jueves, 15 de diciembre de 2011

Nadie sabe nadie supo de 30 mil millones

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
“Moreira, amigo (de Elba), llevas al PRI al des-peña-dero”



Acababan los días del “profe” Humberto Moreira (el de los anuncios por televisión, donde agrandan más su carota con su dentadura de lobo feroz, sobre la Caperucita Roja de los más de 30 mil millones de pesos que deben pagar los coahuilenses), o los del peñapriísmo estaban contados, ya que al desprestigio que endosó a ese partido más que sexagenario de cuyos 66 años por cumplir, estuvo en el poder presidencial 54 (mientras el Partido Acción Nacional a duras penas lleva casi 12), puede cambiar su destino inmediato (si es que la política siempre es presente) con nuevos descalabros en vísperas electorales.
Moreira, expresidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por obra y gracia de Enrique Peña Nieto (quien también contribuye con errores garrafales a su causa), puede hundir a ese partido, ya que lo que más irrita a la población es la corrupción e impunidad que Moreira arrastra como desgobernador de Coahuila.
La deuda pública coahuilense era de 300 millones de pesos, antes de Moreira. Ahora es de más de 30 mil millones, y hasta con documentación falsa (como demuestran los recibos e información, en el periódico Reforma), exhibe un botín donde metieron las manos los dos Moreira y el sustituto.
El PRI o los PRI: el de Manlio Fabio Beltrones y el de Peña, resisten la crisis de ese manoteo, donde los involucrados se embolsaron dinero público, pues hasta el momento no hay pruebas de que los 30 mil millones de pesos se hayan utilizado para obras en la entidad. Fueron pillados en la maniobra de corrupción porque Ernesto Cordero, como secretario de Hacienda y Crédito Público, entregó esa cantidad y Felipe Calderón, los que sabían del asunto, esperaron para dar el golpe que ha puesto en jaque al PRI.
A Moreira lo pusieron en ese partido, por un acuerdo mafioso de Elba Esther Gordillo y Peña Nieto, con testigos de deshonor: Carlos Salinas de Gortari, Emilio Chuayffet, Francisco Rojas, Arturo Montiel y el resto del Grupo de Atlacomulco. Y como Moreira se creía intocable, no le dio importancia a los 30 mil millones de pesos. No contaron con que Calderón-Cordero esperaban el momento para la puñalada. Ahora Moreira, en la cuerda floja, se tuvo que ir o el PRI se iba al des-peña-dero.
En el actual desprecio por los partidos y que postulan a lo peor de sus aspirantes, cualquier tropiezo puede provocar que los votantes no ejerzan su derecho y obligación de sufragar y opten por el abstencionismo que, en las últimas elecciones, ha adquirido popularidad.
La corrupción de Moreira y la impunidad que prevalece para no fincar responsabilidades a los de “arriba”, como el que ya en los cargos públicos no cumplan con sus compromisos electorales, hace que ir a votar carezca de motivación. Y sin votos la democracia cancela su punto de partida.
Moreira fue destituido y si el PRI quiere empezar a mostrar su renovación debe de echar por la borda a todos sus Moreira o se des-peña-rá al cuarto para las doce. Varios lectores están en desacuerdo, critican y descalifican que entre Beltrones o Peña se postule el sonorense; pero éste no está vinculado con el peñismo ni el moreirismo que representan lo peor de uno de los dos PRI.
*Periodista

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