Regreso al Pasado
Alfonso Zárate
Ya vinieron los votantes los trajeron en camión les dieron pa’ su
sombrero también pulque y un tostón. Silencio pollos pelones, ya les van a
echar su maíz
Emilio Carballido
Quizás la primera imagen que viene a la mente después de observar las
formas, los personajes y los contenidos que acompañaron la ceremonia de
registro de Enrique Peña Nieto, sea la del célebre cuento de Augusto
Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. ¿Formas?, las de siempre, los usos y costumbres del partidazo: el
acarreo, las tortas, las playeras, las matracas, las ofertas fantasiosas
de millones de votos, la cargada…
Los contenidos del discurso se ajustaron a la liturgia priísta. El
largo saludo (y el respaldo) al presidente del partido, Humberto
Moreira, a la gobernadora y a los gobernadores, a los legisladores y a
tantos otros distinguidos priístas… Para Peña Nieto, las voces y los
gritos de los petroleros, de los cenecistas, de los cetemistas, de las
organizaciones populares, “son las voces de la nueva esperanza de México.
Entre los protagonistas -las fuerzas vivas” del PRI ubicadas en los
templetes— destacan dos: Joaquín Gamboa Pascoe, secretario general
“sustituto” de la CTM (sustituyó al Güero Rodríguez Alcaine quien, a su
vez, sustituyó a don Fidel Velázquez), y el honorable Arturo Montiel,
vistiendo un traje “gris rata”, como lo describió en su crónica Roberto
Zamarripa, convertido en “el padrino del novio”. Después de todos sus
excesos, Montiel puede reaparecer en los escenarios priístas —antes lo
hizo en la ceremonia que se organizó después de la toma de posesión de
Eruviel Ávila— porque las autoridades responsables de investigarlo no
encontraron nada anómalo (¿no se dice que la justicia es ciega?) y hoy
es testigo de la historia: ante sus ojos ve concretarse, o casi, el
destino que proyectó para su hechura: el Golden Boy, que parece
encaminarse sin obstáculos hacia La Silla del Águila.
Figuras y figurines congregados en la explanada del PRI, exudando
poder, radiantes, eufóricos. Los más felices fueron los mexiquenses
—herederos del “inexistente” Grupo Atlacomulco— con cara de “¡Ya
chingamos!” Hace seis años se les frustró la Presidencia con Arturo
Montiel —abatido por “fuego amigo”—, pero ahora lucen imparables.
“Gracias al PRI”, recuerda Peña, “México pasó de un régimen de
caudillos a un país de instituciones”. Gracias a la alternancia en la
Presidencia, agregaría este escribidor: el PRI volvió a sus orígenes y
es hoy la confederación de caciques, como describió Luis Javier Garrido
al PNR en su clásico El Partido de la Revolución Institucionalizada.
Peña Nieto acierta cuando dice que hoy en México hay miedo, zozobra,
desánimo, pero no estoy seguro de que, como también afirmó, “hay una
fuerza creciente, optimista y segura de que vienen tiempos mejores”.
Para el futuro candidato, el PRI tiene el respaldo de la mayoría de los
mexicanos “porque es el partido que gobierna mejor, el que da
resultados y el que sí cumple”. Pero el balance es disparejo, baste ver
los niveles de delincuencia común en los estados gobernados por
priístas, los índices de desarrollo humano y los niveles de
endeudamiento de los últimos años. Un solo ejemplo: “Coahuila de los
Moreira”, donde Humberto sí cumplió: “lo prometido es deuda”… una deuda
que es una carga muy pesada para varias generaciones de coahuilenses.
Peña Nieto asumió tres compromisos: primero, cuidar en todo momento la
unidad del partido “propiciando la inclusión y amplia participación de
todo el priísmo”. Será importante que lo logre, sin embargo, lo que se
ha visto hasta ahora es el agandaye del grupo mexiquense, como ocurre en
la Cámara de Diputados.
Su segundo compromiso es privilegiar las ideas, propuestas y
compromisos; y el tercero: “hacer que las causas de México sean las
causas del PRI”. Ya veremos si honra sus compromisos.
Hoy, por fortuna, tenemos una ciudadanía más alerta y más crítica y ni
al PRI ni a algún partido le alcanza su voto “duro” para ganar,
requieren mover a los indecisos, a los apáticos, a los escépticos. Los
sectores más conscientes de la ciudadanía deben exigirles a los tres
candidatos que disputen la Presidencia una definición clara y un
compromiso sin dobleces con los temas mayores de la agenda ciudadana:
crecimiento económico con empleo, seguridad pública, combate a la
impunidad…
@alfonsozarate
Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario
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