Daños colaterales
¿Leer o no leer?
Sanjuana Martínez
La cuestión es: ¿leer o no leer?… ¿Es importante y necesario que el próximo Presidente de México lea libros?
La respuesta es afirmativa, a pesar de que algunos pseudo
periodistas merolicos e intelectuales orgánicos se dediquen a defender a
Enrique Peña Nieto y justifiquen su falta de cultura y su nulo gusto
por la lectura mostrado ante la pregunta histórica sobre los tres libros
que han marcado su vida y cuya respuesta del precandidato priísta fue
suficientemente reveladora para comprender que jamás en su vida un libro
ha dejado huella fundamental como para que recuerde con exactitud su
título y su autor.
El esperpento de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara es trascendental, no sólo porque refleja el nivel ínfimo de
lectura del político, sino también su pésimo equipo de campaña que a
pesar de saber que iba a un acto cultural relacionado con los libros y
la cultura no le dieron una acordeón para afrontar la pregunta más
obvia.
El video de la respuesta de Peña Nieto no tiene desperdicio y pasará a
los anales de la historia porque muestra el analfabetismo funcional de
una buena parte de los políticos mexicanos.
¿Cómo se puede tener un puesto de representación popular y no leer
libros?… Ahora entiendo la misoginia de Peña Nieto, su desprecio por
asuntos tan importantes como los feminicidios, la sospecha sobre la
muerte de su esposa, las mujeres violadas de Atenco, el corrupto Grupo
Atlacomulco, su mentor Arturo Montiel y tantas otros asuntos en los que
ha participado directa o indirectamente de manera indigna @EPN.
La respuesta del precandidato priísta sobre los tres libros de su
vida, demuestra además, ignorancia y nula preparación intelectual,
desprecio por la cultura, falta de inteligencia, mínima preparación
educativa, y lo que es peor: un desconocimiento total de los escritores
mexicanos y sus obras.
Sería bueno medir el Cociente Intelectual de cada candidato. El IQ,
por sus siglas en inglés, es una puntuación lograda a través de test
estandarizados diseñados especialmente para medir la inteligencia de las
personas. ¿Qué nivel de IQ tendrá Peña Nieto después de su reveladora
respuesta sobre su limitado acervo literario?
Lo dijo Jorge Luis Borges: “uno no es por lo que escribe, sino por lo
que ha leído”. Bajo esta premisa ¿quién es Enrique Peña Nieto si sus
lecturas se limitan a la Biblia a medias, La silla del Águila de Carlos Fuentes, Siglo de Caudillos de Enrique Krauze y la trilogía de Jeffrey Archer?…
Lo más grave del mensaje de @EPN en su penosa respuesta, es que
confirma que el nivel de la educación mexicana, que ha caído en picada
gracias a la alianza de la SEP y la corrupta líder sindical Elba Esther
Gordillo, no es necesario a la hora de querer aspirar a un puesto de
representación popular. El mensaje está claro: para ser Presidente no se
necesita leer libros, ni textos de historia de México, ni volúmenes
religiosos completos. Basta con estar bien conectado, tener palancas,
ser servil hacia los poderosos que mueven los hilos del sistema político
mexicano (Carlos Salinas de Gortari) y casarte con una actriz de
telenovela.
El marketing del producto @EPN entregado por Televisa a los mexicanos
para que voten por él para Presidente, será muy deficiente después de
su lamentable respuesta intelectual. Ahora, será muy difícil revertir la
imagen negativa que nos ha dejado Peña Nieto. Será casi imposible que
los ciudadanos borren su patética reacción, su nerviosismo, sus
balbuceos y equivocaciones.
Para Gustave Flaubert la lectura era consustancial al ser humano y
decía: “¡Hay tantas maneras de leer, y hace falta tanto talento para
leer bien!”. No basta con decir que se lee a medias, que se olvida el
título, que no se recuerda el autor de un libro; es necesario aprender a
ser buen lector de principio a fin. La capacidad de retención está
intrínsecamente ligada a la inteligencia humana. Porque como bien dijo
Thomas Hardy: “Si no puedes leer con placer, no puedes leer con
beneficio”.
La torpeza de la respuesta de Peña Nieto sirve para reflejar los
hábitos de lectura de un pueblo: el 70 por ciento de los mexicanos no
lee, es decir, sólo se lee medio libro por habitante al año.
El fomento a la lectura es la gran asignatura del Estado. No se ha
logrado y no se logrará con políticos que desprecien tal sabiduría, ni
con precandidatos como @EPN que revelan con asombrosa parsimonia su nulo
hábito de lectura.
Algunos aplaudidores profesionales de Peña Nieto que pasan como
periodistas o intelectuales, disculpan su ignorancia y argumentan que no
se necesita leer para ser Presidente.
Considero que se equivocan. La lectura es un requisito indispensable
para llegar a tal puesto. Es obvio que no se puede pedir erudición a la
clase política mexicana, pero es necesario que los mexicanos empecemos a
exigir un mínimo de nivel cultural. Después de Vicente Fox, el listón
para ser Presidente quedó tan bajo que hasta Peña Nieto quiere llegar a
la “silla del Águila” con una escasa cultura literaria.
Estoy segura que los que leen libros, pensarán dos veces su decisión a
la hora de votar por un candidato a la presidencia las próximas
elecciones. Como dice el escritor español Antonio Muñoz Molina: “leer es
el último acto soberano que nos queda”.
Hay que revelarnos leyendo. Fomentar más escuelas en lugar de campos
militares; exigir más libros en lugar de balas; menos cuernos de chivos y
más bibliotecas públicas.
Mientras más leamos, será más difícil que algunos políticos nos
embauquen en su verborrea propagandística. La lectura es el antídoto
contra la ignorancia, el filtro para combatir la demagogia electoral, la
fórmula para aprender a distinguir a un ignorante y un ser inteligente.
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