idiosincrasia de los gobiernos municipal, estatal y federal (PRI, PAN, es lo mismo quién ostente el poder, como ocurre con el PRD en otras zonas). Da igual si los matones iban por un tal Mouse o Ratón: los gobiernos son incapaces de cuidar a alguien.
Juárez está jodida con sus psicópatas que ejecutan sin piedad, y los juarenses están jodidos con un Estado, el mexicano, que ahí, en ese infierno, no sirve para un carajo. Al menos no para cumplir con su principal obligación: garantizar la seguridad, la paz de los ciudadanos.
Gracias a los ineptos, los hijos de puta siguen en Juárez, donde la muerte violenta se aferra a permanecer con absoluta impunidad…
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