Josefina, la incongruente
MÉXICO, D.F. (apro).- La candidata del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, se ha ufanado verbalmente, antes y durante su campaña, de ser una mujer honesta y de tener un compromiso radical con la transparencia, pero oculta a los mexicanos que pretende gobernar una información clave para confiar en ella: Su patrimonio personal y familiar.
Sencillamente no le da la gana decirles a los mexicanos cuál es su fortuna y porque, como me dijo hoy su coordinador de campaña, Roberto Gil Zuarth, ya presentó su declaración patrimonial ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) y la Auditoría Superior de la Federación (ASF) cuando fue secretaria y diputada federal, porque ante esas “instancias existe obligación de presentarla”.
–¿Qué oculta?
–No, no oculta absolutamente nada. Lo único que no se le puede achacar a Josefina es algún acto de corrupción o algún pasado de deshonestidad. Es la única candidata limpia en este país y eso es absolutamente cierto.
–¿Y por qué no hace público su patrimonio?
–Insisto, ella ha presentado las declaraciones patrimoniales ante la instancia correspondiente.
Se equivoca Gil Zuarth, uno de los nuevos ricos del PAN –como lo acredita su vertiginoso ascenso en el sexenio de Felipe Calderón–, porque no basta con que los servidores públicos se ufanen que son honestos y ya, sino que la sociedad tiene derecho a saber si los emolumentos que han devengado se corresponden con su patrimonio y nivel de vida.
Miembros del IPADE, el instituto formador de empresarios del Opus Dei, han dicho que Vázquez Mota y su familia poseen más de 200 negocios de pinturas Comex en todo el país, lo cual, de ser cierto, es absolutamente legítimo si lo consiguió con trabajo y no traficando con influencias.
El marido de Vázquez Mota, Sergio Ocampo, trabaja en Gruma, el consorcio de Roberto González Barrera –uno de quienes la han apoyado financieramente–, y seguramente juntos han forjado un patrimonio. Nomás faltaba que no.
Al inicio de la campaña le pregunté a Alberto Pérez Cuevas, mano derecha de Vázquez Mota en la Cámara de Diputados, si la candidata haría público su patrimonio y me adelantó que sí lo haría, porque no tiene fortuna, salvo su residencia de Tecamachalco, en el Estado de México, y su casa de campo, también en esa entidad, en Jajalpan.
¿Por qué cambió de opinión o, más aún, por qué jamás estuvo dispuesta a revelar su patrimonio? La respuesta es sencilla: Porque algo oculta o, por lo menos, porque es una política incongruente y no es de fiar.
También desde el indicio de su campaña, que no ha dejado de ser un caos, la única garantía de aplauso para Vázquez Mota ante los auditorios es prometer que despojará del fuero “a toda la clase política”, pero jamás presentó como diputada federal una iniciativa en este sentido.
¿Por qué no lo hizo, siendo no sólo diputada federal, sino coordinadora de su grupo parlamentario? Eso es lo que debe responder Vázquez Mota. ¿Por qué confiar en que ahora sí va a cumplir algo que no fue capaz ni siquiera de intentar cuando pudo? Otra vez la incongruencia.
La candidata de la derecha afirma, también, estar en contra de la guerra sucia y la aniquilación de algún contendiente, pero se coloca al frente al discurso y la acción que divide y confronta a la sociedad.
Asegura que en el PAN no compra votos ni se usan los cargos públicos y directivos para ganar elecciones, pero los miles de quejas y juicios promovidos ante la comisión Nacional de Elecciones de ese partido y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) acreditan que el tráfico de la pobreza y el uso de recursos de oscuro origen son lo único que garantiza el triunfo.
¿Por qué Josefina Vázquez Mota dice una cosa y hace otra? Sí, es una mujer cuyo sello es la incongruencia, capaz de lo que sea. Ya lo dijo: “Para ganar estoy dispuesta a todo”.
Que nadie se sorprenda…
Apuntes
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
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